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Revista de Folklore número

156



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LOS REFRANES AGRÍCOLAS EN EL REFRANERO TRADICIONAL MARAGATO

BOTAS SAN MARTÍN, Isabel.

Publicado en el año 1993 en la Revista de Folklore número 156 - sumario >



Para Irene y Leonor

En la reconstrucción de la vida tradicional que constituye este artículo, hay refranes que nos remiten al concepto de riqueza: Celemín sembrar, celemín coger, no es ganar pero no es perder (el celemín es la medida de áridos más pequeña: no se puede hacer rico nadie sembrando un celemín, pero es una tierra tan pobre y hay tal minifundio que todo el mundo lo trabaja, aunque no haga rico).

Otros refieren a alimentos básicos; algunos, a cómo se organiza el ciclo anual de trabajo: Marzo, un copo y harto / Abril, a la cama sin candil / Mayo, de sueño me cayo / Junio, sin remedio ninguno (según avanza la primavera y los días se hacen más largos, no queda tiempo para quedarse por la noche a hilar porque hay que levantarse con el sol al día siguiente).

Y, cómo no, los hitos de las estaciones (clima): Si el cuco no canta en el mes de Abril, o el cuco se ha muerto o la fin ha de venir.

Junto con una enorme insistencia en los elementos que conforman la base económica de la comarca: la agricultura de secano (centeno) y el ganado lanar. En efecto el ciclo vital de las ovejas viene marcado por refranes en sus puntos álgidos: el cambio de pastores, el encierro invernal, el nacimiento de los corderos, los peligros de Abril, el lobo. Por el contrario, del resto de productos se destacan los puntos importantes (siembra de productos de la huerta, poda de los árboles frutales, recogida de leña para el invierno, puesta de huevos de la gallina), pero no todo su ciclo vital: no interesa.

El refranero agrícola se clasifica por meses, pero en este apartado no sólo se incluyen las tareas correspondientes a cada uno y su tiempo atmosférico propio, sino -y ante todo- los caracteres climáticos ideales para llevarlas a cabo, todo ello reunido de tal modo que parece que hay refranes contradictorios. Esto no es tal, sino que ejemplifica lo que debería ser el mes -en cuanto a su ideal- versus lo que a menudo es.

A) EL CICLO DEL CENTENO: LAS ESTACIONES

Las estaciones del año en lo que a refranes se refiere ligan en gran parte las condiciones climatológicas con los cultivos, y en especial el cerealista, con excepción del invierno, en que el campo «duerme». Por esta razón he interpretado el ciclo de las estaciones como ciclo del centeno, comenzando por el invierno para separarlo temáticamente en la medida de lo posible.

· · · ·

El invierno, delimitado en el Refranero de esta comarca entre el Día de Todos los Santos y una época indeterminada que podría fijarse en cualquier punto del mes de Febrero, en que comienza a hablarse del sol, es una estación «de Santoral», quizás por influencia de la fiesta central del año religioso, la Navidad. Este que podríamos llamar «Ciclo de la Navidad» se prolongaría durante Diciembre y Enero hasta los Reyes, en un continuum temático sobre la luz diurna, lo que nos lleva a pensar que la Navidad coincide con el solsticio de invierno, que es lo que en realidad se contabiliza y vigila en los refranes, por lo cual éstos siguen ocupándose -y valiéndose de la misma nomenclatura de santos- de las horas de luz hasta San Matías, el 24 de Febrero.

Sus refranes son de comportamiento real de la climatología, ya que no es significativo para las labores agrícolas que el tiempo atmosférico sea el ideal de la época. Comienza con una afirmación: Por los Santos, la nieve en los campos y termina asimismo con afirmaciones: Por Santo Matías (24 de Febrero) da el sol en las umbrías.

La inactividad, las dudas sobre las reservas alimenticias, el encierro obligado, en suma, da la pauta de prioridades en esta estación, que son, al hilo de los refranes, el acopio, ejemplificado en la leña: Santa Lucía trece (de Diciembre), el que no tién leña, perece y la vigilia de las horas de luz, que van aumentando poco a poco, señalando el fin del invierno:

Día de Santo Tomé, dijo el sol: aquí estaré, p'alante caminaré que p'atrás no volveré.

Por San Andrés (30 de Noviembre) crece el día si no es; por Santa Lucía, un paso de gallina, y por Navidad, quienquiera lo verá

Por Santa Lucía, aumenta el día como la pita el pía. Por los Reyes, ya lo conocen los bueyes.

El Día de los Reys, media hora más tenéis.

San Blas, una hora y más.

Por Santo Matías se igualan las noches con los días.

Las previsiones del año que entra también tienen cabida, tanto en su vertiente favorable:

Año de nieves, año de bienes

como en la catastrófica en sus dos modalidades, la mención astronómica (año bisiesto) y la religiosa (Pascuas marciales o marzales):

Año bisiesto es de mala fortuna, berran corderos y oveja ninguna / se mueren las cabras y ovejas no queda una.

Si las Pascuas son marciales, hambres y mortandades / frío, hambre y malos temporales.

Tampoco faltan los refranes de frío sin delimitación de época del año por alargarse las bajas temperaturas hasta bien entrado Mayo en ocasiones:

Antes falta la madre al hijo que la nieve al granizo.

Hielo sobre lodo, agua sobre todo

No cojas casa en esquina (porque forma ventisquero), burra muina ni mujer que se llame Catalina.

Pero son más numerosos los referentes a las horas de luz, o el fin del invierno: Cuando la Candelaria chora / plora / implora, el invierno está fora; ni que plore ni que deje de plorar, el invierno queda por pasar como si el deseo de que acabe el invierno generara más refranes que la realidad del invierno mismo.

· · ·

El mes de Febrero es el primero que encontramos con refranes para los cereales, ya que en Enero no hay labores. Se le considera un mes precursor de la primavera, en el que la preparación de la tierra para recibir las primeras aradas es fundamental. Esta preparación debe ser empaparse y ablandarse; su característica, por tanto, deben ser las lluvias, que ya se preparan desde el mes anterior:

San Antonio Llaconero, diecisiete de Enero, fui a llevar el burro al agua y se me cayó en el reguero (ya está crecido con el deshielo).

Febrero, chapucero.

En Febrero, deja la poza y vete al reguero (ya trae agua suficiente para lavar).

Y el sol:

En Febrero, busca la sombra el perro.

En Febrero, entra el sol por cualquier reguero.

Comienzan las predicciones del clima en este mes en que los agricultores ya tienen que prever si va a continuar el invierno o templarán las temperaturas: Por San Blas, la cigüeña verás, y si no la vieres, nieve tuvieres (continuará el invierno).

SANTORAL:

San Antonio Llaconero, junto con San Blas, son los únicos santos que aparecen en este mes como «nomenclatura» religiosa; el Santoral está reflejado en cada mes y labor importante, pero en unos casos con más insistencia que en otros. En este caso, Febrero no es un mes básico para la siembra del centeno y / o el trigo, por lo que el calendario religioso pasa un poco de largo sobre él; pero no puede pasar de largo por estas dos festividades, ya que San Antonio es un patrono básico para el cerdo y por ende Patrón para muchos pueblos, mientras que San Blas forma trilogía con las Aguedas y las Candelas (Vengo de las Candelas y voy para San Blas, adiós fiestas del invierno, que hasta el verano ya no hay más, nos queda Santágueda p'acabar la festejada). Así pues, San Antonio ha derivado de su función básica probablemente para tener un hito, aunque sólo sea uno, que contraponer al calendario astronómico respecto al fenómeno más importante de Febrero, el deshielo, mientras que las Candelas (Cuando la Candelaria llora...) y San Blas marcan el mismo hito desde otra perspectiva: el anuncio directo de la primavera.

· · ·

En Marzo comienza la vigilia del tiempo para los cereales: los meses en que se pueden malograr son marzo, abril y mayo, y se toma éste como indicador de los restantes: Tantos días niebla en Marzo, tantas heladas en Abril y Mayo. Además, conviene que en Marzo la tierra ya no esté dura por el frío para comenzar a arar las tierras en barbecho, ya que Más vale arañazo en Marzo que surco hondo en Abril y Mayo. Entonces, ¿cómo debe ser Marzo?: Inestable, con algo de viento, de lluvia y de sol, pero no en exceso:

Con viento: Marzo airoso, Abril ventoso y Mayo pardo valen tus mulas y el carro.

Con lluvia: En Marzo, cada gota quita un cardo, y en Abril, cada gota da mil.

Y con sol, por el deshielo: El agua de Marzo, ni el rabo del gato mojao, y el último, (día), que deje las fuentes manando.

¿y cómo es Marzo en realidad?

Parece que ventoso: Aires de Marzo cubren a las damas en su palacio (se sufre frío hasta dentro de la casa).

Seco: Hace tanto el agua de Marzo como una mancha en un paño blanco (este refrán parece que significa que es perjudicial, pero los informantes afirman que su significado es que es escasa, que no sirve para nada porque es demasiado poca).

Y frío, sobre todo sus últimos días, como si el invierno no se resistiera a marcharse: Cuando Marzo vuelva el rabo, no queda oveja con pelleja ni pastor deszamarrado (hay que volver a ponerse las prendas de invierno los últimos días del mes). Aunque sus nieves ya no son duraderas, porque el viento y las horas de luz se encargan de derretirlas en el día: Dura más la ruin vecina que la nieve marcina. Es decir, de sus tres presupuestos, sólo cumple uno: es un mes ventoso.

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Si Marzo servía para predecir el clima de los meses siguientes, Abril es el decisivo en cuanto a las cosechas:

Abril y Mayo componen el año.

Abril y Mayo, las llaves del año.

Abril debe –y a menudo es- lluvioso, con lluvia fina y frecuente, para que florezcan las plantas:

Marzo airoso y Abril lluvioso sacan a Mayo florido y hermoso.

En Abril, aguas mil.

San Marcos, rey de los charcos (la canción infantil sigue: «para mi aceituna, que ya tiene una / para mi melón, que ya tiene dos / para mí sandía, que ya está florida...»).

Quien ralba y bima por San Marcos, siembra trigo y coge cardos (es demasiado tarde, hay que arar antes de las lluvias).

El frío aún es característico de buena parte del mes: En Abril, la vieja quemó el mandil; en Mayo, el tayo (banco), y en Junio, porque no lo tuvo (quemó el mandil por arrimarse a la lumbre; hacia frío hasta Junio) lo cual beneficia los cultivos: El año (agrícola), para ser bueno, Navidades al sol y Pascuas al fuego.

Y como Abril tiene trabajo de sobra con la arada de las tierras en barbecho, no faltan refranes referentes a la sobrecarga de tareas:

Abril, hace la cena y vete a dormir.

Marzo, un copo y harto; Abril, a la cama sin candil; Mayo, de sueño me cayo; Junio, sin remedio ninguno.

De todos modos, Abril tampoco llueve a gusto de todos: No hay Abril que no sea vil al entrar o al salir o al medio por no mentir.

SANTORAL:

San Marcos es el Santo que trae las lluvias (los meses en los que es importante la climatología para el cereal son Marzo, Abril y Mayo). El año bueno tiene su representación en el clima de Navidades y Pascuas. Como se puede ver en los ejemplos expuestos hasta ahora, el calendario religioso sólo sanciona lo beneficioso (exceptuando las Pascuas Marciales, fenómeno poco habitual); a los santos se les asocia con los beneficios porque los intermediarios deben propiciar la bondad y su abundancia; de ahí que no sólo se les asocie con el ideal climático, sino también con los hitos de las actividades económicas y domésticas, como se irá viendo: la cría y matanza del cerdo, la gallina, la huerta, los rebaños, la siembra de los cereales. Hay, por tanto, dos calendarios religiosos que se yuxtaponen y forman uno solo: las festividades por ser de la religión católica, asociadas a otros fenómenos de interés para la vida rural como hemos visto con la Navidad, y el calendario agropecuario, en cuyos momentos álgidos se invoca a un Santo protector para conjurar el mal.

· · ·

Mayo es el mes de ver madurar la cosecha mientras se prepara la segunda arada (bima o bina) de las tierras en barbecho, ya que en Maragatería se sigue el sistema de cultivo de año y vez.

El trigo ya crecido necesita agua y sol, por lo que el mes de Mayo sigue siendo de lluvias, en cuanto a modelo, para los agricultores: Mayo pardo y San Juan claro valen más que las tus mulas y el carro. Hasta entonces, no hay que olvidar el frío y el viento desde el punto de vista doméstico: Hasta el cuarenta de Mayo no te quites el sayo.

SANTORAL:

Mayo tampoco es mes de siembra, pero es mes climatológicamente importante para que los cereales granen. La referencia a San Juan, como la anterior referencia a San Antonio Llaconero en Enero, se debe a que una economía relativamente cerrada y autosuficiente como es la rural tradicional ve su actividad de un modo global; los santos fundamentales para un sector «se proyectan» en todos. También, como en el caso de San Marcos, que se asocia a las lluvias, se asocia al beneficio del sol. Se da la dualidad de un santo básico para un sector (el de ganado lanar) que se «apropia» para invocar un beneficio en otro (el cerealista).

El ciclo de Primavera del cereal, cuando las condiciones climáticas -en las que el hombre no tiene parte- son fundamentales para la cosecha, tiene, pues, su Santoral protector: San Antonio, para el comienzo del deshielo y que la tierra se prepare; las Pascuas, frío; San Marcos, lluvia. Por último San Juan, se necesita sol (en esta comarca tan fría la primavera y el calor son tardíos). No importa que San Antonio y San Juan sean santos del cerdo y del ganado lanar respectivamente, ya que la economía se ve como un todo. Pero es importante señalar cómo los Santos interceden, ante todo, en los casos en que conjurar los peligros (frío, tormentas, etc.), no está en manos del hombre. Cuando se trate de trabajo, como en el verano con la siega, los santos volverán a presentarse para garantizar calor y conjurar tormentas en la maja y la trilla, pero no para la siega en sí, ya que al hombre no se le descarga de responsabilidad en lo que a él concierne: cada parte del convenio santos-hombres tiene su ámbito específico.

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Junio es el mes de los preparativos de la siega.

El mes real puede comenzar con frío y lluvias, que en ocasiones se agradecen por lo que refrescan la atmósfera, aunque, ocasionalmente, es malo para el campo, en especial la lluvia del último tercio del mes: Agua de San Juan quita vino y no da pan.

A partir de San Juan, junto con el verano astronómico, comienza el verano laboral y se afianzan las temperaturas.

SANTORAL:

El agua de San Juan tiene virtudes terapéuticas para el ganado y la gente, al decir de las creencias populares: en todos estos pueblos se deja agua al sereno la noche de San Juan para aplicarla a ovejas, cabras y personas cuando tienen enfermedades de la piel. Asimismo, en algunos de ellos se baña el ganado a las doce de la noche en una poza cercana al pueblo. En este refrán, el «agua de San Juan» es mala para la agricultura: Como se verá en la huerta, nunca llueve a gusto de todos. Lo malo para el trigo es bueno para la huerta, lo malo para la huerta y el trigo (el agua de San Juan) es bueno para el ganado y las personas, si bien aquí se juega con el contexto, ya que lo malo para cereal y huerta es el agua llovedera, mientras que lo bueno para el ganado es bañarlo en agua. En cualquier caso, hay que pensar que se da más importancia a los cultivos que a los ganados, no sólo por el texto, sino por la connotación religiosa que supone «quitar pan y vino».

En Julio, el centeno / trigo están preparados para la siega: Dijo el trigo al sembrador: con un grano o con dos, en Julio estoy con vos.

El tiempo atmosférico en cuanto a calor no es de temer, ya que está prácticamente garantizado: Por santiago esconde el conejo el rabo, y por San Miguel se le vuelve a ver (del 25 de Julio al 29 de Septiembre el conejo se encierra en su madriguera para protegerse del calor), aunque hay que mirar al cielo antes de ir a las eras, por si llueve: Si está la niebla en Prada, tiende la maya, y si está en San Amede, no la tiendas, que llueve.

Las faenas agrícolas del verano:

En Julio, hoz al puño, y en Agosto, al rostro.

En Julio, mi trigo, y en Agosto, el de mi amigo.

El que en Julio no trilla, en Agosto no agavilla.

SANTORAL

San Amede: El Pico de San Mamed, comunmente llamado San Amede, concita las miradas de todos para prever las lluvias, y en especial las tormentas, ya que la creencia popular insiste en que atrae los rayos (documentado en el Diccionario de Pascual Madoz); además de este refrán, hay otros del tipo Cuando San Amede pone la capa (está nublado), ve por la tuya a casa (porque va a llover). No es, por tanto, el de la maya un refrán «de Santoral», aunque quién sabe cómo sería si al menos no tuviera el nombre de un santo.

· · ·

Los refranes climáticos de Agosto refieren al frío que anuncia el otoño, quizás para urgir a terminar las faenas:

En Agosto, frío en rostro.

En Agosto, enfría el rostro.

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El mes de Septiembre es el mes de la siembra, y sus refranes, de tiempo: Por San Mateo, abre el deo, y por San Miguel, todo él (por San Mateo, 21 de Septiembre, se puede comenzar a sembrar, y, en todo caso, por San Miguel, 29) y modo: Ara hondo, siembra ralo y cogerás paja y grano; Por sembrar ralo y segar verde ningún labrador se pierde. Aunque la sementera llega hasta Noviembre: Por San Andrés (30 de Noviembre) sementera es; por Santa Catalina (25), la sementerina según cómo venga el mes (de Septiembre), ya que, si aún no llueve ni refresca, no se puede sembrar, y Septiembre, o se secan las fuentes o se lleva las puentes.

SANTORAL:

San Mateo y San Miguel son el período de la siembra, del momento más temprano al más tardío. Por tanto, van marcados por sus santos protectores, al igual que el cambio de pastores irá marcado por el período de San Juan a Santiago y los frutos de los árboles, representados por las uvas, por las fiestas del verano, entre Santiago y la Virgen de Agosto. Lo que es de notar es que, si bien hay otros momentos marcados por el Santoral, en el momento de la siembra todos los productos de los que he recogido refrán tienen «de santo», en ocasiones sin correspondencia con otro parelelo «de mes», mientras que en los otros casos no ocurre lo mismo. La elección del momento de la siembra es, pues, la decisión más importante del calendario cerealista.

En Octubre, una vez sembrado, se cubre el pan con el arado: En Octubre, tu pan acubre.

Y como el año agrícola comienza con la sementera, en este mes de Octubre se hace la predicción climatológica para el siguiente ciclo cerealista: Luna de Octubre, siete lunas cubre (para prever las lluvias: si no llueve en la luna de Octubre, tiempo seco durante siete meses, hasta Mayo, es decir, toda la siembra y el crecimiento del cereal).

· · ·

En lo que se refiere al vacuno, ganado no de renta en Maragatería, sino de labor y por tanto vinculado a los trabajos agrícolas, sólo he encontrado un refrán, pero que alude a su mayor plaga: la mosca (por lo que tiene su correspondiente santa protectora, una santa de gran devoción local Santa Marina (18 de Julio) deja la vaca la mosca y va pa la molina (el monte).

B) EL GANADO LANAR

El ganado lanar recoge un ciclo de refranes referentes a su cuidado mucho más pobre que el cerealista, quizás porque su cuidado depende menos que la agricultura de los imponderables y, por tanto, basta con marcar, para dejar constancia, los hitos más importantes de dicho ciclo vital. Dentro de este ciclo caben asimismó los peligros que acechan al ganado, el frío y el lobo, con la obvia función de prevenirlos.

Los dos acontecimientos anuales -el nacimiento de los corderos y el cambio de pastores- vienen señalados por sendos refranes:

En Enero, cada oveja con su cordero.

Por San Juan y por San Pedro se acarician los pastores, después, por el año alante, palos y malas razones.

Alimentos y estabulación completan este ciclo: El ganado lanar va perdiendo grasa a medida que avanza el invierno, y puede morir de frío e inanición por la falta de pastos; el mes más peligroso es Marzo, cuando pueden haberse acabado las reservas domésticas o, al menos, estar muy mermadas si el frío se prolonga mucho:

El pastor a marzo

Adiós, marzo marcero / marzo con el rabo largo,
tú te vas y yo me quedo
con mi rebañito entero.

Marzo al pastor

Oh, pastor apastorado,
¿ón (aún) te quedas alabando?
Con dos días que me quedan
y dos que me preste mi hermano Abril
te he de hacer andar
con los cencerros a cuestas
y los piliellos (pellejos) al cuadril.

Y mató Marzo las ovejas, pero el pastor guardó un cordero abajo de la capa, y el frío le cortó el rabo, y cuando lo soltó le decía:

Rebrinca, rabón,
por la peñas de Aragón,
que las (ovejas) de tu tiempo
llevadas de Marzo / del diablo son.

A partir de Abril, se saca a pastar el ganado hasta los primeros fríos: Si no hay Sanmiguelada, no hay corderada (si no llueve por San Miguel, 29 de Septiembre, no hay pastos, y los corderos que nazcan no sobrevivirán al invierno.

La vigilancia del lobo tiene asimismo sus refranes como elemento importante que es, si bien previsible. Estos refranes remiten a la época más peligrosa, en que ataca no sólo al ganado, sino también a las personas (por el hambre y por ser la época de celo): En Enero, siete lobos n’un sendero y la época en que nacen las camadas, como recurso mnemotécnico para saber cuándo organizar su caza: Por la Santa Cruz (3 de Mayo), el lobo ve luz.

SANTORAL:

El período de San Juan a San Pedro es el principal para los rebaños, ya que se trata de elegir sus cuidados humanos. El refrán le da la misma importancia que daba a la sementera de los cereales o la recolección de las uvas (el vino) al permitir un período entre dos santos en lugar de nombrar sólo uno; el cerdo tiene esta misma categoría para su matanza, y la gallina para delimitar en qué momento comienza a poner huevos tras el fin de los fríos. Esto nos confirma que, efectivamente, el cambio de pastores es el momento álgido del ciclo, ya que sólo he encontrado los refranes ya mencionados, cada uno perteneciente a un elemento básico para la vida rural: cereales, rebaños, vino, cerdo y gallinas. El otro tipo de refranes que va de santo a santo pertenece al calendario religioso propiamente dicho, como el refrán de Vengo de las Candelas y voy para San Blas..., o el de Por Santiago esconde el conejo el rabo... que delimitan dos grandes ciclos religioso-festivos.

C) LA HUERTA

La mayor parte de sus refranes se refieren al ajo y al nabo, productos ambos que no son de primavera (no se siembran en primavera), por lo que quizás su número se deba a la necesidad de no olvidarlo:

El ajo fino, por San Martino.

En Enero, los ajos, ni nacidos ni por sembrar.

Tantos días pierde el ajero como días pierde de Enero.

Por Santa Marina (18 de Julio) siembra tu nabina.

Por Santa Ana (26 de Julio) no hay nabiza mala (porque se siembran).

Para los cultivos de primavera, comparativamente, hay menos insistencia:

En Marzo, la pepita (la judía) y el garbanzo.

Por San Marcos (25 de Abril), tu garbanzal, ni nacido ni por sembrar.

Los árboles que dan frutos merecen atención, ante todo, en la floración (por las heladas): Enero y Febrero comen la pulpa y el pobre de Marzo paga la culpa.

No falta la época óptima de algún producto: En enero la berza se vuelve carnero o las generalidades, tanto sobre el clima: Si el año temprano miente, el tardío siempre, como sobre condiciones para una buena cosecha: Cuando mengua la luna, no siembres cosa ninguna; Ara hondo y echa basura, y cágate en los libros de Agricultura o el trabajo: Huerta, mujer y molino requieren uso continuo.

Este último, junto con el referente al ganado: El que tiene hijos y ovejas, nunca le faltan quejas es prueba de que la insistencia de los refranes en marcar unos temas más que otros nada tiene que ver con el tiempo en trabajo diario que se dedican a dichos temas, sino con la importancia que se da a cada cosa en la ideología del grupo.

Y sobre la recolección: Por Santiago y Santana, pintan las uvas, y para la Virgen (de Agosto) ya están maduras.

Hay que hacer resaltar el mes de Mayo en la huerta por su relación excluyente con los cultivos cerealistas: Mayo hortelano, mucha paja y poco grano junto con Si en Mayo oyes tronar, echa la llave al pajar refiere la contradicción que encierra este mes: lo que es bueno para la huerta (la lluvia) no es bueno para los campos. El texto del refrán mucha paja y poco grano puede hacer suponer -por lo explícito y redundante- que las preferencias del agricultor van hacia un mayo poco hortelano pero bueno para el centeno; éste refrán parece un aviso en el sentido de «no pidas tener muchas hortalizas, porque no recogerás pan». En cualquier caso, y al igual que el refrán del agua de Junio..., es un recordatorio de que la tierra como sustentadora de vida no es generosa: obliga a elegir.

Sobre la luna también hay una oposición funcional: se siembra en cuarto creciente, se recoge en cuarto menguante, pero sólo los productos de huerta: no tiene importancia cuándo se siembran o recogen los cereales.

SANTORAL:

En este ciclo, por su simplicidad, se puede ver con claridad que la importancia que se da a cada labor corre pareja con su adscripción a un santo, así como el paralelismo entre año astronómico (representado por los meses) y año religioso (aunque el caso de las uvas quizás se deba a las connotaciones del vino como ingrediente eucarístico, más que por la importancia que se dé a la recolección).

D) LOS ANIMALES DOMESTICOS

1.La gallina

Su importancia viene dada por los huevos; como estas aves dejan de poner en los meses fríos, los refranes nos lo recuerdan para preverlo en la economía familiar:

Por San Antón (17 de Enero ), pone la pita el pon / la buena pita pon (ponen las pollitas su primer huevo).

Por San Antón, la buena pita pon, y por Santágueda, la buena y la mala.

El mes de decembrina/fembrina, ni vuela la paloma ni pone la gallina

pero ahora añaden, pone todo el año.

Otro ejemplo de refrán sin vigencia actualmente que se sigue manteniendo en el corpus es el de la crianza (demasiado cara, que no interesa) de los pollos tempranos: Los pollos de Marzo, cada pluma vale un cuarto.

2.El cerdo

No requiere más memoria, a nivel de refranes, que la de la mejor época para matarlo; pero es delicado, ya que, por una parte, debe haber tenido tiempo para engordar, y, por otra, debe restar invierno suficiente para que cure al humo de la cocina. Así, se ha producido un calendario (de santoral, ya que la matanza elimina el fantasma del hambre durante el invierno, es la finalidad de su cría) de fechas en que las más adelantadas corresponden a la gente pobre y a la vez son las más desaconsejables, mientras que las fechas centrales y finales son las mejores, y se corresponden con los más pudientes, que aún no se les ha acabado la carne del año anterior porque han matado más de uno o bien tienen recursos para seguir engordándolos por más tiempo:

El que mata por los Santos, en verano comerá cantos.

Por Santo Tomé, el que no tenga puercos, que mate la mujer.

Por San Martino (11), mata el gocho el ruin vecino, y por San Andrés (30), mata el rico los tres (ruin vecino porque el cerdo no está todavía engordado para San Martino y no hará mucha carne.

Por San Martino, el cocho al pino (a colgarlo en la viga, una vez matado, para que se ahúme).

3.El gato

Entre los animales domésticos, el único que tiene refrán propio sin tener utilidad alimenticia es el gato, animal que jamás se mata, y al que se intenta favorecer con restos de comida o tolerando su presencia aunque no sea «de la casa» por su habilidad para cazar ratones, enemigos naturales del trigo, tanto en grano como en harina. El refrán alude a la mejor época para que nazcan, de cara a su supervivencia: El gato de Abril, para mí, el de Mayo pa mi hermano, el de Junio pa ninguno y el de Agosto p’al pozo (si nace en verano, no llegará al invierno suficientemente fuerte y morirá).

SANTORAL:

Aplicable lo dicho en otros apartados para los momentos cruciales de cada labor o producto, el mes de Noviembre tiene un refrán propio que lo abarca por entero y refiere a la matanza y, en menor medida, a la sementera (ya que la sementera comprende más tiempo que este mes). Da una idea, si consideramos sólo el cerdo como base del refrán, del interés de este animal para la vida rural: Dichoso el mes que comienza con los Santos y acaba con San Andrés.

La importancia de los Santos como fiesta religiosa con la mención a San Andrés se puede enfocar como un ejemplo de unión entre motivo religioso y motivo agrícola muy interesante por estar unidos ambos implícitamente en muchos de ellos.

CONCLUSIONES

El refrán es una forma de representación del hecho cultural particularmente rica en cuanto a su valor etnográfico, no sólo por lo que dice de manera explícita sobre el modo de vida, sino también por lo que deja entrever sobre valores como riqueza/pobreza, diligencia/pereza, carácter, trabajos en común o individualismo. En suma, sobre la organización de las conductas en la vida cotidiana y la estructura o interrelaciones del hecho social, incluido el sistema de valores dominante. Porque el hecho es que las personas utilizan el refrán, no para -o no sólo para- constatar la realidad, sino, ante todo, para organizarla. Así, por ejemplo, nos encontramos con que, preguntados algunos informantes sobre los trabajos agrícolas y sus características, dan respuestas con significado para la colectividad o para sí propios, más que de realidades constatables. Quiero decir con ello que cotejando grupos de refranes, por poner un ejemplo, hay comparativamente infinidad de refranes sobre el ciclo del centeno, y sólo una muestra sobre las vacas; esto no es porque las vacas ocupen menos tiempo que el cultivo de este cereal, sino porque las vacas se cuidan en función de su cualificación como ganado de labor: tiran del carro y del arado, y, en menor medida, crían jatos que se venden en el mercado; por el contrario, el centeno es el elemento económico básico de la comarca.

Por otra parte, y superpuesta a esta prioridad ideológica de unas labores y productos sobre otros, tenemos otra serie de notas (igualmente ideológicas) a tener en cuenta:

La prioridad de los elementos no controlables como generadores de refranes sobre los controlables: el tiempo atmosférico, la previsión anual de las buenas cosechas, tienen un sinnúmero de refranes, al contrario de lo que ocurre con los elementos dependientes de la comunidad.

La prioridad del momento álgido de cada ciclo en detrimento del resto: siembra, matanza del cerdo, cambio de pastores, puesta de huevos de la gallina, supervivencia del gato.

La superposición a todo ello de un calendario religioso, con la finalidad de atraer beneficios hacia el mundo rural, poniendo bajo la advocación de diversos santos los procesos reflejados en cada refrán.

Este calendario religioso en realidad son dos:

-El calendario/santoral de los procesos agrícolas:
-El calendario/santoral basado en las festividades religiosas básicas (Navidad, Pascuas), vinculado asimismo a los procesos agrícolas.

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INFORMANTES
Abelina Alonso, Antonio Botas, Antonio Martínez, Elisa Pérez, Juliana San Martín, Irene Calvo, Leonor San Martín y Vicente Carrera.



LOS REFRANES AGRÍCOLAS EN EL REFRANERO TRADICIONAL MARAGATO

BOTAS SAN MARTÍN, Isabel.

Publicado en el año 1993 en la Revista de Folklore número 156.

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