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Revista de Folklore número

028



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"Salamanca en LOS PASOS DEL CAZADOR de José Agustín Goytisolo"

GARCIA MATEOS, Ramón

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 28 - sumario >



José Agustín Goytisolo (1) es una de las voces más personales y claras dentro de lo que, en el campo de la crítica literaria, se ha venido denominando generación poética de los años cincuenta o del medio siglo. Desde su primer libro (2), El retorno (1955), ha profundizado constantemente ,en la esencia del lenguaje, de su propia lengua, buscando un modo de expresión original que le permita plasmar en el verso la realidad social e individual que rodea su trayectoria biográfica y literaria. Esta busca de nuevos cauces -que se transforman en distorsión rítmica, en sutil ironía o sarcasmo desgarrado y en continua perfección poética- ha llevado al poeta a internarse en los anchos caminos de la poesía popular y tradicional castellana, viva y latente a pesar de todos los pesares, acercándose, desde su oficio de poeta, a ese apasionante ámbito de la canción tradicional.

José Agustín, coincidiendo con su larga estancia madrileña -"la que fue una derrotada pero bellísima ciudad" (3)-, donde cursó estudios universitarios, recorrerá las tierras castellanas en la práctica de una actividad tan antigua como el hombre: la caza. Estas salidas cinegéticas van a acercar aun hombre mediterráneo a un paisaje ya unas gentes distintas, diferentes pero cercanas, a la vez, a los anhelos de aquel joven estudiante: "Sin darme apenas cuenta, me fui sintiendo a gusto entre manchegos y extremeños, entre castellanos viejos y leoneses" (4). Este confraternizar humano llevará a Goytisolo a sumergirse en las hablas distintas de pueblos y comarcas, en la riqueza poética y humana de una tradición cultural que se reflejaba en las canciones de fiesta, en los corros infantiles o en las pláticas en el café, hasta que "el castellano de aquellos hombres y mujeres se me hizo (muy pronto) (5) familiar: se metió en mi memoria y en mi lengua" (6).

De este contacto directo con el idioma vivo a través de sus diferentes usos, reflejado en multitud de anotaciones en "libretas de bolsillo, servilletas de papel, bordes en blanco de hojas de periódico o pedazos de toda clase de envoltorios" (7), va a nacer un gran amor por la tradición popular castellana que estallará definitivamente -después de que el poeta haya ido incluyendo en casi todos sus libros algunas canciones (8) y poemas de corte popular -muchos años después de aquellas correrías por campos de la Meseta con la publicación de los pasos del cazador (1980), hermoso libro de poemas y canciones en la línea de la mejor poesía tradicional, reviviendo las experiencias, ya antiguas pero no olvidadas, de sus salidas de caza cuando, por encima de todo, deseaba convertirse en escritor .

Los pasos del cazador nace sobre todas aquellas letrillas, expresiones, historias...anotadas por el poeta en el papel más cercano. Estos apuntes, olvidados durante casi treinta años, serán la base de todo el conjunto de poemas que configuran el libro, poemas y canciones que giran fundamentalmente en torno a dos temas: la caza y el amor, aunque no falten los toques de ironía o ternura, tan propios del autor, que nos hacen sentir con más intimidad cada uno de sus versos, ordenados, según el propio poeta señala, "en una serie de secuencias o estaciones que siguen los tiempos y los pasos de un cazador durante la temporada cinegética" (9).

Las tierras recorridas, los pueblos que le recibieron aparecen continuamente en los versos de José Agustín -de la misma forma que figuran en la obra de otros grandes poetas que han caminado los senderos y los campos de España, tal es el caso de Rafael Alberti o BIas de Otero- como en un viaje mágico, revivido. Las tierras de Salamanca, bien de forma directa o a través de canciones o estribillos propios de la zona salmantina, aparecen en las páginas de esta obra. El poeta va con su pluma, como antes había ido con sus pies, desde Extremadura a La Mancha o desde Ávila a Salamanca. Así en el poema XXIX, siguiendo los parámetros de la poesía festiva y burlesca tradicional, entre inocente e intencionado el cazador recuerda su estancia en Ciudad Rodrigo:

"En Ciudad Rodrigo
me compré una cabra
corral no encontré
fuimos a posada.

Pero el encargado
mal se lo tomaba.

Como ella era hermosa
pronto murmuraban
y al señor Obispo
voces avisaran.

Por menos él dijo
a otro excomulgaba.

Intervino el Juez
sentencia dictaba:
la cabra dormía
de mí separada.

Y así quedé absuelto
por comprar la cabra" (10).

El cazador -nómada y libre en todas las culturas- es una figura con gran atractivo, entre romántico y épico; el cazador vive la naturaleza y nunca debe jugar con ventaja. José Agustín Goytisolo, en el poema XXX, también ubicado en el área salmantina, con dolor y amargura, nos muestra una experiencia que no volverá a repetir:

"En tierras de Salamanca
furtivo fui al jabalí.
Furtivo sí.

Sin perros y por la noche
con un amigo de allí.
Furtivo sí.

El me acopló una linterna
bajo el caño del fusil.
Furtivo sí.

Nos pusimos al rececho
para esperarlos venir.
Furtivo sí.

Y con el viento en el rostro
ronzar bellotas oí.
Furtivo sí.

Al rato cruzan tres sombras
enciendo y a uno le di.
Furtivo sí.

Dejé el cochino a mi amigo
y al otro día me fui.
Furtivo sí.

No me gusta desde entonces
ir de. noche al jabalí.
Furtivo no.
Cazador sí" (11).

Todas las vivencias y emociones, a veces amargas a veces luminosas, que el poeta ha sentido en su caminar por las tierras castellanas van aflorando en el verso, que mantiene la sencillez y la fuerza de la lírica popular; todo el libro es ,el reflejo de una mirada, atenta y dulce, a la lengua ya todo aquello que se desprende del idioma: giros, canciones, frases hechas... Goytisolo entra en el folklore castellano con respeto y. autenticidad, sintiendo como propia la expresión más honda de aquellas gentes con las que él bebió vino en la taberna y compartió el tabaco en las mañanas de invierno. Por eso puede incorporar, sin un asomo de falsedad, a su canto la canción popular, el estribillo que en algún momento escuchó en cualquier camino perdido:

"No sé qué te pasa
tienes mal talante
¿o serán los tratos
que te da tu amante?

¡Ay Chana
cuánto te gustan
las avellanas!

No sé qué te pasa
tienes mal color
¿o serán los tratos
que te da tu amor?

¡Ay Chana
cuánto te gustan
las avellanas!

No sé qué te pasa
parece un castigo
¿o serán los tratos
que te da tu amigo?

¡Ay Chana
cuánto te gustan
las avellanas!" (12).

En este poema utiliza el estribillo de una muy conocida canción salmantina: "¡Ay Chana, Chana / cuánto te gustan / las avellanas! / ¡Ay Chana, Chana / pa ti las pochas / pa mí las sanas!". El poeta se siente cautivado por estos sencillos versos populares y configura su poema -que nos recuerda la belleza de las Canciones de Amigo tradicionales- sobre la canción.

La noche de San Juan, noche mítica de fuego y agua, noche de brujas y de amores, aparece también dibujada en Los pasos del cazador en el paisaje mirobriguense. Elementos típicos de la noche del fuego se reflejan en el poema LXXXIll, la busca del trébol -de propiedades mágicas recogido durante esa noche-, las hogueras, los bailes y el amor:

"Al trébol rojo amiga
y cómo olía.

Las muchachas de Ciudad Rodrigo
van por el trébol cuando está florido
y las raparigas de Portugal
van al trébol cuando quieren besar .

Al trébol al trébol
a tejer guirnaldas
que esta noche es fiesta
y arderán fogatas.

Al trébol blanco amor
y aquel olor.

Las raparigas de Portugal bailan poco
pero besan más
y estas tontas de Ciudad Rodrigo
todo es bailar pero ni un beijinho.

Al trébol al trébol
que amores apaña
al trébol al trébol
todo el mundo baila" (13).

El lector advierte inmediatamente el juego de proximidad que se establece entre las "muchachas de Ciudad Rodrigo" y las "raparigas de Portugal", tomando el poeta la ceremonia geográfica entre Vilar Formoso, el pueblo portugués fronterizo, y la ciudad del Águeda. Del mismo modo que en otros poemas anteriores no podemos dejar de fijarnos en la sencillez, de gran riqueza poética, de algunos fragmentos de la canción, versos que de nuevo nos transportan a la emotividad de los viejos cancioneros castellanos.

Estos poemas observados, en íntima relación con el folklore o las tierras salmantinas, han servido como pretexto para acercarnos a la intención de José Agustín Goytisolo en Los pasos del cazador, un ejemplo más, en la literatura española, de la proximidad del poeta culto a los versos tradicionales, a las costumbres y la cultura popular.

___________

(1) José Agustín Goytisolo nace en Barcelona, en 1982. Cursa estudios en Barcelona y Madrid, por cuya Universidad se licencia en Derecho en el año 1950. Ha viajado por diferentes países y residido largas temporadas en Cuba. Actualmente vive en Barcelona.

(2) Posteriormente ha publicado, entre otros, los siguientes libros: Salmos al viento (1958), Claridad (1961), Algo sucede (1968), Taller de Arquitectura (1977), Del tiempo y el olvido (1977) y Los pasos del cazador (1980).

(3) José Agustín Goytisolo: "En mi memoria y en mi lengua" (Introducción a Los pasos del cazador). Barcelona. 1980.

(4) Ibídem.

(5) Los paréntesis son míos.

(6) Opus cit.

(7) lbídem.

(8) Que ha reunido, posteriormente, en un volumen titulado Palabras para Julia y otras canciones. (1980). Barcelona. Aquí aparecen varios poemas en la línea de poesía popular.

(9) Op. Cit.

(10) Los pasos del cazador, poema XXIX, pág. 59.

(11) lbídem, poema XXX, pág. 60.

(12) lbídem, poema LXXVI, pág. 110.

(13) lbídem, poema LXXXIII, pág. 117.




"Salamanca en LOS PASOS DEL CAZADOR de José Agustín Goytisolo"

GARCIA MATEOS, Ramón

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 28.

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