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Revista de Folklore número

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Folklore poético-musical de las dos Castillas

HERREJON NICOLAS, Manola

Publicado en el año 1985 en la Revista de Folklore número 50 - sumario >



El canto y baile popular es la mejor forma de "nacionalismo" porque casi todos los grandes compositores de todos los tiempos y estilos arrancaron del "tesoro melódico del pueblo", al decir de Felipe Pedrell, los mejores temas musicales para desarrollarlos después en sus grandes obras de arte. Haydn, Beethoven, Schubert, Sibelius, Strauss...y más adelante Grieg, Bela Bartók, Kodaly, Carl Orff. ..

Con razón la palabra folklore significa ciencia o saber del pueblo, o sabiduría de los hombres sencillos que se inspiraron cara a cara con la naturaleza, cantando y danzando al son de sus rústicos instrumentos.

De las canciones infantiles de corro o de cuna y de la gama pentatónica aprendieron a cantar todos los niños de todas las épocas.

Por los años 60 Carl Orff inició en Alemania un gran movimiento pedagógico-musical apoyado en el folklore de su país que fue secundado en el nuestro por Montserrat Sanuy y Luciano González Sarmiento, entre otros. Todos y cada uno de nuestros cantos empezaron a ser interpretados en la escuela con instrumentos sencillos. La flauta dulce se fue imponiendo paulatinamente para el aprendizaje y uso de futuros profesores de E. G. B. ya que, como bien dice J. Hidalgo Montoya al tratar el tema en cuestión, es ésta, de entre todos los instrumentos asequibles al niño, el más idóneo.

Buscamos ávidamente temas musicales entre las distintas regiones del territorio nacional y vemos que nunca se acaba el repertorio. Villancicos, canciones de cuna, de ronda, seguidillas, mayos o mayas, jotas y jotillas de tan incontables versiones y estilos, pasos y coplas. y todos nos parecen atractivos de cantar, fáciles de seguir el compás... ¡Puede decirse que nos enamoran!, y esas sus letras, tan románticas y tiernas, y los típicos instrumentos cuyo timbre peculiar nos resulta tan nuestro, tan entrañable: la guitarra, el laúd, la gaita, la dulzaina, el tambor o tamboril, la flauta, las castañuelas o "palillos", el almirez y hasta la botella labrada -casi siempre de anís- a modo de percusión especial.

El rico folklore español también nace, vive y vibra, como en otras regiones españolas, en la antes llamada Castilla la Nueva, actual autonomía de Castilla-La Mancha, con Albacete incluida y en Castilla-León, la sobria y austera, sin Santander, al que apellidábamos "el mirador de Castílla", y no podemos, por castellanos, sustraernos a su encanto.

Ni que decir tiene que el estilo característico de esta nuestra tierra es la sobriedad: esos "toques procesionales" seguidos de pasacalles y de toreras, aparte de las innumerables jotas ("importadas" de Aragón) y los romances o "coplas de ciego". En la provincia de León, como en la Camuñas toledana, ciertos bailarines o danzantes van vestidos con faldas y encajes y son archiconocidas, y cantadas desde siempre, las jotas de La Molinera, la Sinda y hasta Las Habas Verdes. Ambas Castillas se disputan la autonomía de algunos romances ancestrales como el de " La loba parda" (1) que recientemente ha sido armonizado como lección de solfeo superior por los profesores del Conservatorio madrileño.

De Salamanca la noble destacan sus célebres Charradas, al son de sus típicos instrumentos, panderos, panderetas y la "gaita salmantina".

En las dos Castillas hay tantos cantos comunes como puedan serlo los castillos y los molinos de viento, tales como las rondeñas, o cantos de ronda a la amada o pretendida:

Si esta noche no sales
a la ventana,
cuéntame entre los muertos, morena,
desde mañana.

O aquel otro de:

Ay, morena, que en la era
ya no queda nada, ya no queda nada.
Sólo queda tu recuerdo, rosita encarnada, rosita encarnada.

Y luego, las canciones de siega o laboreo, porque hasta el trabajo del campo, por duro que sea, se alegra cantando:

Me gustan los labradores
sobre todo en el verano
por la sal que ellos derraman
cuando voltean el grano.

Y esas jotas castellanas, alegres y sencillisimas, que respiran amor...:

"Arrodea", "arrodea" si vas por hilo,
yo también "arrodeo" por ir contigo.

Y otras, cómicas y chispeantes, como la de La Tía Melitona:

Ursula, ¿qué estás haciendo,
que te estamos esperando?
Hemos matado la pava
y ahora la estamos pelando...

De Castilla son también los mencionados mayos o cantos a la primavera:

Despierta si estás dormida,
tiempo tendrás de dormir,
que mientras abres los ojos
nace mayo y muere abril.

De la vieja Castilla proviene aquel nostálgico cantar:

Adiós pueblo querido,
mi tierra amada,
aunque de ti me ausento
vas en el alma.

Famosas en Castilla-León son las danzas -cantadas- llamadas "de agudo", "de agudíllo", "a lo ligero", "a lo bajo", así como las típicas "Ruedas" que en Segovia, Avila y Valladolid se denominan "Corrido".

EL VILLANCICO

El villancico navideño merece capitulo aparte. Montoya recoge en su Cancionero de Navidad diecinueve villancicos castellanos, sin especificar pueblo, a cual más tierno y sencillo tanto en su música como en la letrilla, como aquel en modo menor con estribillo de Lope:

No lloréis, mis ojos
Niño Dios...¡callad!
que sí llora el cielo
¿quién podrá cantar?

O el de "Las barbas de San José", que nos hace sonreir y hasta llorar tontamente sí le oímos cantar a los críos:

San José al Niño Jesús
un beso le dio en la cara,
y el Niño Jesús le dijo: "
¡Que me pinchas con las barbas!"

Y la alegría irradia en todos al entonar el clásico y repetido "Venid, pastorcitos" entre la algarabía de panderetas y zambombas. ..

" Alegría, caballeros -dice otro- / Los Reyes ya son mañana / La primer fiesta del año / Que se celebra en España" ...

" Brincan y bailan", pertenece a la provincia de Burgos, mientras que "Zúmbale al pandero" es leonés.

De entre los dedicados a Santa María,. está "La Virgen lava pañales", que los andaluces han emulado en estilo flamenco.

Y para acabar diremos que! el famosísimo y popularísimo "Marimorena", es también castellano por los cuatro costados.

CASTILLA-LA MANCHA

Triste es el día sin sol,
triste la noche sin luna;
pero más triste es amar
sin esperanza ninguna.

Esta coplilla toledana, junto con "El Sereno" y "Como vives en alto", pertenecen a las tonadas de ronda más antiguas de Toledo la Imperial. Después, de todos los puntos de su vasta provincia se conocen coplas y romances ancestrales, algunos del tiempo de los árabes.

COMARCA DE LA JARA

De entre las típicas danzas de La Jara está el llamado baile de las alabardas, de Alcaudete, que es una especie de desagravio al Santísimo durante el triduo de carnaval. Los mozos corren vestidos de soldados el día de San Ildefonso, patrono de Toledo, y piden limosna para el cura de su iglesia. "El pinche" se baila dando saltos grotescos, y luego viene el "Baile del abanderado". El miércoles de ceniza, en señal de penitencia, despojan de flores a las alabardas de los danzantes.

Las seguidillas jareñas tienen asimismo mucha fama, y se bailan seguidas de jotas, con multitud de letras, siempre piropeando a las mozas del lugar, una de las cuales dice así :

A la prenda que yo quiero
se le ha antojado un clavel.
en mi pueblo no lo había
y a Sevilla fui por él.

También es muy célebre el Rondón, de El Real de San Vicente, muy primitivo, que tiene algo de danza salvaje y que proviene, como otros muchos, de los carnavales o carnestolendas. Los danzantes se ponen en corro, y la copla da comienzo lentamente para acelerar después, poco a poco.

En Talavera está el árbol;
en Hinojosa, la hoja,
y en El Real de San Vicente,
la flor de mozos y mozas.

El traje castellano para este baile consiste en un refajo de paño de colores vivos, jubón negro, mantón bordado y mandil corto. Los mozos lucen un chaleco ajustado, faja de color, pantalón negro y blanca camisa.

Alternando con las jotas y seguidillas también se usan los fandangos, de origen antiquísimo y transmitidos de padres a hijos.

Famosas son las "noches de quintería", que Jacinto Guerrero supo captar tan acertadamente para su "Rosa del Azafrán" :

Hoy es sábado y no quiero
dormir en la quintería,
que andan los mozos gañanes,
y yo me muero de envidia
si me entero de que rondan
las esquinas de mi novia...

En el pueblo de Escalonilla se usa el baile de El Paloteo, con palos que se entrecruzan los mozos danzantes al son de la dulzaina y el tamboril.

En el laborioso Lagartera, las bodas son lo que se dice "sonadas", ya que duran las fiestas varios días, durante los cuales no cesa de escanciarse el vino. Los mozos van con sus laúdes y guitarras en busca de la novia (" A po la moza venimos / y no nos la quieren dar"...) Tras la solemne ceremonia religiosa, se celebra el "baile de la manzana", en el que la novia ha de bailar con todos los invitados varones, uno a uno. En dicha localidad también tienen fama el romance de "El último sacramento" y el de "Los diez mandamientos", tipo autos sacramentales.

LA SEGUIDILLA MANCHEGA

De entre las célebres seguidillas manchegas están las que se cantan y bailan en La Puebla de Almoradiel: .

Aunque soy de La Mancha
no mancho a nadie:
más de cuatro quisieran
ser de mi sangre.

...y en las de la de Montalbán, que se interpretan desde la antigüedad en las fiestas llamadas "del candil" cuando, por ser época de frío, se desenvolvían alrededor del fuego y después de jugar a las cartas, etc.

La Puebla tiene la fama
del vino y del aguardiente,
de las mujeres bonitas
y de los hombres valientes.

También allí se bailan las "seguidillas del bastón", sin letra y con el atuendo de "pueblana", que es otra modalidad manchega muy antigua.

En Marjaliza se representa un Auto de Navidad desde el siglo XVII, acompañado de rondalla que termina siempre con alegres villancicos.

En Mora de Toledo tiene fama, aparte de la "Fiesta del olivo", declarada recientemente de interés turístico internacional, la " jota revolvedera", que la danzan muchas parejas muy aprisa y entre tragos de vino manchego, según la tradición:

Niña, no salgas de casa
porque ha salido la fiera
y está cantando y bailando
la jota revolvedera.

También es muy antigua y tradicional la rondeña en las reuniones nocturnas, en que los chicos del lugar tejen sus piropos a la hermosa de sus sueños...

Anoche te vi la cara
a la luz de mi cigarro...
¡No he visto luna más clara
ni cielo más estrellado!...

Y así, cantos y bailes en ritmo binario o ternario como la jota de los quintos, tan común y repetida en todos los pueblos castellanos, aunque aseguran que es especial e interminable en Navahermosa, de los Montes de Toledo.

De Camuñas merece la pena comentar su "Cofradía del Santísimo Sacramento", que, desde la segunda mitad del siglo XV, interpreta el auto sacramental "El triunfo de la gracia sobre el pecado", de indiscutible valor artístico e histórico y de cuyos danzantes sale una muestra en la grandiosa procesión del Corpus Christi toledano. Los intérpretes representan los diversos personajes simbólicos (Fortaleza, Prudencia, Templanza...) y entablan una lucha contra los Pecados (Carne, Demonio, Mundo...), hasta conseguir vencerlos. Al compás de la danza, el ruido del tambor y las sonajas es continuo.

Existen otras muchas fiestas tradicionales en los diferentes pueblos castellano-manchegos, como son el "Baile de Bodas", de Oropesa; las seguidillas corridas, la jota pujada y el" Baile de la bandera", de Miguelesteban; el "Espurrinche", de Las Herencias, que data también de la época árabe, y otros más...

* * *

Y esto ha sido una muestra del inagotable arsenal de nuestros cantos y danzas que musicólogos e investigadores de ayer y de hoy han sabido recopilar en los innumerables cancioneros existentes, legando así a la posteridad el tesoro de nuestro folklore, raíz y corazón de nuestra cultura y nuestra historia.

___________

(1) "La loba parda" está en el Cancionero-manchego de P. Echevarría.

Dibujos: Fernando Lancho y Carlos Alfonso.

BIBLIOGRAFIA

Formación musical, de Matilde MURCIA.

Cancionero de las dos Castillas de Navidad, y Método para flauta dulce, de J. HIDALGO MONTOYA.

Música para niños, de Montserrat SANUY y Luciano GONZALEZ SARMIENTO.

Folklore toledano, de Mª Nieves BELTRAN MIÑANA.




Folklore poético-musical de las dos Castillas

HERREJON NICOLAS, Manola

Publicado en el año 1985 en la Revista de Folklore número 50.

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