Revista de Folklore • 500 números

Fundación Joaquín Díaz

Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >

Búsqueda por: autor, título, año o número de revista *
* Es válido cualquier término del nombre/apellido del autor, del título del artículo y del número de revista o año.

Revista de Folklore número

148



Esta visualización es solo del texto del artículo.
Puede leer el artículo completo descargando la revista en formato PDF

EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS. UN VIEJO MITO MEDITERRANEO

QUIJERA PEREZ, José Antonio

Publicado en el año 1993 en la Revista de Folklore número 148 - sumario >



INTRODUCCION

El tributo de las cien doncellas y la batalla de Clavijo han sido temas de controversia para los historiadores quienes, divididos en dos posiciones, han intentado unos demostrar la veracidad de los acontecimientos adscritos al tributo y al combate, mientras que otros se han esforzado por negar su autenticidad. Así han ocurrido las cosas durante décadas, pero en la actualidad, y sobretodo tras el análisis de las fuentes documentales árabes, la balanza se decanta a favor de quienes rechazan la validez histórica de los hechos tal y como son descritos en las crónicas cristianas medievales.

La documentación histórica confirma la existencia de escaramuzas militares en el lugar y el momento en los que las crónicas intentan cifrar la batalla entre Ramiro I y las exiguas tropas cristianas contra el inmenso ejército sarraceno, y en la que el héroe cristiano obtuvo la victoria gracias a la decisiva ayuda prestada por el apóstol Santiago. Ello concluyó en la anulación del tributo. Las crónicas medievales sitúan los acontecimientos en los alrededores de la entonces ciudad mora de Albelda, en la riojana cuenca del Bajo Iregua, y a mediados del siglo IX (1).

Es muy probable que la relación de hechos se basara en acontecimientos posteriores, ocurridos en la batalla de Simancas un siglo después, en el año 939, en la que Ramiro II de León, García Sánchez de Navarra y Fernán González, derrotaron a Abderramán III, y que fueran apañados por el monje Pedro Marcio y utilizados políticamente en beneficio del reinó leonés (2). Más adelante retomaremos este asunto.

Lo que a nosotros nos interesa en este momento no es la veracidad de unos hechos militares y políticos medievales, la envergadura que tuvieron y el empleo que se les dio posteriormente, sino el trasfondo mítico, la leyenda que surge en torno a la figura de Ramiro I y Santiago, que se une íntimamente al tema, por demás mítico, del tributo de las doncellas y su anulación. La utilización de discretos acontecimientos históricos y de sus protagonistas para, tras un proceso de mitificación, convertirlos en "héroes nacionales" es uno de los procesos más socorridos para la creación de muchos temas mitológicos que perduran siglos y siglos en el folklore. Se trata de un proceso de "sacralización" en el que se ven inmersos hechos y personas, un trasvase de la historia al mundo del mito (3). El combate en los alrededores de Albelda es, en mi opinión, uno de esos ejemplos de utilización de un evento histórico, al parecer de escasa altura, para la creación de un mito.

LA LEYENDA

"Desde el año 783, hasta el de 788, con auxilio de los Moros, y pactos infames, ocupo el Reyno de Oviedo, y Leon Mauregato, hijo bastardo en todo del Rey D. Alonfo Primero, y de una Mora esclava suya. Entre las condiciones del pacto, fue una que Mauregato avia de pagar cada año en feudo, un tributo nefando de cien doncellas de sus estados Catholicos: de las quales, las cincuenta avian de ser Nobles, y las demas del estado general. Corrió el tributo infame algunos años, y con obligacion de llebarle hasta la raya, y confines del Reyno, donde se hazia la entrega. Mucho se ofendió Dios deste pecado, y lo mostró con varios sucessos, y milagrosos acaecimientos, que refieren nuestras Historias. Bramaban los Christianos sobre este feudo, especialmente los Nobles, que no saben sufrir infamias. Y de aqui resulto, el que varios Cavalleros esforÇados, les quitaron de las manos el tributo algunas veces; y aun huvo ocasion, en que defendieron a las inocentes doncellas, los toros de una bacada, jugando contra los Moros sus puntas, y despedazandolos" (4).

En estos términos describía a comienzos del siglo XVIII Mateo de Anguiano el tributo de las cien doncellas, instaurado por el oscuro rey Mauregato. El pago por mantener su reino independiente y en paz con los árabes era el de cien muchachas vírgenes, de las cuales la mitad debían ser humildes, y las otras de noble cuna. El relato, inspirado en fuentes anteriores, refiere que el tributo se había llevado a término durante varios años, y es catalogado como "infame" a los ojos de los hombres, y "pecado" a los de Dios. Por lo demás, Mauregato es dibujado como un rey nefasto, y en otros documentos referidos a la época es tildado de monarca "tirano" y traidor para la cristiandad (5).

La narración del origen del tributo de las cien doncellas va íntimamente unida al relato de la batalla de Clavijo, pues la victoria cristiana en ella supone la anulación del tributo, entre algunas conclusiones más. De las diferentes versiones que existen del mismo, vamos a utilizar la realizada por J. González de Tejada en el año 1701, literariamente muy rica e inspirada en informes anteriores (6). El texto está impregnado de un barniz apocalíptico y relata los motivos de la aproximación del rey Ramiro I a La Rioja, la visita en sueños del apóstol Santiago y el transcurso de la batalla. A ello se unen algunas conclusiones que se originan en la derrota árabe. Este es el resumen de la larga descripción: Ramiro I, monarca asturiano, parte de la corte hacia Castilla la Vieja con intención de contraer matrimonio en segundas nupcias tras el fallecimiento de su primera esposa. Con ocasión del viaje real, los pares de su reino se levantan en armas e intentan destronarlo. Abderramán II tiene noticia del suceso y traza un plan para romper el pacto con el monarca asturiano reclamándole el pago del tributo de las cien doncellas.

Ante la negativa de Ramiro, Abderramán prepara un numerosísimo ejército, para lo que hace venir de Africa un gran contingente humano. El monarca intenta organizar sus tropas y nombra general a un militar gallego llamado Osorio, y maestre de campo al camerano Sancho Fernández Tejada.

Entró Ramiro en La Rioja y ganó a los moros la plaza de Nájera, continuando después camino de Albelda, ciudad importante del califato, en donde Abderramán se encontraba esperando para iniciar la batalla. La desigualdad de fuerzas era enorme, pues los árabes contaban con más de diez hombres por cada cristiano.

Levantado el campamento cristiano en las laderas del monte Laturce la víspera del combate, esa noche el rey Ramiro recibió la visita en sueños del apóstol Santiago, quien le habló con estas palabras: "Yo soy el Bienaventurado Apostol de Dios Santiago. Por ventura no sabes que mi Señor Jesu Chritto, quando repartió las otras partes del Mundo a los otros Apostoles mis hermanos, a mi me dio en guarda a toda España, y la puso debaxo de mi proteccion, y amparo?.. EsfuerÇate, y ten mucha contianÇa, que ciertamente yo sere en tu ayuda, y a la mañana con el poder de Dios, venceras la innumerable multitud de los Moros, que te tienen cercado. Y porque sobre esto no aya duda, vosotros, y los Moros me vereis manifiestamente en un Cavallo blanco, de blanca y grande fermosura, y tendre un Pendon blanco, y muy grande. Por tanto, en amaneciendo, confessareis todos, y recibireis penitencia, y despues de celebradas las Missas, y recibida la Comunion del Cuerpo, y Sangre del Señor, armada vuestra campaña, no dudeis de acometer a las hazes de los Moros, que los Moros caeran por punta de espada" (7).

Siguiendo las instrucciones dadas por el apóstol, los cristianos iniciaron la batalla cogiendo desprevenidos a los árabes, quienes prontamente reaccionaron. Pero, en ese momento se abrieron los cielos y surgió la figura de Santiago en túnica blanca con cruz roja al pecho, espada en mano y montado sobre un blanco corcel, que acometió contra los enemigos desbaratando sus filas y matando a muchos: "...cortava cabeÇas de Moros, como suele la hoz derribar espigas en el Estio..." (8).

Animados por la contundente presencia del apóstol, los cristianos continuaron la batalla persiguiendo a los árabes hasta la villa riojana de Jubera, en donde Santiago regresó a los cielos desde una peña en la que dejó las huellas del caballo.

Ramiro tomó la ciudad de Albelda, e hizo un voto según el cual tanto él como sus vasallos debían ceder, a perpetuidad y anualmente, a la Iglesia de Santiago en Galicia una medida de trigo cada labrador, y una de vino cada cosechero. Además, se anulaba el ominoso tributo de las doncellas, se instauraba la Orden de Caballería de Santiago y se fundaba el noble solar camerano de Valdeosera. Todo esto ocurrió a comienzos del mes de mayo del año 844.

Los tres elementos esenciales en los que se cifra el relato de la batalla de Clavijo, a saber, la desigualdad de fuerzas entre el bien y el mal en detrimento del primero, la visita en sueños del delegado de la divinidad que anuncia la victoria, y la conclusión de la batalla en la que aparece la mano armada divina a favor del bien, confieren a este episodio una estructura que es observable en un buen número de leyendas medievales europeas, e incluso en temas míticos muy anteriores.

El devenir del tributo, desde su instauración hasta su final, se desarrolla mediante la unión de los dos pasajes que hemos descrito, comenzando en Mauregato y el pacto, y concluyendo en la victoria de Ramiro I sobre los moros. La narración suma de ambos momentos presenta una estructura formal que puede ser cifrada en los siguientes seis elementos:

1.Ante el poderío militar árabe y su empuje, el rey Mauregato firma un pacto que le va a permitir mantener su independencia.

2.El pacto consiste en el pago anual de un grupo de cien doncellas, mitad humildes y mitad nobles.

3.Los cristianos efectúan el pago del tributo durante algunos años.

4.Se muestra en escena la figura del héroe cristiano, el rey Ramiro I.

5.El héroe es ayudado por la propia deidad y entran en combate derrotando a los moros.

6.La victoria cristiana trae como consecuencia la conclusión del tributo.

La figura del monarca Ramiro I se ve inmersa en un proceso de transformación heroizante, se convierte en un héroe cristiano, representante del bien, que va a encabezar el combate contra el mal para derrotarlo expulsándolo del suelo cristiano. Motivos como éste han sido frecuentes en el pasado y abundan en el corpus folklórico de casi todas las tradiciones europeas, por lo menos. La vida de este rey asturiano no fue especialmente carismática. No llegó a completar una década como gobernante de su reino, y en su corto reinado no se dieron acontecimientos de relevancia. Sin embargo, esta metamorfosis hacia lo mítico, hacia lo sagrado de su persona ha hecho que no cayera en el olvido.

En el relato que estamos intentando desmenuzar intervienen pasajes inspirados en temas míticos muy conocidos y extendidos, que apenas presentan dudas para cualquier estudioso del folklore en cuanto al análisis de los aspectos simbólicos que encierran: el combate entre el bien y el mal, el héroe que dirige a su pueblo a la victoria con la ayuda de la deidad, la entrega de las adolescentes a las manos de la muerte, mito que inspira ritos iniciáticos de las muchachas, etc. Sin embargo, la unión de todos ellos conforma un modelo mítico del que todavía no conocemos sus motivaciones motoras, y hacia ello vamos a dirigir nuestro siguiente paso con el análisis de un viejo mito mediterráneo.

TESEO y EL MITO CRETENSE

Entre los mitos que aducen ritos iniciáticos abundan las referencias a pruebas que, en un tiempo remoto el primer iniciado tuvo que superar: largos viajes llenos de peligros, combates contra seres de fuerzas desmesuradas, pasos por el fuego, las aguas, lugares estrechos, montañas inaccesibles, descenso a los infiernos, etc. El rito iniciático, en líneas generales, suele incluir algún tipo de prueba que el aspirante debe superar, siguiendo el modelo inspirado por el mito ejemplar. Entre los modelos de mitos de naturaleza iniciática, se encuentra muy extendido el que aduce el fracaso al que se veían sometidos los candidatos ante las pruebas, que morían sin conseguir superarlas, hasta que un demiurgo consiguió salir victorioso por primera vez, abriendo de ese modo las puertas de la iniciación a todos los demás. Como tal modelo de mito ejemplar, se encuentra extendido en estadios culturales muy primarios, y también en modelos religiosos evolucionados (9).

En el ámbito mediterráneo, la Grecia Clásica fue el espacio geográfico y cultural en el que mejor se desarrollaron los modelos heroicos, los demiurgos cuyas biografías estaban cargadas de hazañas, seres a caballo entre los dioses y los hombres, que realizaban su labor en una franja propia que rozaba a la vez los mundos de unos y otros. Destacan sobremanera, y debido a que su personalidad está impregnada de características ontológicas, en el modo de combatir, de amar, en sus conocimientos de medicina y de mántica. Muchas veces poseían apariencia monstruosa (10). De entre todos los héroes griegos, ahora nos interesa la figura de Teseo, porque éste es precisamente quien presenta una ocupación que se relaciona íntimamente con la iniciación a diferentes niveles.

El ciclo mitológico de Teseo fue recogido por varios autores clásicos, entre los que destaca Plutarco por su labor de síntesis a partir de tradiciones diversas al respecto. La siguiente descripción se basa en los textos de este escritor romano (11).

Teseo fue hijo de Egeo, mítico fundador de Atenas, y de Etra, con la que mantuvo relaciones íntimas a despecho del consejo de la pitonisa Pitia (otra versión de su nacimiento lo convierte en hijo de Poseidón). De niño fue llevado a Delfos para asistir a su ceremonia de iniciación a la pubertad, cortándose el cabello de un modo especial. Posteriormente, aún adolescente, caminó hasta Atenas en busca de su padre y en el viaje peleó y mató a un buen número de seres peligrosos y fieros que asolaban la región. Llegado a la capital del Atica, aconteció su visita a la isla de Creta y a la corte del mítico rey Minos, tema de suma importancia para nosotros que pronto analizaremos con más profundidad. También se enfrentó a las amazonas, mujeres guerreras, a las que engañó raptando a su jefa, la reina Hipólita. Su vida transcurrió entre aventuras hasta que murió a manos de Licomedes.

Teseo, del mismo modo que Aquiles, en un héroe cuya vida es un sumum de episodios relacionados con ritos de iniciación, en la que se esfuerza por superar una prueba tras otra.. El mito del pasaje cretense muestra claramente esta tendencia iniciática, en la que el héroe es a la vez iniciado y modelo en la iniciación.

Estando residiendo en Atenas con su padre, vinieron desde Creta los embajadores del rey Minos para hacer efectivo el pago del tributo que tenía pactada la ciudad con el reino insular. Este tributo se había firmado para apaciguar al rey Minos que asolaba el Atica debido a la muerte en extrañas condiciones de su hijo en una anterior visita al Continente, de la cual se hacía culpable a los atenienses. El tributo consistía en la entrega de un grupo de siete jóvenes y otras tantas muchachas en edad casadera y vírgenes, que eran conducidos a Cnossos donde el rey los introducía en el laberinto, lugar escabroso de imposible salida en el que además habitaba el monstruo Minotauro, ser cruel mitad hombre y mitad toro.

Ovidio, otro escritor romano que se ocupó de la personalidad de Teseo, describió con las siguientes palabras al monstruo y al laberinto: "Minotauro, ese monstruo medio hombre y medio toro, oprobio de la Casa de este príncipe, crecía de día en día. Esto era el fruto del amor insensato de Pasifae. Para ocultar a los ojos del público una cosa que llenaba de infamia a él y a su mujer, Minos le encerró en el laberinto, lugar sombrío y tenebroso, cuyas mil vueltas hacían imposible la salida. Dédalo, el arquitecto más hábil de su época, había de tal forma intrincado unos caminos con otros, que era imposible hallar la salida una vez entrado en él. Tal como el nombre de Meandra en los campos de la Frigia formó dando infinitas vueltas, o como la serpiente en la llanura, que volviendo por los mismos lugares que ya pasó enlaza ondulados trazos que marca al deslizarse por el terreno, Dédalo había dotado al Laberinto de tan enrevesados caminos que apenas si el mismo podía dar con la salida: en tal Laberinto fue encerrado el Minotauro" (12).

Teseo se embarcó voluntario en la nave que debía conducirle a Creta en un viaje sin retorno, en compañía del grupo de jóvenes de ambos sexos que suponían el pago tributario. En Delfos hicieron una ofrenda a Apolo, un ramo de olivo sagrado con una cinta blanca enroscada. El dios les aconsejó que se encomendaran a la diosa Afrodita, mediante el sacrificio de una cabra.

Llegaron a Creta y fueron conducidos al laberinto, pero Ariadna, la hija de Minos, una de las diferentes epifanías de la diosa Afrodita a la que se habían encomendado los jóvenes, se enamoró de Teseo y le dio información acerca del monstruo y del laberinto. Además, le entregó un ovillo de hilo que debía servirle para encontrar la salida.

Teseo consiguió matar al Minotauro y, gracias al ovillo, halló la salida. Una vez el grupo fuera del mortal recinto, se volvieron a embarcar y huyeron con Ariadna. La muerte del endriago, mitad hombre y mitad toro, concluyó con el tributo para siempre. En el viaje de regreso, amarraron en la isla de Naxos, donde Teseo abandonó a Ariadna, tras haber mantenido con ella relaciones amorosas. Al regresar a Atenas, y no recordando Teseo cambiar las velas negras por las blancas, Egeo creyó a su hijo muerto y se suicidó..

Hasta aquí el mito cretense de Teseo, que refiere su lucha con el Minotauro y el fin del tributo de jóvenes vírgenes de ambos sexos. La pelea y muerte del Minotauro, así como la salida del laberinto son otras tantas pruebas en la vida del héroe, que él supo superar, y qué deben ser unidas a los combates, viajes, amores, etc. a los que Teseo se enfrentó a lo largo de toda su vida. Pero, aún siendo todas ellas pruebas de naturaleza iniciática, es cierto que no todas pertenecen a la misma categoría, es decir, suponen diferentes tipos de iniciación que permiten el acceso a otros tantos niveles. E. O. James identifica cuatro tipos de "ritos de transición", que ordena del siguiente modo (13):

1.Ritos de nacimiento.
2.Ritos de iniciación.
3.Ritos de matrimonio.
4.Ritos de muerte.

Dentro del heterogéneo grupo de los ritos de iniciación caben los relativos al acceso de los niños a la pubertad o adolescencia, las iniciaciones chamánicas y sacerdotales, la iniciaciones militares y de sociedades secretas, etc. Hay pruebas en el ciclo de Teseo que se relacionan con los ritos de pubertad. Los Thesaia consistían en un cúmulo de ceremonias inspiradas en el mito de Teseo y su visita infantil a Delfos. La ceremonia cumbre era el corte del cabello de los niños según el modo en que Teseo lo había hecho en tiempos remotos. Se reactualizaba un mito ejemplar (14). Este mito estaba relacionado con ritos de tránsito hacia la pubertad.

Durante la adolescencia Teseo debe luchar y vencer. Va madurando en su entidad como héroe, hasta llegar al viaje a Creta. El marcha en cabeza del grupo de jóvenes vírgenes de ambos sexos en un viaje del que nadie ha vuelto. Teseo se somete voluntariamente a la prueba del laberinto. También pelea con el Minotauro y lo mata. supera ambas pruebas, pero con la ayuda de la diosa, pues utiliza el ovillo de hilo que ella le ha dado al entrar. Desmenucemos algunos de los elementos simbólicos que aquí intervienen.

En todo el ámbito mediterráneo, el toro ha sido un ser de marcada sacralidad, presente en multitud de mitos y de ritos. Ha atraído al pensamiento ontológico debido precisamente a su gran capacidad procreadora. El toro es el símbolo por excelencia de la fuerza sexual masculina en el mundo mediterráneo. La muerte a manos de Teseo del Minotauro, literalmente "el toro de Minos", ser que encierra la doble naturaleza conectada del hombre y del toro, no es más que una forma de adquirir la fuerza procreadora añorada de ese ser. Teseo, joven virgen que todavía no ha conocido los juegos del amor, adquiere mediante la muerte del toro la capacidad engendradora, de alguna manera se inicia en los misterios de la sexualidad, de los cuales va a echar mano prontamente, pues se trata de un grupo de jóvenes en edad casadera. El adolescente adquiere la fuerza que le hace falta en el matrimonio. Nos encontramos en un mito que aduce ritos de iniciación masculina al matrimonio, según la clasificación de James (15).

Existe, además, otro elemento simbólico de marcada esencia femenina, cifrado en la madeja de hilo que es entregada por su amada Ariadna a Teseo cuando va a penetrar en el laberinto. Existe una estrecha vinculación entre la sexualidad femenina, el trabajo del hilado y la iniciación de las muchachas casaderas, que no sólo se hace palpable en estadios culturales primarios, sino que aparece fuertemente asentada en modelos culturales muy evolucionados: "Incluso en las sociedades evolucionadas, las jóvenes gozan de una cierta libertad prenupcial y los encuentros con los muchachos tienen lugar en la casa donde ellas se reúnen para hilar... Sorprende ver que en las mismas culturas en que la virginidad es tenida en alta estima, los encuentros entre muchachas y muchachos no sólo son tolerados, sino incluso estimulados por los padres. No se trata de una corrupción de costumbres, sino de un gran secreto: la revelación de la sacralidad femenina; nos hallamos ante las fuerzas de la vida y de la fecundidad", afirma M. Eliade al observar esta costumbre extendida por prácticamente todo Europa.

El ovillo de hilo, las labores del hilado, el tejer, es para las chicas casaderas un instrumento específico de naturaleza mística que encierra las vinculaciones entre la concepción lunar, periódica, de la existencia, y el trabajo del hilado que debe realizarse de noche, a la luz de la Luna, en relación a los ciclos femeninos y a su sexualidad y capacidad generadora de vida (17). En otras palabras, el trabajo del hilado permanece conectado con la adquisición de conocimientos por parte de las jóvenes en edad de contraer matrimonio, conocimientos de naturaleza iniciática que van a permitirle el correcto uso de sus fuerzas y capacidades transmisoras de vida. Este episodio del mito cretense vuelve a ser el modelo para un rito de tránsito al matrimonio, de la preparación al enlace entre sexos que pronto van a experimentar y que las jóvenes deben conocer.

Siendo Teseo el primer iniciado en los misterios de la sexualidad, el siguiente paso es la consumación del acto sexual para el cual se acaba de preparar. Así acontece en el mito, pues nada más abandonar la isla Teseo se une en el rito del amor con Ariadna en Naxos. No olvidemos que, además, Ariadna es una epifanía de Afrodita, diosa tutelar de las relaciones amorosas en las parejas para los griegos de la época helenística. Es la diosa responsable del buen uso de la fuerza procreadora humana. El colofón del mito es un acto de hierogamia, que como tal vuelve a convertirse en modelo ejemplar. La asunción por el ciclo de Teseo de un mito que refiere el tránsito de los jóvenes al matrimonio, o, en otras palabras, al conocimiento y dominio de las fuerzas procreadoras, encaja perfectamente con la personalidad mítica del héroe griego, cuya vida está volcada a la constante superación de pruebas iniciáticas de diferente índole.

Como conclusión al análisis del Mito cretense de Teseo podemos afirmar que se trata de un tema cuya inspiración son los ritos de tránsito al matrimonio de los jóvenes de ambos sexos.

EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS Y EL MITO DE TESEO

La estructura formal del episodio cretense del héroe griego reúne los siguientes puntos:

1.- La ciudad de Atenas pacta un tributo con el rey Minos con la intención de aplacar su ira arrasadora.

2.- El tributo consiste en la entrega anual de un grupo de jóvenes vírgenes formado por siete chicos y otras tantas compañeras.

3.- El pago es efectuado durante algunos años.

4.- Teseo, joven virgen de naturaleza heroica, se alista voluntario como parte del tributo.

5.- Ayudado por Ariadna, derrota al Minotauro y sobrevive al laberinto.

6.- El grupo escapa y, tras la muerte del monstruo, se anula el pago del tributo.

Si ahora observamos las estructuras básicas de los dos relatos, el propio de Ramiro I y el de Teseo, veremos que no sólo comportan los mismos elementos estructurales de forma, sino que además muestran la misma secuencialización: en ambos casos se pacta un tributo para apaciguar la embestida de la representación del mal. El pago consiste en la entrega anual del grupo de jóvenes vírgenes en edad de contraer matrimonio: en un caso se trata de chicos y chicas, en el otro de muchachas nobles y humildes. Durante algún tiempo se efectúa el pago, hasta que aparece la figura del héroe que, ayudado por la deidad correspondiente, consigue derrotar al mal, ante el que se encuentra en notable minoría, y concluye el tributo.

Vista la naturaleza iniciática del modelo mítico en función de las dos variantes presentadas, hay que destacar que el relato griego es en un aspecto más rico que el peninsular, pues se refiere a la iniciación de ambos sexos, mientras que el segundo aduce más claramente la iniciación femenina.

Los diferentes objetos simbólicos intervinientes en el mito que estamos desarrollando aparecen muy extendidos por grandes zonas de un modo individual, o como elementos de otros mitos en contextos diversos: el viaje sin retorno, la muerte del toro por el héroe, el combate en desigualdad de fuerzas, la colaboración de la deidad, el ovillo de hilo, la hierogamia, etc. Son frecuentemente partes de otros mitos, cuando no aparecen por sí solos. Por ello, el empleo del modelo difusionista no es capaz de explicar la existencia de los dos relatos separados geográfica y temporalmente. La observancia de que todos estos elementos se encuentren conjuntados y secuencializados del mismo modo en dos relatos que se sitúan geográficamente en ambos extremos del Mediterráneo, donde además cada objeto por separado muestra una gran tradición, me lleva a pensar que en realidad nos encontramos ante dos variantes formales de un arcaico tema mítico mediterráneo.

La variante peninsular nos ha llegado a través del filtro altomedieval, oscurantista, pero asentado sobre una línea de pensamiento muy arcaica. La variante griega muestra las marcas de la helenización sobre su substrato anterior, que asocia objetos simbólicos atestiguados con anterioridad al helenismo. En ambos relatos, los espacios en los que se desarrollan los acontecimientos no son, como casi siempre, más que geografías míticas: Creta y La Rioja. Nunca deben ser considerados como los focos de creación y propagación del tema mítico.

LAS PROCESIONES DE DONCELLAS

El tema mitológico de la iniciación femenina al matrimonio encaja en el entramado mítico-ritual como precursor de las procesiones de doncellas, jóvenes solteras en edad de contraer matrimonio y vestidas de blanco, de novias. En las proximidades de Albelda, a tan sólo cuatro kilómetros, se localiza una de estas procesiones en la villa de Sorzano, donde por demás tradicionalmente se enlaza el blanco rito con el tributo. Como reforzando aún más esta relación, las jóvenes ascienden hasta la ermita de la Virgen de la Hermedaña, surgida en un acebo en tiempo inmemorial (18). La denominación de esta Virgen está vinculada con la idea de "germinación, brotación; transmisión de vida", a partir de la voz latina "germen", o la raíz vasca "ern(m)e", o muy posiblemente por medio de un campo morfo-semántico translingual que abarca a ambas posibilidades como resultados de un vocablo anterior estable en dicho campo.

Pero, debe reconocerse que, de los más de veinte rituales de doncellas existentes en la Península, tan sólo un número muy reducido mira hacia el tributo. Generalmente, cada localidad busca la solución en otra parte. Dentro de la misma Rioja, Santo Domingo de la Calzada cuenta con una procesión de doncellas aún más rica en objetos simbólicos que la de Sorzano, y en ese caso se ha relacionado tradicionalmente el rito con la vida del santo calceatense. Algo parecido ocurre en muchos otros casos, en los que la aparición de objetos simbólicos generalizados, y menos manifiestos en Sorzano, confirman que el tema de las procesiones de doncellas no concluye totalmente en el tributo, sino tan sólo en parte. Además, las procesiones de doncellas distan mucho de ser un fenómeno peninsular, como más de una vez se ha intentado aducir. Rituales de similares características muy alejados de nosotros geográficamente contemplan otras posibilidades de gran interés. Las procesiones de doncellas incluyen, en líneas generales, determinados ritos de naturaleza iniciática, propios de la mística femenina, pero aún hay más. No se agotan aquí.

____________

NOTAS
(1) A. Gil del Río ha estudiado el tema de la batalla de Clavijo desde sus fuentes históricas en la obra La ruta jacobea, pp. 103-137 (Logroño, 1982), desde la perspectiva de su relación con el Camino Francés a su paso por La Rioja. El autor presenta un resumen .las diversas opiniones que los historiadores han aportado recientemente sobre la realidad de la batalla. Así, L. G. de Valdeavellano niega la presencia de Ramiro I y Abderramán II en Clavijo, así como del tributo y del origen del "Privilegiado Santiago". Junto con Sánchez Albornoz, afirma que en la verdadera batalla tomó parte Ordoño I y Banu Qasi Muza. Lévi Provenzal se basa en el análisis de las fuentes árabes para afirmar que en la escaramuza militar que se dio en los alrededores de Albelda hacia la fecha citada no tomó parte Ordoño I, sino un grupo de gascones qué fue puesto en fuga por Ibn Hayyn.

(2) GIL DEL RIO, A.: Op. Cit., p. 116.

(3) M. Eliade ha estudiado en profundidad estas transmisiones de la realidad a la leyenda, mediante las cuales determinados momentos casi irrelevantes toman una gran envergadura y corren de boca en boca, de lugar en lugar. La transmisión oral encauza el proceso. Mito y realidad, 4ª. Ed., Barcelona, 1981.

(4) ANGUIANO, M.: Compendio historial de La Rioja, de sus santos, y milagrosos santuarios, pp. 647-648 (1ª. Ed. Madrid, 1704, ed. fac. Logroño, 1985).

(5) GONZALEZ TEJADA, J.: Historia de Santo Domingo, Abrahán de La Rioja", p. 362, ed. fac. folio 322 (1ª. ed. Madrid 1.702, ed. fac. Logroño 1985).

(6) GONZALEZ TEJADA, Op. Cit. 362-362, Ed. Fac. foliio 322-325.

(7) GONZALEZ TEJADA, Op. Cit., p. 363, ed. fac. folio 323.

(8) GONZALEZ TEJADA Op. Cit., p. 364, ed. fac. folio 324

(9) Sobre este tema mítico y los ritos de iniciación de los adolescentes, es de suma importancia la obra de J. S. la Fontaine Iniciación. Drama ritual y conocimiento secreto, especialmente interesante el cap. VIII: "Matrimonio, maternidad e iniciación de las muchachas", pp. 237-264 (Barcelona, 1987). Así mismo, la obra de M. Eliade Iniciaciones místicas, cap. 111: "De los ritos de pubertad a los cultos secretos", pp. 75-102 (Madrid, 1.984). En ambas obras pueden cotejarse un buen número .de ejemplos.

(10) BRELICH, A.: Gli eroi greci, p. 313. Recogido por M. Eliade en Historia de las creencias y de las ideas religiosas, t. I, p. 301 (Madrid, 1978). I
(11) PLUTARCO: Vidas paralelas, pp. 4-37 (Barcelona, 1990). El autor compara la vida de Teseo con la de Rómulo.

(12) OVIDIO: Las metamorfosis, p. 151 (Madrid 1988).

(13) JAMES, E. O.: Introducción a la historia comparada de las religiones, cap. 111: "La organización ritual", pp. 85-107.

(14) A la luz del estudio efectuado por H. Jeanmaire en Curoi et Corutetes, los Thesaia estaban originados en unos rituales arcaicos en los que los niños eran apartados de sus familias para pasar una temporada en el bosque.

(15) Es muy probable que las escenas de tauromaquia conservadas en los frisos del palacio de Cnossos representen ritos relativos al tema de la adquisición de las fuerzas procreadoras de las que el toro es el símbolo.

(16) ELIADE, M.: Iniciaciones..., p. 82.

(17) ELIADE, M.: Iniciaciones..., p. 82.

(18) Incluí la Hermedaña en un pequeño estudio publicado en la Revista de Folklore con el título “El tema mítico de las apariciones de imágenes en La Rioja", vol. 7.2, p. 190-194 (Valladolid, 1987), junto con análisis de otras sagradas imágenes riojanas.



EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS. UN VIEJO MITO MEDITERRANEO

QUIJERA PEREZ, José Antonio

Publicado en el año 1993 en la Revista de Folklore número 148.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz