Revista de Folklore • 500 números

Fundación Joaquín Díaz

Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >

Búsqueda por: autor, título, año o número de revista *
* Es válido cualquier término del nombre/apellido del autor, del título del artículo y del número de revista o año.

Revista de Folklore número

354



Esta visualización es solo del texto del artículo.
Puede leer el artículo completo descargando la revista en formato PDF

Hipótesis sobre el origen de una canción tradicional: La Jardinera

CASTAÑAR, Fulgencio

Publicado en el año 2011 en la Revista de Folklore número 354 - sumario >



Villanueva de la Vera es uno de los pueblos en los que la canción tradicional aún tiene vida y puede pervivir mucho tiempo porque una buena parte de su acerbo musical continúa pasando de unas generaciones a otras. Además, hay un grupo de personas que se esfuerzan en darle vida -no sólo al cancionero local sino al de toda la comarca de la Vera- con la celebración de unas "jornadas de encuentro con lo popular" que sintetizan con el nombre de Guitarvera.(1)

En ese rico cancionero hay unos versos que se cantan en las bodas y que, a un observador extraño, le resultan muy llamativos, sobre todo, si no está habituado a transitar por el mundo del folclor y de la literatura. Quienes caminamos por estos ámbitos sabemos que la vida de las canciones tradicionales suele ser bastante enigmática. Las crea un autor y las entrega al público y, al hacerlas el pueblo suyas, al convertirse en un elemento integrante de la vida de una comunidad, es cuando pierden lo que podía estar relacionado con la autoría y pasan a ser populares hasta el extremo de que se puede llegar a pensar que han surgido de un modo natural, sin que las haya compuesto nadie, como las hierbas del campo nacen sin que haya habido un sembrador. Manuel Machado nos lo recuerda así:

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe el autor.

El desarrollo posterior de lo que pudo ser el uso primitivo de una canción puede evolucionar de tal manera que puede llegar a ser muy distinto de que pudo tener en sus orígenes. Esto es lo que creemos que pude haber pasado con la canción de la Jardinera, de la que perduran unos cuantos versos.

Todo será para ti,
Para ti, Jardinera.
Todo será para ti,
para ti, retrechera.
ardinera, Jardinera,
los millones de España te llevas;
éjalos, déjalos que a los españoles
les cuesta el sudor.

¿Cómo es posible que unos versos en los que se pide a una mujer que no robe a los españoles se haya convertido en una canción de bodas? No lo sabemos, pero sí tenemos unos cuantos hilos para proseguir una investigación, aunque, por ahora, la tengamos incompleta.

Tenemos algunas dudas sobre la señora retrechera que se lleva los millones de los españoles y que el autor esconde con la metáfora de "Jardinera". Puede haber, a nuestro parecer, dos posibles mujeres a las que se les pueden atribuir acciones relacionadas con el contenido de los versos.


1ª Candidata: Doña María Cristina de Borbón y Dos Sicilias

Si nos fijamos en unas circunstancias históricas determinadas con lo aludido en la canción, una primera hipótesis nos encamina hacia S. M. Doña María Cristina de Borbón y Dos Sicilias (Palermo 27-4-1806 - Sainte-Adresse, Francia, 28-8- 1878), cuarta esposa de Fernando VII y madre de la reina Isabel II. Por ser la infanta Isabel menor de edad fue proclamada su madre Gobernadora y estuvo al frente del Estado desde el otoño de 1833, en que murió el rey, hasta el otoño de 1840 en que fue expulsada por los liberales encabezados por el general Espartero. Fueron seis años conflictivos por declararse, tras la promulgación de la Ley Sálica, la primera guerra carlista, por la inestabilidad de gobiernos, la desamortización de Mendizábal y otros muchos problemas internos que ahora dejamos a un lado. Se la obligó a salir de España y lo hizo por Valencia en el vapor Mercurio en el que se llevó muchas joyas, unas pertenecían a la familia real, pero otras muchas eran del patrimonio nacional.

Tras la caída de Espartero volvió a España en la primavera de 1844 al iniciarse lo que se conoce como la "Década moderada" y, en seguida, se convirtió en una mano importante en la dirección del país, pues su hija, coronada como reina siendo aún una adolescente, no tenía aún la formación que se le puede exigir a un gobernante. Los últimos años de esta década fueron tan duros y represivos que hubo un movimiento revolucionario en julio de 1854 que cambió el rumbo del país, aunque sería por poco tiempo. Una de las exigencias de los revolucionarios era que se detuviese y juzgase a Doña María Cristina, a la que se acusaba de estar detrás de muchas de las medidas absolutistas y represivas del Gobierno y, sobre todo, de un enriquecimiento familiar ilícito en connivencia con quienes dirigían la política en el primer quinquenio de los años cincuenta del siglo diecinueve. Pero el Consejo de Ministros liberal, para evitar a la reina Isabel II el bochorno de todo lo que pudiese salir en le juicio y su posible condena, optó, en contra de la llamada voluntad nacional, a finales de agosto, por desterrarla del país. Se marchó a Francia donde, en el sur, tenía propiedades. En ese mismo decreto se ordenaba que se le suspendiese el pago de la pensión que se le tenía asignada como antigua Gobernadora del Estado, y que se embargasen cuantos bienes tuviese ella y su familia en España.

En la prensa de esos dos años hay frecuentes referencias a los abusos de los que la consideraban culpable. Hubo medidas con ejecuciones y destierros para políticos, militares y periodistas, por lo que, durante ese periodo de libertad de prensa de 1854 a 1856, un escritor, W. Ayguals de Izco, publicó un folletín con una apoyatura histórica tan fuerte que en casi todos los capítulos inserta varios documentos históricos al inventar una unión entre la trama novelesca y la vida contemporánea; el título, El palacio de los crímenes, es bien significativo si tenemos en cuenta que ese palacio es uno que hay en la calle de las Rejas, en Madrid, que es donde vivía María Cristina con su familia. Como ejemplo véase el final del primero de una serie de artículos que publicó el diario El siglo XIX:

"El nombre de doña María Cristina de Borbón (un día el más amado, aclamado y bendecido del pueblo español) solo halla hoy día por eco en los corazones odio inextinguible y ardentísimo deseo de venganza; a tal punto, que si en una cosa están de acuerdo todos los partidos, todos los afectos, todos los intereses, aun los más opuestos, es, sin duda, en reprobar la conducta de la reina madre como atropelladora de los fueros constitucionales en beneficio propio; ingrata al país que le dio espléndida acogida; ingrata al trono a cuya sombra medraba; fautora de la corrupción de los gobiernos; consejera desleal; ánimo mezquino que, cerrado a todo sentimiento benévolo y patriótico, solo se abre a la cobarde ambición del mando irresponsable, a la ruin sugestión de la codicia.

En todas partes resuena un grito unánime de reprobación y malquerencia contra la que, en tiempos no menos infaustos como los que acaban de pasar, se sentó en el trono de España al lado de Fernando VII."

Con estos párrafos hemos apuntado de una forma sumaria al contenido de los dos últimos versos de la canción: "los millones de España te llevas". Pero ¿por qué se le pudo llamar "jardinera"? No creemos que fuese porque le gustase cultivar flores en el jardín del palacio real, sino porque estuvo atenta a que no le pasase lo que a la protagonista del cuplé "La regadera" cuya letra dice así:

Tengo un jardín en mi casa
que es la mar de rebonito,
pero no hay quien me lo riegue
y lo tengo muy sequito.

No encuentro ni un jardinero
y es el caso extraordinario.
Entre tanto caballero
no hay ninguno voluntario.

De la biografía de María Cristina de Borbón resaltamos lo siguiente:

Se casa en 1829 con su tío Fernando VII que era 22 años mayor que ella; se queda viuda, con dos hijas pequeñas, a finales de septiembre de 1833 y antes de navidad ya se había casado en secreto con un apuesto guardia de palacio que dio, por tanto, un braguetazo regio. La razón de mantener su estado en secreto era porque, al ser de diferente clase social, podía ser destituida por las Cortes al no pertenecer Agustín Fernando Muñoz, así se llamaba el afortunado guardia, a la nobleza. El cultivo del jardín dio lugar a que se generasen pronto resultados visibles y así la reina, oficialmente viuda, aparecía en los actos públicos intentando disimular su estado de gestación a base de utilizar amplios vestidos que ocultasen su abultado vientre. Divulgada la situación, por los corrillos se decía que "La regente es una dama casada en secreto y embarazada en público". Con amplio vestido asiste a la inauguración de la Cortes en 1834, lo que no le sirve del todo para ocultar las muestras inequívocas de una preñez avanzada. Como no sería sólo un embarazo sino que después hubo ocho más, esto contribuyó a su descrédito y a facilitar las críticas de sus enemigos.

Lloraban los liberales
que Cristina no paría,
y ha parido más muñones
que liberales había.

Pasemos ahora a otra cuestión. La palabra jardín entró en la lengua española en la Edad Media como algo más refinado que la expresión huerto de flores. Luego, en el Renacimiento, se la asoció con Venus y espacios míticos como el jardín de las Hesperides, de Pomona, pero, en el siglo xviii, ya se encuentra esa acepción relacionada con el amor en general y pasó a ser el referente de una zona erógena femenina; así Samaniego escribe El jardín de Venus que es un conjunto de cuentos eróticos. Por tanto denominar "jardinera" era una clara alusión a su actividad erótica.


2ª Candidata: Isabel II

a canción pudo surgir dentro del periodo revolucionario que siguió a la septembrina (1868) en el que, en la prensa surgieron poemas patrióticos en pro de la libertad y coplas satíricas contra los componentes de la camarilla de la ya ex reina y, sobre todo, contra ella y la dinastía borbónica.

"En la puerta de palacio,
voy a poner un cartel,
Dios te libre de Borbones,
por siempre jamás amén."


Damos como sabido, porque era vox populi, que Isabel, la del amor hermoso, cuidaba muy bien su jardín personal.
"Entré en palacio un día/ por ver tu cara/; pregunté a tus serviles/ con quien estabas./ Dijeron todos,/ unas veces con uno/ otras con otros."

El poeta Manuel de Palacio, durante este periodo, publica varias poesías en El Universal que reproduce, al día siguiente, La Iberia. De uno de ellos, titulado "Oriental" escojo los siguientes versos que coloca tras una descripción ridiculizadora de la ex reina:

"(&) La que en pudor fue de barro/ y en ingratitud de piedra, / y en mansedumbre de acero / y en castidad manteca./ ¿Es verdad que hasta tu esposo/ corrido al fin de vergüenza/ hace renuncia en Marfori/ y de tu lado se aleja?"

En cuanto a la acusación de escapar con bienes nacionales hay algún rastro; por ejemplo, de este mismo poeta reproduce La Iberia el día 1 de octubre un texto que anoto a continuación completo:

"Sobre un asno carisucio y caminito de Francia/ que es el camino más corto,/ salió ayer a medianoche/ desde los baños de Elorrio / el pastelero Marfori,/ traficante de mondongos./ Diz que a la grupa llevaba/ un bulto bastante gordo/ como de mujer que tiene /miedo de enseñar el rostro/ y a la manera de alforjas/ dos taleguillos de oro/ producto de ciertas rentas / de bienes que fueron de otros/ . Detrás y a guisa de escolta/ marcharon dos lindos mozos/ gitanos de pelo en pecho/ con sendos trabucos romos/ dispuestos a dar un susto/ al mismísimo Bertoldo. Y cuentan que al tomar tierra / ebrio de entusiasmo y mosto/ abrazando a su tesoro:/ No te asustes, vida mía/ que el mundo es ancho y redondo/ y mientras tengas monises/ con que pagar tus antojos/ tu jaque será tan tuyo/ como tú fuiste de todos."


¿Cuál de las dos candidatas tiene más posibilidades de ser la "Jardinera"?

Sin duda son más conocidos algunos aspectos disolutos de la vida de Isabel II, pero a mi me parece, si pesase más la cantidad del saqueo de las arcas nacionales, podría ser que quien tuviese más deméritos fuese la reina madre, por tener esa afición a los bienes nacionales que luego trasladó, acaso genéticamente, a su hija. En descargo de ella hay que señalar que, como pudo volver pronto y su hija era reina, parece ser que devolvió una buena cantidad a su propia hija.

A Isabel le cogió de sorpresa la revolución de septiembre cuando estaba de vacaciones en el norte; naturalmente que se me objetará que, mucho antes había corrido por todo el país, lo que conocemos como la cuestión de "El Rasgo" (1865) en la que, por una ley de mayo de ese año, al vender el patrimonio nacional para sanear las arcas públicas, doña Isabel se quedó con un buen pellizco, el 25% d la venta. Es cierto que si tuvo que salir por piernas, ya tenía buenas provisiones en Francia. Pero lo que más me convence de que no hay duda de que son estas dos las candidatas a protagonistas encubiertas de la canción de la Jardinera, en cuanto a las alusiones económicas, es que, cuando, en las Cortes que se abren, tras la caída de Isabel II, se trata de una ley de desvinculación y venta de los bienes que antes habían sido de la Corona, Laureano Figuerola, ministro de Hacienda, achacó una parte de la pobreza del tesoro nacional al saqueo que ambas señoras habían efectuado en el patrimonio nacional. En primer lugar, en cuanto al tiempo, se produjo al salir para el exilio, por primera vez, María Cristina; lo documentó en las Cortes aludiendo al testimonio del informe que escribió Martín de los Heros, pues éste encontró numerosos estuches (700) vacíos que habían contenido joyas. La última acción, en el tiempo, al salir expulsada doña Isabel de Borbón. "Después consta que doña Isabel II tenía en alhajas que sin duda le devolvió su madre por un valor de 43 millones, alhajas que desde Madrid fueron a San Sebastián, y de allí al extranjero." (Frases similares se encuentran en varios periódicos al informar sobre la sesión de Cortes del día 1) (La Época, 2.12-69)

Como se puede suponer estas acusaciones levantaron muchas ampollas y salieron defensores, en la prensa conservadora, de ambas damas, como el editorial de La Época, del día 3-12-69. Y numerosas ataques envueltos en ironía en la prensa humorística, como La Flaca y Gil Blas de ese mismo mes de diciembre.

Mientras no tengamos más datos, habrá que pensar que cualquiera de las dos es la protagonista de la canción; si pensamos en la importancia del título las ventajas van todas para la hija. (Nos hemos abstenido de citar otros poemas de Manuel del Palacio, en el Gil Blas, de hondo calado tanto para ella como para uno de sus citados como amante, Tenorio. Es posible también que más de un lector conozca una serie de los dibujos del libro que, atribuido a los hermanos Bécquer, Los Borbones en pelotas, desde hace años circula por internet. La mayoría de ellos son de subido tono erótico y, sobre todo, satírico.)


¿Cuándo pudo surgir la canción?

Si optamos por la primera candidata de esta hipótesis es posible que se compusiese al caer por primera vez del poder María Cristina, pero, como hubo más libertad de prensa y expresión, en general, y, además, se había generado más inquina contra ella cuando se la expulsó de nuevo en 1854 como hemos indicado más arriba, sería ésta la fecha de composición. Para esta atribución se ha de tener presente que, aunque se la confiscaron sus bienes por decreto del Consejo de Ministros en agosto de ese año, en el último quinquenio pudo haber sacado mucho capital de España hacia Francia donde se establecería después, ya que había comprado un castillo palacete en Rueil-Malmaison, cerca de Nanterre. No obstante, nos inclinamos a pensar que el periodo más propicio para la creación y difusión popular de esta canción pudo ser el sexenio revolucionario del 68 al 73 en el que el ataque a los Borbones fue más furibundo


¿Cómo se convirtió en cantar de bodas?

No hay una razón plausible, por ahora. Siempre ha sido usual que los fragmentos de un texto cantado que más gusten se conserven -como pasa con las canciones de gesta- y cada pueblo o cada persona retiene lo que le agrada. Lo que no cabe duda es que una gran parte del peso lo debemos poner en el contenido erótico que encierra el término "jardinera". Cantado acaso en plan de mofa, o diversión, durante una boda, pudo arraigar hasta convertirse en costumbre y, con el paso de los años, se desgajó de su texto y contexto original.
El paso del tiempo hizo el resto: limarle a la canción el contenido satírico y convertirla en un elemento folclórico. ¿Será posible encontrar el autor y otros versos de la composición si los hubo? Dejamos los interrogantes abiertos con la esperanza de que algún día se puedan despejar.

---------------------
Nota

1. Para más información sobre estas jornadas, además de la página web guitarvera.es, puede consultarse, en el núme­ro 5 de la revista electrónica Culturas populares que ha editado el Area de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Alcalá de Henares nuestro un artículo "El patrimonio tradicional de la Vera de Cáceres y el festival Guitarve­ra: una nueva forma de acercarse a la cultura popular" (Dirección electrónica: culturaspopulares.org).



Hipótesis sobre el origen de una canción tradicional: La Jardinera

CASTAÑAR, Fulgencio

Publicado en el año 2011 en la Revista de Folklore número 354.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz