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Revista de Folklore número

151



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LA VIDA COMUNAL EN EL REFRANERO TRADICIONAL MARAGATO

BOTAS SAN MARTÍN, Isabel

Publicado en el año 1993 en la Revista de Folklore número 151 - sumario >



Para Antonio Martínez

INTRODUCCION

Todos los refranes surgen en el mismo contexto, un contexto relacionado en su origen por la sociedad de la que provienen con una finalidad muy clara: reproducir en las nuevas generaciones un modelo de trabajo, convivencia y experiencias comunes. Este contexto es el del aprendizaje conducido por la gente de más edad, y dirigido a los más pequeños, en un "lugar" concreto que, para incidir más en el hecho de que están transmitiendo el conocimiento colectivo, es asimismo un "lugar" colectivo: las "veladas" invernales, reunión de todos los habitantes del pueblo durante el invierno para hilar las mujeres, que aprovechan los ancianos para repetir a los niños estos refranes, además de cuentos y leyendas, machaconamente, hasta que dan por cierto que se les ha grabado en la memoria la letra tanto como el significado. Este aprendizaje se remacha en la casa, donde los viejos siempre están a disposición de los niños (no así los mayores, que salen del ámbito doméstico para realizar faenas en el campo) para reconstruir en su totalidad el refrán que sólo se recuerda a medias, o el cuento especialmente bonito. Por este motivo, todos los informantes sin excepción tienen alguna palabra de recuerdo para el abuelo respectivo, "que era el que de verdad sabía refranes", lo cual nos dice mucho del modo de transmisión: los varones (ancianos, en este caso), se ocupan de ella en la medida en que es un medio de socialización importante, y, por tanto, encomendado implícitamente al elemento masculino por considerarlo una tarea o un deber social, y estar las tareas de "representación" o públicas encomendadas a los varones.

Los refranes recopilados en este artículo no son particularistas, de detalle; son más bien una colección genérica, de grandes rasgos, que hace hincapié en tipos o modelos de comportamiento social (los refranes englobados en el epígrafe de "Carácter" y algunos sobre el "buen labrador", "buen segador", la elección de esposa, etc.), por un lado, y en las constantes de la vida tradicional, fundamentalmente los problemas de territorialidad (Justicia y relaciones entre vecinos) y la visión religiosa, perfectamente diferenciada en Dios y la Iglesia.

A.-LA PERSONA

Los refranes referentes al individuo hacen hincapié en las relaciones interpersonales, bien definiendo al hombre de bien y su contrario, el poco de fiar, bien preocupándose por su futuro inmediato (salud, muerte, herencia), bien definiendo valores y virtudes generales: fe, justicia, honradez, trabajo, etc. No son refranes "privados" en el sentido de que puedan aplicarse al individuo no interactivo (excepto, quizás, los de salud): al refrán no le interesa el individuo en tanto en cuanto su comportamiento o actividad no altere (para mejorar o para degradar) la marcha del común.

1.Carácter y virtudes

El carácter y las virtudes o sus contrarios definen al hombre en una pieza, sin matices que afecten a su esencia, como no puede ser menos en una sociedad tradicional, en que el cambio (al menos el radical) no es un elemento positivo. Por ello no se confía en que el hombre se transforme de "bueno" en "malo" o viceversa, ni tampoco en que soporte contradicciones que le hagan tener comportamientos dispares, según las ocasiones:

Doma a tu hijo de pequeño, que de grande no tiene remedio (aunque no se usa en el contexto en que lo utilizo en este caso, el corolario es que las personas adultas se ven imposibilitadas a modificar sus comportamientos y carácter).

Hecha esta salvedad, la definición del hombre honrado sería la suma de las siguientes virtudes:

Hospitalidad:

-En la olla de San Francisco igual comen cuatro que cinco.

Trabajo:

-Al que madruga Dios le ayuda.
-El hombre, para ser hombre, necesita tres partidas: hacer mucho, hablar poco y no alabarse en la vida.

Prudencia:

-Cuenta como bienes los males que no tienes.
-Quien anda con el fuego, quemarse luego.
-No digas "sape" hasta que no haya pasado el último gato.
-Hasta el rabo, todo es toro (no cantes victoria antes de tiempo).

Inteligencia:

-El hombre no se mide por la altura ni por la anchura, se mide por la inteligencia.
-El peor mal de los males es tratar con animales.

Continencia:

-Para vivir honesto, no toques lo sexto.
-A la mujer y al ladrón hay que quitarle la ocasión.
-La mujer puede tanto, que hace pecar a un santo.

Experiencia:

-Los libros no enseñan mucho al buen maestro en el mundo.

El contrario del hombre de bien tiene alguno o varios de los defectos que siguen, y que son de dos tipos: los "naturales" y los "sociales", es decir, los que moralmente se podrían considerar negativamente, como la hipocresía, la falta de honradez, etc., y las carencias importantes para una sociedad pequeña y con una rica vida comunal como ésta, a saber: la introversión y la falta de integración que, en el caso de estos refranes, se define a través de un matrimonio tardío o fuera del grupo.

a) Vicios "naturales":
Hipocresía y falsas apariencias:

-Caricias de puta y convite de tabernero siempre cuestan dinero.
-Es de villano tirar la piedra y esconder la mano.
-Del agua mansa me libre Dios, que de la brava me libro yo.
-El buey ruín en cuernos medra.
-El que no fuma ni bebe vino el diablo se lo lleva por otro camino.

b) Vicios "sociales":
Introversión:

-Guárdate del hombre que no habla y del perro que no ladra.
-Arca cerrada con llave, lo que guarda no se sabe.

Falta de integración:

-Hombre cobarde se casa mal y tarde.
-El que lejos va a casar, va engañado o va a engañar.

Como se puede comprobar, en el apartado de "virtudes" sólo se apuntan cualidades del tipo que hemos definido en los defectos como "morales", no sociales; además, estas virtudes no afectan a la relación con los demás, ya que, exceptuando la de la hospitalidad, el resto son cualidades del hombre en su relación consigo mismo o con sus actividades inmediatas (trabajo, etc.). Esto quiere decir, a mi modo de ver, que los grupos sociales son bastante tolerantes, o, dicho de otro modo, que la colectividad considera válidos a todos sus miembros mientras no demuestren que son incapaces de seguir sus reglas; por ello sólo define estas reglas de rechazo en negativo, es decir, enumerando a los individuos que las infringen: los introvertidos y los no integrados, en cuanto a rechazo global, y los hipócritas, en cuanto a rechazo en sus relaciones personales. Otra cosa es la catadura moral de dichos miembros, ya que, aunque no rechaze a ninguno por ella, sí define a los elementos más valiosos (virtudes).

Un ejemplo de que estos refranes se organizan en función de cómo perjudican (o son indiferentes) a la comunidad en su conjunto puede ser el contexto en el que se utiliza el refrán sobre la pereza en la comarca: según la informante de la que procede, "cuando alguien trabajaba lento en la hacendera (trabajo obligatorio comunal en el que se tiene que participar una persona adulta de cada casa del pueblo), se le decía: Come y bebe y ponte gorda/o, y cuando te llamen hazte la sorda/o.

Apartado especial hay que hacer a la virtud del ahorro y la prevención de la riqueza. En esta comarca fue tradición dedicarse al oficio de la arriería en un porcentaje de vecinos relativamente alto, como complemento a los trabajos agrícolas; pero, al contrario que otros complementos como los telares, las fraguas u otras manufacturas, la arriería generó riqueza neta, por lo que se originó una relativa desigualdad entre vecinos en la mayor parte de los pueblos, ya que los arrieros, según el Catastro de Ensenada por poner un ejemplo, alcanzaron en muchos lugares porcentajes superiores al 10% de la población, y, en las capitales de la arriería, como Santiago de Millas o Castrillo de los Polvazares, bastante más. Dados estos altos porcentajes, está justificado que aparezca este motivo ligado a dicha actividad (ya que la agricultura no genera riqueza) en gran número de refranes, en los que tanto se elogia el ahorro, virtud básica del comerciante, como se previene contra la mala administración de la fortuna conseguida, el desprecio del nuevo rico hacia sus antiguos convecinos y los vicios de la riqueza en general:

Sobre el ahorro:

-El que ahorra siempre tiene,
el ahorrar siempre fue bueno,
el sombrero de aquel mozo
es del padre de su abuelo.
-El dinero del pobre va dos veces al mercado.

Sobre la riqueza:

-Hacienda, señores, la comen los administradores.
-No compres al que compró, compra al que heredó que no sabe lo que costó.
-Padres arrieros, hijos comerciantes, nietos señoritos y biznietos mendicantes.
-La riqueza es madre de la pereza y abuela de la pobreza.
-Dos andares tiene el dinero, viene despacio y se va ligero.

Sobre la molicie del rico:

-El que no está enseñado a bragas, le rozan las puntadas.

En resumen que: No hay mucho que no se acabe ni poco que no alcance, por lo que, subyacentemente, el rico, además de saber administrar su hacienda, no debe mirar mal al pobre, puesto que, a la postre, pueden igualarse algún día.

Esta prevención de la riqueza con sus avisos catastrofistas tiene su razón de ser en la necesidad de reforzar vínculos igualitarios, al menos en intenciones y en obligaciones de ayuda mutua, en unos grupos humanos expuestos a catástrofes naturales de todo tipo que sólo pueden ser tratadas y resueltas por la colectividad. La tendencia igualitaria deber ser mayor que las desigualdades de hecho, y los refranes, así como la realidad vecinal (la gran cantidad de obligaciones y trabajos comunales que soportan) insisten en ello.

Y dos refranes de especialidad arriera:

-Al burro y al mulo, la carga al culo.
-Carro untado, mula menos.

2.Mujer y matrimonio

Las relaciones de pareja, hoy, en estos pueblos habitados mayoritariamente por matrimonios ancianos y solos, pues los hijos emigraron hace años, son fundamentales. Por ellos se puede reconstruir una ideología sobre la mujer y el matrimonio bastante completa, ya que han rememorado una gran cantidad de refranes sobre el tema.

La mujer:

Respecto a la mujer, la ideología tradicional se basa en tres supuestos:

a) La mujer es un aliado del diablo:

-Al diablo y a la mujer nunca les falta quehacer.

b) Que persigue al varón:

-Las mujeres corren delante de los ratones y detrás de los hombres.
-La viuda joven llora al muerto en la cama y por un vivo clama.
-Las mujeres no son de quien las quiere, sino del último que viene.

c) Para arrastrarlo al pecado:

-No regaña el amo a la moza, que con ella retoza
-Mas tarda el hombre en decirlo que la mujer en consentirlo.

Es decir, se sigue, con respecto al sexo femenino, la tradición religiosa tridentina: la Carne, representada por la mujer, es el aliado del Diablo, el enemigo del Hombre.

Ahora bien, esta mujer se santifica por el matrimonio, bendecido por la Iglesia e imprescindible para generar fuerza de trabajo para labrar las tierras: los hijos. Como el hombre necesita del matrimonio, tanto para el trabajo -ya que un hombre soltero no puede sostener, por falta de brazos, una hacienda-, como para su estatus jurídico y social en la comunidad, ya que un hombre soltero no es "vecino", y, por tanto, no tiene voto en las decisiones comunales; y como, asimismo, la mujer es mala por naturaleza, se han generado multitud de refranes en torno a la elección de esposa, (sin perder de vista esta maldad congénita de su sexo), ya que una buena elección crea paz, felicidad y riqueza.

La esposa:

Para elegir mujer propia deben seguirse ciertas reglas, tanto sobre el individuo como sobre las circunstancias familiares:

a) La persona:

Como en el caso del hombre, la esposa idónea se define en negativo, tanto como individuo como en cuanto a las prevenciones generales sobre su sexo:

Vicios individuales: los celos y la coquetería

-De celosa a puta, dos pulgadas justas.
-Mujer compuesta, quita el hambre de otra puerta.

Ya que sus consecuencias pueden provocar fricciones entre los miembros de la comunidad. Estos y otros vicios de la mujer se resumen en uno: el no conocer su lugar propio, que es el doméstico; para delimitar este papel o lugar hay un refrán "positivo" que define la virtud femenina en general: La mujer y la gallina, caserina.

Su maldad intrínseca viene dada por su naturaleza:

-Quien su mujer fía a un amigo, en la frente llevará el castigo.
-A la sombra de un hilo se la pega la mujer al marido.
-A feria y fiestas, con mujer y burra ajena.
-A las mujeres, quererlas, pero que no lo sepan ellas.
-Hijo de mi hija nieto mío ser, hijo de mi hijo no lo puedo saber.

b) Las circunstancias familiares, asimismo definidas en negativo:

No debe ser familiar cercano (razones biológicas:

-Casamiento de parientes, trae inconvenientes.

Ni convivir con las respectivas madres (razones de convivencia, sociales):

-Mujer y armas, una en cada casa.
-Las patatas y las suegras, para que den fruto han de estar bajo tierra.
-A los padres y a los burros negros, o matarlos o venderlos.

Estos refranes de convivencia sancionan los problemas que provoca el sistema de la "casa" en la zona: la pareja anciana se ve acompañada en la vivienda familiar por la pareja formada por uno de los hijos, generalmente el menor. Aunque el sistema de herencia es la iguala, se mantiene -hasta que se despobló el hábitat- el sistema de permanecer el último hijo soltero en la casa de los padres una vez casado, con el compromiso de, a la hora de partir la vivienda entre los herederos, permanecer en ella a cambio del pago a los hermanos del precio estipulado por la parte de cada uno.

c) Elementos realistas (positivos) en la elección:

Estos elementos positivos ya restringen el ámbito de la elección; la diferencia con los anteriores creo que está en que los anteriores son excluyentes, provocan rechazo social, en tanto que éstos son "mejoras" de convivencia para la pareja en el ámbito familiar exclusivamente. Los primeros son o pueden convertirse en un problema de todos, mientras que éstos sólo competen al seno de la familia.

Valorar a la mujer por sí misma (de nuevo prevención de la riqueza):

-Coge mujer por lo que valga, no por lo que traiga.

Y casarse entre iguales:

-Coces de garañón, para la yegua caricias son.
-No cases con mujer que te gane en saber.

Una vez bien elegida, ya que La honra del marido está en manos de su mujer, el matrimonio es el mejor estado posible para ambos cónyuges:

-Mujer casada, mujer ganada.
-Matrimonio bien avenido, mujer junto al marido.

Una última palabra sobre el matrimonio: hemos visto que todos los refranes sin excepción se refieren al carácter de la mujer y la elección de esposa, excluyendo totalmente la elección de esposo. Quizás haya, y yo lo ignore, un corpus de refranes de "esposo", pero el hecho de que no haya surgido una muestra al menos en el proceso de investigación, aun sin preguntar por ellos expresamente, creo que supone que dicho corpus, si existe, es muy reducido, y, en todo caso, menos importante -se insiste menos- que el de elección de esposa. Creo que de esta inexistencia se puede inferir que lo importante -y lo peligroso a la vez- para la comunidad (no para la pareja) es la elección de esposa. ¿Por qué? Mi opinión es que se carga la responsabilidad en el hombre como cabeza visible o representante ante la comunidad: el hombre es "vecino" legal y tradicionalmente, luego el hombre tiene que responder públicamente de su casa en las relaciones de ésta con el pueblo, y "casa" abarca también a los miembros de la familia. Por otra parte, esta insistencia por parte de la comunidad en dar reglas (más bien orientaciones que normas) debe tomarse como una asunción de responsabilidad por parte del colectivo: si las relaciones comunales se van a basar -en una parte- en la elección de esposa, que se ve como básica para las relaciones entre vecinos, el pueblo en su conjunto a través de los refranes debe ayudar, aconsejar en la elección, asumir su parte de responsabilidad con su experiencia.

3.Salud, enfermedad y muerte:

La vejez y soledad, no sólo de los informantes, sino también de sus residencias, hace que les preocupen especialmente estos temas y que los refranes sean, además de realistas, especialmente duros y tristes. Quizá los más curiosos sean los dos del agua, conocimiento genérico que se debe tener siempre entre gentes que se abastecen en sus hábitats de manantiales y pozos, y que, en su vida cotidiana, pasaban la mayor parte del día fuera del pueblo:

-Agua estancada, agua envenenada.
-Agua que corre no mata al hombre.

La longevidad es imprevisible, a juzgar por los dos siguientes refranes, contradictorios:

-Si quieres llegar a viejo, guarda el aceite en el pellejo (manténte gordo).
-Si quieres llegar a viejo, poca cama, poco plato y mucha suela de zapato.

Aunque hay elementos en cuanto a la enfermedad y la muerte perfectamente definidos:

-Donde entra el sol no entra el doctor.
-Los años son escobas, nos van barriendo hacia la fosa.

Y otras que, a pesar de las apariencias, no son significativos:

-Las canas no salen por edades, salen por calidades (herencia).

En el momento de la muerte, aparecen dos personajes poco gratos.

El cura:
-Alegría de cura, abrir cada día una sepultura.

Y los herederos:
-Lágrimas de heredero nunca mojan el pañuelo.
-La viuda rica, con un ojo llora y con el otro repica.

Contra esta injusticia de la alegría de otros en el momento de la muerte se rebela la mentalidad popular, que prefiere recompensar al que los cuidó en los últimos años:

-¿Quién es tu heredero? El que te limpia el agujero aunque, añaden, no suele ser así.

Y no faltan las premoniciones:

-Gallo que canta al sol puesto, canta a muerto.

4.Temas morales

Los grandes temas que preocupan, según los refranes recopilados, son dos: la justicia en su vertiente de justicia oficial y justicia moral, y la religión, también dos aspectos claramente diferenciados: Dios y la Iglesia. Ambos son motivos tradicionales, y se confunden en un contexto ideológico muy claro: la justicia es cosa de Dios, no de los hombres; por otra parte, Dios no es Dios y su Iglesia, sino que ambos toman caminos diferentes, ya que la estructura de ésta última está formada por hombres.

Dios y su justicia:

-Dios castiga sin palo y sin piedra.
-Dios consiente, pero no siempre.

Los hombres y su justicia:

-La justicia y la cuaresma para pobres sólo están hechas.
-Suegra, abogado y doctor, cuanto más lejos mejor.

El tema de Dios podría desglosarse en la lucha entre el bien y el mal, representado por:

-Tiene Dios más que dar que el diablo quitar.
-La verdad y el aceite quedan arriba siempre.

Y los elementos materiales de la Religión, diferenciados en oficios divinos y hombres. Respecto a los oficios divinos, su bondad no está delimitada, pero sí está definida su no-maldad; por ello, aunque:

-La Misa y el pimiento son de poco alimento.
-Por oir Misa y dar cebada no se pierde nada.

De los eclesiásticos, por el contrario, se opina que:

-Frailes, aun los buenos, cuanto menos.
Gente de sotana consigue lo que le da la gana.

-Arriméme, arriméme.
fuíme arrimando
al puchero del cura
y le sorbí el caldo.

Resumiendo, tienen la olla llena y viven bien a costa de otros.

B.-LA COMUNIDAD

Las relaciones entre vecinos siguen siendo básicas, entendidas como relaciones entre personas tanto como entre pueblos. Se siguen recordando las definiciones antiguas sobre el carácter de cada lugar:

-Para putas y mal pan, Boisán.
-Andiñuela, ni mozo ni moza buena, si alguno hayes de fuera.
-Andiñuela está en un teso, (demasiado alto) Villarciervos n’un fondal, (demasiado bajo) mataburros en Turienzo, (T. de los Caballeros) porretos en Rabanal (tontos, paletos).

Los vecinos de Turienzo, la población más cercana a Santa Marina, sustituyen el verso que les alude por el de Santa Marina, la tiña (envidiosos, porque Turienzo fue la capital comarcana en el s. XVIII), a lo que los vecinos de Santa Marina responden con Santa Marina es la corona / de toda esta contorna, referida a la Santa Patrona que da nombre al pueblo, muy venerada en toda la comarca y que da nombre a numerosas poblaciones tanto en la provincia de León como en la de Orense.

La existencia de estos refranes la baso en dos supuestos: uno, los problemas de territorialidad inherentes a la explotación de un medio finito por unas sociedades tradicionales para las que es básica la ocupación del espacio, y el segundo, el hecho de que la propia identidad suele definirse por la diferencia del contrario. En el caso de la pervivencia de estos refranes actualmente, creo que el motivo que más hay que valorar es el segundo: la identidad (propia) por la diferencia (en negativo) con el próximo, ya que los litigios territoriales se han reducido a algún problema por propiedades urbanas, sin la virulencia de cuando se litigaba por tierras de labor que podían suponer (su pérdida) el hambre para una familia, desde el momento en que se ha abandonado en gran medida el modo de vida tradicional y, además, se está esperando la concentración parcelaria, con lo que los litigios por propiedades que van a desaparecer físicamente de sus ubicaciones actuales no tienen mucha razón de ser. Por el contrario, estos problemas serían, hasta los años 60 o quizás 70, el motivo más a valorar para la proliferación de estos refranes, que ejemplifican muy bien las malas relaciones sociales generadas por los pleitos sobre aguas, lindes, etc., tanto entre personas como entre pueblos. De hecho, en tanto sobre definiciones de pueblos se recuerdan o se usan todos los apuntados más arriba, el único ejemplo taxativo, aunque suficientemente explícito, de los conflictos, más de convivencia que por el territorio, es el que cierra este apartado:

Pueblo pequeño, infierno grande.

INFORMANTES
Avelina Alonso
Antonio Botas
Antonio Martínez
Elisa Pérez
Juliana San Martín
Irene Calvo
Leonor San Martín
Vicente Carrera.



LA VIDA COMUNAL EN EL REFRANERO TRADICIONAL MARAGATO

BOTAS SAN MARTÍN, Isabel

Publicado en el año 1993 en la Revista de Folklore número 151.

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