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Revista de Folklore número

212



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LA ANTIGUA FIESTA INFANTIL DEL “OBISPILLO” EN BURGOS

VALDIVIELSO ARCE, Jaime L.

Publicado en el año 1998 en la Revista de Folklore número 212 - sumario >



Se viene observando en los últimos años que el día de los Santos Inocentes, 28 de diciembre, se está tratando por parte de diversas asociaciones burgalesas relacionadas con el folklore, de revitalizar, recuperar o hacer surgir una costumbre que en otro tiempo tuvo una gran pujanza y estuvo muy arraigada en Burgos. Se trata de la fiesta infantil que era característica de ese día de Inocentes, llamada "fiesta del Obispillo".

Tiene gran mérito este intento de rescatar esta costumbre, pues la inmensa mayoría de los burgaleses actuales no la han conocido y apenas tienen noticia de que se haya practicado en la catedral burgalesa. Apoyo y aplauso merecen quienes año tras año en esa fecha quieren volver a celebrar esta fiesta infantil intentando que cale en el público y que tenga el éxito que tuvo en otros tiempos quizás ya demasiado lejanos.

De todas las fiestas de España -dice Julio Caro Baroja- que se han relacionado con las Saturnales, la más conocida es la del "Obispillo" (I).

Tradicionalmente el día 6 de diciembre, festividad de San Nicolás de Mira, obispo que desde España viaja a Holanda para distribuir sus regalos, personaje navideño y del que por corrupción de su nombre latino Sanctus Nicolaus proviene Santa Claus, se empezaba a celebrar entre los estudiantes la fiesta del "obispillo". En las escolanías de muchas catedrales, entre los niños de coro que habitualmente asistían a las ceremonias de los templos catedralicios para cantar en ellas, se celebraba tradicionalmente esta fiesta el día 28 del mismo mes, día de los Santos Inocentes.

Julio Caro Baroja aporta inmensos testimonios sobre todas las fiestas de este tipo que celebraban los estudiantes y los muchachos cantores y que por el carácter propio de estos muchachos y jóvenes y por la índole festiva del tiempo de Navidad en que tenían lugar fueron adquiriendo mucha popularidad las travesuras y desmanes que se cometían y como consecuencia de ello la fiesta fue objeto de muchas prohibiciones y restricciones desde la Edad Media (2).

No obstante las prohibiciones y restricciones, esta simpática fiesta y costumbre ha perdurado hasta la época contemporánea en muchos lugares en los que estuvo arraigada.

El folklorista catalán de fines del siglo pasado, Bosch de la Trinxeira (3), indica que en muchos pueblos de la falda del Pirineo se elegía aún al Obispillo de San Nicolás. Un muchacho con mitra de papel dorado y plateado, acompañado por otros muchachos con mitras de papel blanco corriente iban haciendo cuestación de casa en casa, cantando una canción especial. La gente les echaba nueces y avellanas que los muchachos recogían en la casulla del obispo. Existen en el folklore numerosísimos testimonios de esta fiesta del "obispillo de San Nicolás".

EL OBISPILLO DE INOCENTES

El padre La Canal, en su estudio sobre la iglesia de Gerona, indica, por ejemplo, que en 1475 se propuso la abolición de la fiesta por Don Andrés Alfonsuelo, pero esta proposición no tuvo efecto. El 23 de diciembre de 1541, Don Juan Margarit II limitó las libertades de la misma, permitiéndola sólo a los niños y advirtiendo a los beneficiados "no tiren harina, ni tierra, ni ceniza, ni otras inmundicias, ni se hagan caer los unos a los otros, ni traigan al obispito danzando por la iglesia" (4).

Esto de arrojar harina, ceniza,etc., se relaciona probablemente con el lanzamiento de sustancias iguales en las mascaradas de invierno, en general y con el que se hace durante los carnavales.

El "obispillo" catedralicio, que solía ser el más joven de los niños cantores, parodiando al obispo verdadero, subía al coro con sus compañeros que hacían el papel de canónigos, rezaba burlescamente y cometía otras chocarrerías en imitación del prelado. Multaba a los capitulares y con el importe de las multas, al concluir la fiesta, tenían una cena. Aunque siempre pareció esto muy indecente a los teólogos, la costumbre subsistió (5).

En 1512, según Don Pedro de Madrazo, el obispo de Sevilla, Deza, reformó en su catedral la fiesta, pues la caída del cimborrio de ella acaeció precisamente el día de los Inocentes, y no faltó quien creyera que era una señal del disgusto de Dios por las profanaciones que se cometían en los templos por el "obispillo" y sus compinches (6).

La fiesta reformada duró hasta 1563 en que se suprimió del todo dentro de la catedral, aun cuando fuera de ella los estudiantes la siguieron practicando (7).

En 1612 fue terminantemente prohibida, bajo pena de diez días de cárcel al "obispillo" y otras sanciones. Pero a pesar de todo, se sabe que en 1641, a 5 de diciembre, los estudiantes del colegio catedralicio de San Miguel y de la Universidad de Maese Rodrigo eligieron uno ("obispillo") en la persona de Esteban Dongo, hijo de un genovés rico, y tantos alborotos y pendencias causaron que hubo su correspondiente proceso, con lo que quedó suprimida: los padres de los muchachos fueron multados y algunos de ellos presos (8).

En el concilio provincial de Toledo, que tuvo lugar en 1565-1566, en la sesión segunda se redactó un canon, el nº XXI, en el que se manda que "no haya "obispillos" en las iglesias, ni regocijo profano el día de los Inocentes, sobre todo, pero tampoco en ninguna otra ocasión " (9).

No sería difícil encontrar muchos más textos prohibitivos de esta clase que demuestran la expansión de la fiesta en los siglos XV y XVI. Pero un amontonamiento de ellos no aclararía más el concepto que tenemos ya de las atribuciones y privilegios del "obispillo" (10).

LA FIESTA DEL “BISBETO” EN MONTSERRAT

Lo que sí resulta curioso es señalar que la fiesta del “obispillo” ha subsistido también de una forma oficial en Montserrat, el famoso monasterio catalán y a ella ha dedicado un estudio especial el folklorista Don Rosendo Serra i Pagés, en el que analiza también los orígenes de dicha fiesta (11).

FIESTAS SIMILARES EN OTROS PAISES y SU DIVERSA INTERPRETACION

Esta licencia eclesiástica tiene o tuvo en Francia, así como en diversas partes del centro de Europa, sus equivalentes y puede relacionarse con la elección del llamado obispo de los locos, abad de los locos, etc., personajes sobre los que hay una literatura abundantísima (12). A veces se confundían con fiestas, como la llamada "del asno", en las que la irreverencia alcanzaba sus mayores límites (13) y en que se celebraban misas burlescas; así ocurría en pueblos de Cataluña -Cherta y Gosol- en los que el día de Inocentes eran los chicos los encargados de ella aún hacia 1850 (14).

Las prohibiciones comienzan en una fecha bastante remota de la Edad Media, pero puede decirse que éstas alternan con rituales catedralicios, etc., en los que se establece cómo han de llevarse a cabo las intervenciones de los obispillos. Autores medievales muy antiguos ya relacionaban las libertades de diciembre en los templos con las propias de los paganos (15). y Fray Bartolomé de las Casas no vacila en considerar la fiesta del "obispillo" como un vestigio de las Saturnales, en un capítulo de su Apologética historia de las Indias, de erudición bastante rigurosa (16).

Después de ver someramente el estado de la cuestión sobre esta fiesta de manera general vamos a centrar el tema en la figura del "obispillo" y su fiesta en Burgos.

Juan Albarellos en su obra Efemérides Burgalesas habla de ambas cosas, dándonos testimonios muy importantes sobre su arraigo en Burgos. Dice lo siguiente:

"La costumbre de dar bromas el día de los Santos Inocentes es muy antigua y estaba en otros tiempos más arraigada que en nuestros días. Como muestra de las inocentadas que se usaban en el siglo XV, al propio tiempo que como testimonio de sencillez de costumbres de nuestros antepasados, recordamos hoy un hecho curioso acaecido en el año 1454.

Todos los años, el día de San Nicolás de Bari, solía reunirse el Cabildo Catedral para elegir a uno de los niños de coro, el cual desde aquel momento quedaba nombrado obispillo, y por ser elegido en dicho día se le llamaba el obispillo de San Nicolás. El objeto de este nombramiento era preparar la inocentada que según tradicional costumbre tenía lugar el día 28 (de diciembre), fecha en la cual, revestido de obispillo con hábitos episcopales y montado en soberbia mula, llevando a los lados a varias dignidades y canónigos de la Catedral, recorría las calles de la ciudad, repartiendo bendiciones, entre la algaraza y regocijo de las gentes.

Tan antigua y popular debía ser esta costumbre que el Cabildo era muy riguroso en cumplir todos los pormenores con ella relacionados, no tolerando la menor falta que se cometiera contra el obispillo, como lo prueba lo ocurrido en el año citado 1454.

Parece que los comendadores del Hospital del Rey, agradecidos en un principio a la atención de ir visitándolos, solían recibir al obispillo con toda solemnidad y obsequiarle, lo mismo que a su comitiva, con frutas, dulces y vinos generosos, pero ese año y el anterior no recibieron con la debida cortesía al mencionado "personaje", lo que indignó tanto a las dignidades y canónigos que le acompañaban, que tomando el desaire como hecho a su alta representación, acordaron no consentir tal ofensa y reclamar la observancia de aquella costumbre.

Consecuencia de esto fue un pleito entablado por el Cabildo Catedral, en el que, después de varias incidencias que no hacen al caso, el Abad de Cardeña dictó, con fecha 17 de Julio de 1456, una curiosísima sentencia que contiene, entre otras declaraciones, las siguientes:

...que debemos condenar e condenamos, e mandar e mandamos al dicho Comendador e freires del dicho Hospital que agora son e serán de aquí adelante por tiempo perpetuamente que cada e quando en cada un año de los venideros por siempre jamás que el obispo de Sant Nicolás que fuese elegido en la dicha iglesia de Burgos e las dignidades e canónigos della e personas otras que le acompañaren fueren al dicho hospital por el dicho día e fiesta de los Inocentes... resciban honrosa y decentemente en él al dicho obispo assy elegido de cada año en la dicha iglesia de Burgos, e a las dichas dignidades e canónigos e personas otras que fueren con él e les den e fagan dar asentamiento convenible et decente segund el estado de las dichas personas principales e de los otros que cabalgando con ellos fueren, e fuego asy mesmo conveniente para se escalentar sy el tiempo lo requiere. Et otrosy les den e fagan dar honrosamente colación de fruta buena con anís de peros o perazos e vino bueno que non sea de la cosecha de la dicha ciudad salvo de otro bueno e conveniente a las dichas personas e segund el estado dellas e de los dichos Comendador e freires a cada uno de ellos dos veces si lo quisieren tomar; et a los moços e omes que fueren con ellos a les tomar e tener a las bestias les den asy mesmo fruta la que razonable fuere e vino a beber cada sendas veces a lo menos, de su cosecha o de otro que para ellos cumpla e sea razonablemente su beber (17).

El "obispillo", tradicionalmente era elegido por los niños de coro de la Catedral entre sus propios compañeros, primeramente esta elección se hacía el día de San Nicolás, posteriormente durante las fiestas de Navidad y el día 28, fiesta de los Santos Inocentes el "obispillo" mandaba y ejercía su autoridad sobre el Cabildo Catedral e imitaba o remedaba las actitudes y gestos del Sr. Obispo dando bendiciones y realizando las ceremonias normales del Cabildo.

Constituía una total inversión de papeles sólo por un día y ése en honor de los Inocentes. Ahí residía la fuerza de esta costumbre y tradición que luego fue degenerando en abusos, irreverencias y bromas que fueron perseguidas para terminar siendo prohibidas.

Los verdaderos protagonistas de esta fiesta del "obispillo" fueron los niños cantores de las catedrales reunidos en las escolanías catedralicias.

La Escolanía de la Catedral de Burgos fue una verdadera institución aneja al templo catedralicio o mejor al Cabildo Catedral hasta que desapareció en la década de los años 1970.

Esta institución de los Niños de Coro o voces blancas, por lo menos durante quinientos años, tuvo una vida pujante dependiendo del Cabildo de la Catedral. Sus componentes, los niños cantores, lo mismo que los canónigos y beneficiados, asistían al coro para entonar los salmos, responsorios, antífonas e himnos del Oficio Divino, así como a todos los demás cultos oficiales y ceremonias en las que tomaba parte el Cabildo.

Tuvo esta Escolanía su residencia o sede en la actual calle de Nuño Rasura, muy próxima a la Catedral, en una vieja casa que todavía sigue en pie, aunque es muy antigua y llena de recuerdos.

En los años en que la Escolanía estaba en su máximo esplendor, por los años 1950-1960, era una escena muy habitual para los burgaleses ver recorrer el trayecto desde la casa de la calle Nuño Rasura hasta la Catedral a los niños de la Escolanía, bajo la vigilancia y autoridad del bueno de Don Luis Belzunegui.

Los niños iban vestidos con su uniforme de niños cantores compuesto por sotanilla roja y roquete blanco, de gran vistosidad, ya que en los años a que hacemos referencia no bajaban de cincuenta los miembros de esta Escolanía.

Hay en el Archivo Histórico Provincial un curiosísimo documento en el que se transcribe acta capitular del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral, promulgada el 23 de Abril de 1586, para "recoger los mozos de coro en una casa para que con el recogimiento, decencia de hábito y sustento conveniente puedan mejor servir a la iglesia".

Se fijaba en doce el número de niños de coro, que no fueran menores de ocho ni mayores de dieciocho años. En invierno se levantarían a las seis y media y en verano a las cinco de la mañana y juntos harán oración. Luego se les dará la lección de canto y antes de venir a la iglesia se les dará de almorzar. Tendrá en cuenta el maestro de dichos mozos de darles de comer a sus horas; en verano de diez a once y en invierno de once a doce; dándoles su ración que será a cada uno para comida y cena doce onzas de carnero, con su principio y postre conforme al tiempo y, si pareciere conveniente, darles vino con moderación. Después de comer se recrearán una hora, asistirán a la clase de canto y después merendarán y si pareciere al maestro podrán ir al campo otro rato hasta que sea la hora de cenar. Los mantenimientos serán buenos y por moderados precios y tendrá de ración una libra de camero y seis maravedises de vino.

Ese régimen alimenticio, con algunas variaciones en días señalados o en tiempo de cuaresma, se mantuvo durante siglos.

El día 22 de septiembre de 1924 se modificó el Reglamento del Colegio de la Santa Cruz de los Niños de Coro, con ligeras modificaciones en lo referido a la edad de ingreso y en lo que atañe a la alimentación, en su capítulo octavo se especificaba: "El Excmo. Cabildo pagará una peseta y cincuenta céntimos diarios por la alimentación de cada niño, que consistirá en desayuno con medio cuartillo de leche, comida con su cortadillo de vino, merienda y cena con otro cortadillo de vino; a más costeará los utensilios necesarios y la asistencia médica y farmacéutica" (18).

Como quiera que se pretendía que un número determinado de esos niños siguiera la carrera eclesiástica, el Cabildo les proveía de "traje de seminarista para calle y casa, del traje de coro, con colchón de lana, ropa de cama y calzado", pero añadiendo que "tanto la ropa negra interior como la blanca que necesiten y el lavado y planchado de la misma correrán por cuenta de la familia de los niños".

La fiesta y figura del "obispillo" en Burgos tuvo sus raíces y su ambiente entre estos niños de coro que formaban una pequeña comunidad estudiantil con las características propias de la niñez y adolescencia. Eran como un pequeño ejército de monaguillos, pillos, pícaros y tunantes y también dóciles, obedientes, inocentes y cándidos, cuyas bromas y picias, gracias, tomaduras de pelo y picardías de diversa índole eran la sal y la pimienta de la vida rutinaria de todos los que allí convivían, al mismo tiempo que daban una imagen de orden, seriedad y disciplina cuando en el coro de la Catedral cantaban como los mismos ángeles.

La fiesta del "obispillo" desapareció al cerrarse la Escolanía y cesar los niños de coro. Se revivió de una forma oficial en mayo del año 1987, para festejar el nombramiento de hijo adoptivo de la ciudad de Burgos a Don Luis Belzunegui Arruti, benemérito y venerable sacerdote de muy avanzada edad, que fue beneficiado de la Catedral, miembro de la Institución Fernán González y maestro de música de los niños de la Escolanía burgalesa durante muchos años. El fue quien a mediados del siglo XX restauró la costumbre del "obispillo" con los niños que él educaba como cantores de la Catedral. Tras aquella restauración hubo unos años de decadencia y olvido que coincidieron con el cierre de la Escolanía por parte del Cabildo de la Catedral y al desaparecer ésta quedó rota la continuidad de la fiesta y la figura del "obispillo". Se perdió no sólo la costumbre sino la institución y el ambiente natural en el que era posible la tradición en torno al infantil personaje.

SITUACION ACTUAL

En los últimos 10 años algunas asociaciones culturales o folk1óricas, principalmente Grupo de Danzas de Mª Angeles Sáiz y Asociación de Vecinos "Nuestro Barrio", cada año el día 28 de diciembre, fiesta de los Inocentes, visten a un niño con vestiduras episcopales y le acompañan en su clásico recorrido por la ciudad, visitando a las autoridades, pasando por residencias de ancianos, clínicas, redacción de periódicos, emisoras de radio y televisiones locales...

El "obispillo", con su mitra y báculo, después de visitar al Alcalde de la ciudad, suele dar su bendición desde el balcón de la Casa Consistorial. Junto al "obispillo" suelen ir sus pajes, llevando el acompañamiento de alguna dulzaina y tamboril interpretando danzas de Burgos o villancicos.

Ha habido algunos años en los que se ha dado el anacronismo de salir dos "obispillos", casi haciéndose la competencia y llegando a algunas situaciones conflictivas.

Cada una de las asociaciones citadas saca su "obispillo" particular con su buena voluntad de restaurar esta figura, pero este personaje resulta un tanto "artificial" y fuera del contexto normal en el que nacía en tiempos pasados que era la Catedral.

Porque si los dos "obispillos" actuaran y desfilaran juntos con una misma comitiva e itinerario podría pensarse que se trataba del tradicional "obispillo" y de su "obispillo auxiliar", a imitación de la diócesis que en ocasiones ha tenido Arzobispo y Obispo Auxiliar, pero lo que no es normal es que salgan dos "obispillos" haciéndose la competencia, casi rivalizando y creando una especie de "cisma" entre ellos.

Lo que procede es que se pusieran de acuerdo colaborando entre ellos para que cada año salga un solo "obispillo" aunque sea de forma alternativa.

Reconocemos que es digna de elogio la atención, los intentos por restaurar esta costumbre como cualquier otra de las tradiciones de nuestra tierra, pero también hemos de reconocer que según se lleva acabo queda como fuera de lugar, sin mucho sentido, desprovisto de su histórico arraigo.

Es obvio que donde encuentra su pleno sentido es en las Escolanías de las catedrales, entre los niños de coro, en el ambiente clerical de canónigos y beneficiados con la picardía propia de los niños protagonistas y en ese día concreto en el que se tomaban de alguna manera la revancha por todo lo que habían tenido que aguantar durante el año, pues por ser los más pequeños tenían que obedecer al maestro de coro, maestro de capilla, sacristanes, canónigos, beneficiados y al propio obispo.

Repetimos que merecen elogios estas asociaciones que se preocupan por sacar a la calle esta figura y personaje tradicional, aunque sólo sirva para recordar que antiguamente existió esta fiesta que ya ha desaparecido y que por mucho empeño que se ponga no volverá a tener ni el mismo sentido, ni el mismo esplendor ni las mismas características que tuvo entonces.

Los periódicos locales ofrecen cada año reportajes, fotos de la figura del "obispillo" con las diversas autoridades incluso con el propio prelado de la diócesis que en tal fecha recibe con afecto y simpatía a su réplica infantil contribuyendo con ello a la popularidad de esta fiesta en el ambiente navideño.

En el año 1996 volvió a crearse una nueva Escolanía compuesta por unos treinta niños de coro que llenará el vacío dejado por la antigua.

Quizás sea esta la ocasión de enraizar de nuevo en la Escolanía la figura rescatada del "obispillo". Ese sería su lugar tradicional y el mejor modo de unificar las iniciativas que han surgido en los últimos días para dar nueva vida a esta fiesta en tomo al "obispillo".

Otra tradición más de nuestro patrimonio cultural popular que con la mejor voluntad se ha tratado de revitalizar para evitar el empobrecimiento y para lograr que las nuevas generaciones se interesen por todo lo que constituyó ese patrimonio y así se salve del inexorable olvido.

A cuantas personas aportan su grano de arena por llevar a cabo esta labor de salvar nuestro folklore hemos de manifestar nuestra gratitud y reconocimiento.

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NOTAS

(1) CARO BAROJA, Julio: El Carnaval, Taurus Ediciones, Madrid, 1983, p. 305.

(2) CARO BAROJA, Julio: op. cit., p. 306.

(3) BOSCH DE LA TRINXEIRA, D. C.: "Costums que s'perden", en Miscelánea Folklórlca Catalana, Barcelona, 1887, pp. 9-10.

(4) FLOREZ, Enrique: España sagrada, XLV, Madrid, 1832, p.19a.

(5) CARO BAROJA, Julio: op. cit., p. 309.

(6) MADRAZO, Pedro de: España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Sevilla y Cádiz, Barcelona, 1884, pp. 577-578.

(7) CARO BAROJA, Julio: op. cit., p. 309.

(8) HAZAÑAS Y LA RUA, joaquín: Discurso leído en la universidad literaria de Sevilla con motivo de la inauguración solemne del curso académico de 1907 a 1908, pp. 10-11.

(9) TEJADA Y RAMIRO, J.: Colección de Cánones de todos los Concilios de la Iglesia Española, V, Madrid, 1855, p. 237.

(10) CARO BAROJA, julio: op. cit., p. 311.

(11) SERRA I PAGES, Rosendo: La festa del Bisbetó a Montserrat y origens de la mateixa, Barcelona, 1910.

(12) Numerosos textos medievales sobre ellos pueden verse en el artículo Kalendae, del Glossarium mediae et infimae latinitatis, de DO CANGE, III, París, 1733, Cols. 1662-1667 especialmente.

(13) Acopia muchos datos sobre todas estas fiestas relacionadas con las Saturnales FRAZER, J. G. en la obra The Golden Bough, parte IV, pp. 209-345, Cap. VIII.

(14) Véase AMADES, J.: Les díades populars catalanes, I, pp. 44-46.

(15) CARO BAROJA, Julio: op. cit., p. 311.

(16) DE LAS CASAS, Fray Bartolomé: Apologética Historia de las Indias, capítulo CLXV. Historiadores de Indias, I. NBAE, XIII, Madrid, 1909, p. 437.

(17) ALBARELLOS, Juan: Efemérides burgalesas. (4ª edición), Burgos, 1980.

(18) FUENTE MACHO, Felipe: "FUYMA". Diario de Burgos, 13 de enero de 1995.



LA ANTIGUA FIESTA INFANTIL DEL “OBISPILLO” EN BURGOS

VALDIVIELSO ARCE, Jaime L.

Publicado en el año 1998 en la Revista de Folklore número 212.

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