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Revista de Folklore número

042



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La profesión de Dulzainero a comienzos de siglo en Paredes de Nava (Palencia)

ABAD HERNAN, Pedro Pablo

Publicado en el año 1984 en la Revista de Folklore número 42 - sumario >



"La dulzaina, a principios de siglo, tuvo una gran fuerza dentro de la cultura popular de Castilla, se utilizaba para marcar los sones de los bailes más famosos, al ritmo del redoblante o caja, su inseparable compañero" (1).

"Tras la guerra... la dulzaina fue perdiendo su importancia paulatinamente hasta quedar relegada a un simple recuerdo o, casi, a un instrumento de museo" (2).

Afortunadamente, hoy la dulzaina castellana sale de los museos, abre nuevos talleres, se multiplica y marca de nuevo nuestros más enraizados sones.

Estamos viviendo un feliz renacer de nuestro folklore y, por tanto, de los dulzaineros y tamborileros.

Pero esta revitalización es un tanto particular: es más urbana que rural, más en el terreno del ocio que en el profesional.

Así pues, entre los nuevos dulzaineros de hoy y los de comienzo de siglo existen notables diferencias: hoy no se puede hablar con propiedad del oficio o profesión de dulzainero; los actuales ejecutantes de la dulzaina castellana se integran en los más variados estratos sociales: desde el músico profesional que alterna esta función con la de dulzainero, como una especie de pluriempleo, pasando por distintos profesionales y empleados que buscan en este oficio de la dulzaina unas pesetas extras, hasta los que, como único móvil, mantienen esta afición a nivel de ocio puro. Entre estos últimos habría que incluir estudiantes, intelectuales y las más variadas profesiones; sólo un común denominador une a este extenso abanico social de aficionados: su profundo amor a lo nuestro, a nuestro inmenso tesoro de música popular.

Pero antaño el dulzainero y tamborilero era un oficio con su status y rol correspondiente.

¿En qué consistía esta profesión? ¿Cuáles eran sus funciones? ¿Cuánto ganaban? ¿En qué medida eran estimados estos dulzaineros? Una correcta respuesta a estas preguntas implicaría una exhaustiva investigación: entrevistas con los pocos que aún recuerdan esos tiempos, consultas a archivos municipales, estudio de hemeroteca, etc.

Como apunte de respuesta pudiera servir este breve sondeo realizado en una, por entonces populosa e importante, villa castellana.

A comienzos del presente siglo, el dulzainero era todavía un apreciado funcionario municipal. Los pueblos pudientes contrataban un grupo de dulzaineros: una o dos dulzainas y caja -a veces también bombo- para amenizar sus fiestas, acompañar autoridades y como distracción de juventud y pueblo en general en las tardes de domingos y festivos.

Este era el caso de Paredes de Nava.

Gracias a la eficaz colaboración de don Miguel Pajares podemos ofrecer unos datos reveladores en torno al status y rol del dulzainero en Paredes, a comienzos de siglo.

En octubre de 1902, ocupaba la plaza de dulzainero don Pelayo Fernández. Al parecer, las reivindicaciones salariales y de seguridad en el empleo eran un tema municipal frecuente también por estas fechas. Don Pelayo pidió, en enero de 1904, una mayor dotación económica y la formalización de un nuevo contrato por dos años. La Corporación Municipal se reunió para estudiar el tema y acordó: "Se anuncie la vacante de la plaza con la misma dotación asignada en presupuesto -375 pesetas anuales-, (3), más las retribuciones extraordinarias a que haya lugar y habitación gratis que ha de facilitarle el Ayuntamiento advirtiendo que los interesados presentarán las solicitudes y concurrirán el día 7 del próximo febrero a la Casa Consistorial, antes de las doce, donde han de ejecutar piezas de libre elección ante la Corporación que, por mayoría de votos adjudicará dicha plaza. Las demás condiciones referentes a días y horas en que obligatoriamente ha de tocar para distracción del público serán las que constan en el contrato actual" (4).

Y así se hizo: "Verificado el concurso para la provisión de la plaza de dulzainero, a cuyo acto han asistido y tomado parte Francisco Vega Villandiego y Pelayo Fernández" (5).

Parece ser que ninguno de los dos dulzaineros satisfizo al público, y la plaza quedó desierta.

Para remediar la situación, el Ayuntamiento pretende contratar al señor Vergara, quien anteriormente había desempeñado con éxito la plaza de dulzainero (6), pero las condiciones económicas no ofrecen suficiente atractivo como para motivar esta aceptación (7).

En la misma Sesión Ordinaria del 1 de mayo de 1904 se decide la publicación de un "nuevo concurso para el tercer día de Pascua, bajo las condiciones del anuncio anterior, y para mayor publicidad, por el Boletín Oficial y periódico de la capital, además por los de Valladolid, El Norte de Castilla y La Libertad, donde se anunciará dos o tres días." Mucha importancia debían conceder a estos concursos a juzgar por la publicidad que se les daba.

Esta vez si que se ocupó la vacante. Concursaron Malaquías Primo, vecino de Mota del Marqués (Valladolid) y Pascual Vergara, vecino de Amusco (8), quienes obtuvieron, respectivamente, cinco y un votos.

El contrato con Malaquías Primo, ganador del concurso, nos ofrece una clara imagen de las obligaciones del dulzainero como funcionario municipal: "sea por dos años, con obligación de prestar sus servicios por cuenta de la consignación de presupuesto -375 pesetas año- y la extraordinaria anunciada todos los domingos y fiestas de primera clase, los días primero y segundo de año nuevo, Candelas, Reyes, San Sebastián y funciones del Señor; procesiones del Corpus y Octava Mayor. Exceptuándose los domingos de Cuaresma y los comprendidos entre el día de San Pedro y San Antolín patrono de la diócesis, Los demás servicios serán objeto de contratación especial" (9).

En concepto de servicios especiales, don Pelayo Fernández recibió la cantidad de treinta y cinco pesetas por las funciones y festejos con motivo de la Coronación de Alfonso XIII el diecisiete de mayo de 1902; a Malaquías Primo se le pagó diez pesetas por acompañar a la Virgen de Carejas en la procesión de rogativa -julio de 1905-; por este mismo concepto el director de danza, don Félix Pajares recibió treinta y cinco pesetas (10).

La vida se encarece, el poder adquisitivo se deteriora -la misma historia de siempre- y Malaquías Primo pide aumento de salario en estos términos: o se le aumenta la asignación anual en ciento setenta y tres pesetas y veintiocho céntimos, o cesa en el cargo (11). El Ayuntamiento accede a pagarle quinientas treinta pesetas anuales.

En 1906, se domicilia en Paredes la familia Torres. Los hechos ocurrieron así: "Habiéndose ausentado el dulzainero de esta Villa, Malaquías Primo, sin licencia del Ayuntamiento, procede desde luego destituirle del cargo y anunciar la plaza vacante. Se acordó por unanimidad que se publiquen los correspondientes anuncios, con el sueldo de cuatrocientas pesetas anuales..." (12).

Paredes, no obstante, no se queda sin dulzaineros, pues una cuadrilla compuesta por don Pedro Torres a la dulzaina y sus niños, Darío como redoblante y Patrocinio al bombo, están dispuestos a demostrar que la música para ellos es algo más que un "modus vivendi", es una vocación a la que se entregan con entusiasmo y profesionalidad.

Agrada su actuación en el concurso celebrado el veintiséis de agosto (13), y el día cuatro de septiembre (14) obtienen el nombramiento en propiedad.

Otra notable diferencia entre nuestro renacimiento del folklore y la realidad de comienzos de siglo es, al menos en mi opinión, el centro irradiador: hoy es la ciudad la que pretende recordar a los del campo, cuáles eran sus valores, su música, su folklore en general; mientras que a comienzos de siglo la dulzaina era el instrumento rey en el hábitat rural.

¿Qué ha pasado con nuestros pueblos y villas? La cuestión es de una claridad meridiana: la crisis del medio rural fue paulatinamente minando todos los valores que tuvieran sabor a pueblo.

Cierto que esta crisis de lo rural tiene sus orígenes en la Revolución Industrial, pero todavía a comienzos de siglo encontramos pueblos que se resisten a morir o que, más bien, siguen intentando una pujanza.

De nuevo nos remontamos a Paredes de Nava como punto de referencia con el objeto de conocer ese entorno demográfico, económico, social...en que se movieron nuestros dulzaineros.

Todavía no se había producido el gran éxodo rural. En el cuadro adjunto puede observarse cómo estaba constituida la población desde el año 1900 a 1940 (15). En la pirámide puede constatarse también la realidad demográfica atendiendo al sexo y edades (16). El estrechamiento que acusa la pirámide en el año 1920 es consecuencia de una terrible gripe que provocó gran mortalidad. Sirvan, pues, estas dos ilustraciones como muestra demográfica.

Justifica esta densidad demográfica la fuerte vitalidad de la villa de Paredes al finalizar el siglo pasado y en las primeras décadas del actual.

Es el municipio con mayor extensión territorial de la provincia -parte de ella de propiedad comunal-, lo que permite un gran desarrollo de la agricultura y de la cabaña lanar, a la vez que motiva la producción de harinas, quesos y desarrolla la industria del cuero y la lana.

Para todos estos trabajos era necesario un gran contingente de mano de obra, pero muy especialmente para los trabajos de viñedo.

En los amillaramientos del año 1900, la superficie declarada como viñedo era de 764,84 hectáreas, antes de la filoxera. Para cavar las viñas eran necesarios veintiocho obreros, por hectárea, mientras que para alzar el terreno de cereales se empleaban por hectárea tres yuntas y media y tres obreros y medio. Se contrataban además guardas temporeros desde que maduraba la uva hasta su recolección, fecha que decidía el Ayuntamiento. El viñedo era importante en la economía de Paredes, al igual que en toda Castilla, pues eran los más próximos a la España Atlántica, lo que les añadía rentabilidad en una época de difíciles comunicaciones.

Un importante contingente de mano de obra era contratado por temporadas. Sin Seguridad Social ni Seguro de Paro, los temporeros sufrían dificultades económicas en determinadas épocas del año, más aún cuando la filoxera destruye la casi totalidad de los viñedos. La situación de la clase trabajadora es mencionada asiduamente en las Actas Municipales, pues el Ayuntamiento destinaba parte del presupuesto para el capitulo de beneficencia: en 1902 destina el 4,6% de presupuesto general, en 1918 el 10 %. También la caridad de las personas pudientes aportaba ingresos, pero éstos no superaban la quinta parte de los gastos ocasionados: asistencia facultativa, medicamentos, "cocina económica" -a bajo precio para unos y totalmente gratuita para los más necesitados-, material de estudio a niños, subvención a las Hermanas de la Caridad del Hospital de San Marcos, atención a transeúntes pobres, etc.

Riqueza y miseria, trabajo y paro temporales formaban la antitética cara y cruz de la vida paredeña.

Como resumen-balance puede afirmarse que Paredes era una villa con un gran potencial económico y humano.

Buena prueba de ello, lo mucho que se prodigaba en las fiestas.

Además de las ya señaladas en los contratos de los dulzaineros, en las Actas Municipales se mencionan anualmente: San Sebastián. "Siendo costumbre desde tiempo inmemorial la celebración de una función religiosa el día 20 de enero en honor de San Sebastián, patrono de esta villa, costeada por el municipio...acuerda se celebre y propone la función religiosa contratando al predicador" (17).

"Los novillos", coincidiendo con el segundo domingo de septiembre. Presentaban como punto fuerte del programa las corridas de toros -hasta tres- y la dulzaina: "desde luego unos de los festejos serán la corrida de vacas y dulzaina como en años anteriores" (18)

"El abuelo viejo", don Guillermo León Gallardo, que nació en 1888 recuerda bien aquellos tiempos: "Los jóvenes de entonces nos divertíamos mucho. Hacíamos "cuadrillas" de mozos y mozas y nos íbamos a bailar la Redondilla, donde hoy está la plaza. ¡Lo que hemos bailado allí el Papudo! ...Las mujeres tocaban la pandereta y había también un dulzainero que era ciego. Se llamaba Hermógenes y era de Villalpando. Me acuerdo de una copla que cantaba:

"Soy Hermógenes el ciego
que en Villalpando nací
aprendí a dulzainero
y ahora toco el violín." (19)

"Teníamos muchas fiestas. Cada parroquia celebraba una función principal". Según manifiesta él mismo, había cuatro parroquias. Añade a la ya larga lista de festividades: la del día de Carejas, el Carnaval, la Virgen de la Paz, San Juan, "el que no traiga leña no ve la hoguera".

Doña Teodora Villagrá, con sus 91 años también goza de excelente memoria. Nos dice que los dulzaineros vivían en Paredes y tocaban todas las tardes de los domingos y festivos en el Corro de los Toros -plaza de Santa Eulalia-, donde se bailaba la "Redondilla". Los mozos formaban una gran rueda y allí iban los mozos a "sacarles a bailar". Otra gran rueda externa era formada por los matrimonios y curiosos. En el sector intermedio paseaban las parejas después de bailar.

Coincide con las anteriores informaciones en cuanto al extenso calendario festivo pero aún añade más fiestas: "El Niño", el primer día del año, que se prolongaba con "El Niñito" al día siguiente; se bailaba al son de la dulzaina y el tamboril en el "Corro de San Juan".

"Los Reyes" , que también se prolongaba al día siguiente con "Los Reyecillos" e incluso un tercer día o "Rey Negro"; se bailaba la "Redondilla" en la barbacana de la iglesia de San Martín.

"Las Candelas" -2 de febrero-, prorrogable también al día siguiente, San Blas; en esta ocasión se bailaba en Santo Domingo.

Tanta fiesta justificaba una dedicación exclusiva de los dulzaineros, aunque no eran los únicos animadores. Contaban también los paredeños con un grupo de teatro: "La Unión Sociedad Dramática Paredes de Nava" (20), que según el concejal señor Nájera "existe desde tiempo inmemorial" (21) y una rondalla.

____________

(1) Dulzaineros y tamborileros, vol. III del Catálogo Folklórico de la Provincia de Valladolid, por José DELFIN VAL, Luis DIAZ VIANA y Joaquín DIAZ. Ed. Institución Cultural Simancas, Valladolid, 1979, p. 7.

(2) Idem, p. 8.

(3) Libros de Actas Municipales. Archivo Municipal de Paredes de Nava.

(4) Libros de Actas Municipales. Archivo Municipal de Paredes de Nava. Sesión Ordinaria del 24 de enero de 1904.

(5) Idem. Sesión Ordinaria del 7 de febrero de 1904.

(6) Idem. Sesión Ordinaria del 3 de abril de 1904.

(7) Idem. Sesión Ordinaria del 1 de mayo de 1904.

(8) Idem. Sesión Ordinaria, 24 de mayo de 1904.

(9) Idem. Sesión Ordinaria, 24 .de mayo de 1904.

(10) Idem. Sesión Ordinaria del 11 de julio de 1905.

(11) Idem. Sesión Ordinaria del 15 de octubre de 1905.

(12) Idem. Sesión Ordinaria del 1 de abril de 1906.

(13) Presidía la Corporación Municipal, como alcalde, don Luis Nájera de la Torre. Sesión Inaugural y de Constitución del nuevo Ayuntamiento; 1 de enero de 1906.

(14) Libros de Actas. Sesión Ordinaria del 4 de septiembre de 1906.

(15) Cuadro confeccionado por don Miguel Pajares.

(16) Cuadro confeccionado también por don Miguel Pajares.

(17) Libros de Actas. Sesión Ordinaria del 10 de enero de 1904.

(18) Idem. Sesión Ordinaria del mes de julio de 1917.

(19) Fiestas del Señor, 191. Programa de Paredes de Nava. También mencionado por Gonzalo CASTRILLO, en "Trabajo folklórico castellano", Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, nº. 8, p. 100.

(20) Así reza el sello.

(21) Libros de Actas. Sesión Ordinaria, 16 de febrero de 1904.


BIBLIOGRAFIA

CARDEÑOSO, Leonardo: Reseña histórica de la Villa de Paredes de Nava. Año 1923.

CASTRILLO, Gonzalo: Estudia sobre el canto popular castellano. Imprenta de la Federación Católico-Agraria, Palencia, 1925.

-"Trabajo folklórico castellano", Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, nº. 8, p. 100.

DELFIN VAL, José; DIAZ VIANA, Luis, y DIAZ, Joaquín: Catálogo Folklórico de la Provincia de Valladolid, volumen III, Dulzaineros y tamborileros. Ed. Institución Cultural Simancas, Valladolid, 1979.

-Folklore y costumbres de España, tomos I y II. Dirección F. Carreras y Candi. Ed. Alberto Martín, Barcelona, 1944.

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HERNANDO, Fco. Javier: La dulzaina. Amigos de la Música, Burgos, 1979.

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TERESA LEON, Tomás: "Paredes de Nava. Villa señorial. Su historia y su tesoro artístico", Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, nº. 27, Palencia, 1968.

TEJERO COBOS, Isidoro: La dulzaina de Castilla. Edita el autor, Segovia, 1981.

LIBROS DE ACTAS DEl AYUNTAMIENTO DE PAREDES DE NAVA

Sesión Ordinaria, 10 de enero de 1904
" " " 24 de enero de 1904
" " " 7 de febrero de 1904
" " " 16 de febrero de 1904
" " " 3 de abril de 1904
" " " 1 de mayo de 1904
" " " 24 de mayo de 1904
" " " 11 de julio de 1905
" " " 15 de octubre de 1905
" Inaugural, 1 de enero de 1906
" Ordinaria, 1 de abril de 1906
" " " 4 de septiembre de 1906
" " " del mes de julio de 1917
Archivo Municipal de Paredes de Nava.
Programa de las "Fiestas del Señor" de Paredes de Nava, 1981.

PERIODICOS y REVISTAS

El Diario Palentino, del 2-II-1981, p. 14, por Pedro-Pablo ABAD HERNAN.

Folklore. Edita Obra Cultural de la Caja de Ahorros Popular de Valladolid.

Narria. Estudios de artes y costumbres populares, núms. 4, 11, 14, 15, 16 y 17. Ed. Museo de Artes y Tradiciones Populares, Universidad Autónoma de Canto Blanco, Madrid.

Rombo. Revista de Fasa-Renault, primavera 1980.



La profesión de Dulzainero a comienzos de siglo en Paredes de Nava (Palencia)

ABAD HERNAN, Pedro Pablo

Publicado en el año 1984 en la Revista de Folklore número 42.

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