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Revista de Folklore número

170



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RAICES, SIGNOS DE IDENTIDAD, CEREMONIAS (DE UN FESTIVAL DE CINE)

HERRERO, Fernando

Publicado en el año 1995 en la Revista de Folklore número 170 - sumario >



Una visión global de la 39 Semana de Cine de Valladolid desde la órbita de esta Revista resulta significativa en su pluralidad y la riqueza de signos que los films ofrecen. El arte cinematográfico se ha incorporado a las vivencias del Siglo XX, como recuperador y testigo de una memoria histórica, sea ésta reflejada desde el pasado o el presente, sin olvidar que también puede ser adelantado de aquellos matices del futuro que devendrán en su momento materia para la investigación de las costumbres y las vivencias de las gentes que pueblan el universo mundo.

El cine ha dado carta de naturaleza, posibilidad de expresión y comunicación a muchos países, civilizaciones, gentes, ha permitido desde el documento o la ficción, recuperar usos, costumbres, vestigios de unos comportamientos, ha hecho posible que la memoria histórica no se pierda, ha fijado una serie de ritos y ceremonias que son sucesión de otras anteriores y que se transforman en ocasiones diversas...El cine, con su verdad y su mentira es hoy, a la vez que un arte, el conjunto de un material impresionante para llegar a conocer al hombre en todas sus facetas, desde la universalidad geográfica y también desde la ruptura del tiempo...Para el futuro historiador este ingente testimonio constituye a la vez un infinito océano en el que sumergirse y un peligroso medio que puede transformarse en fin por sí mismo.

Casi doscientas películas en esta edición del Festival. Hay que escoger, a lo mejor dejando inéditas obras valiosas. Del conjunto de las vistas surge esta reflexión: films macedonios, argelinos, iraquíes, colombianos, australianos, egipcios, húngaros, alemanes, portugueses, norteamericanos, rusos, ingleses, irlandeses, holandeses, italianos, españoles... Si predominan las obras de países industrializados y faltan las representantes de muchos otros, no nos caben dudas de la representatividad del "hombre universal" en esta cita. Si tenemos en cuenta que muchos de los films presentados en Valladolid proceden de otros Festivales prestigiosos, y han sido incluso premiados por ellos, el material que se ofrece al historiador, al investigador resulta riquísimo y complejo, haciéndose necesaria una previa selección y la búsqueda de unos puntos de los que partir.

I. RAICES

Están ahí, en los pueblos que se muestran con verdad. Kiarostami, un iraní que tiene ya una importante filmografía, gana la Espiga de Oro en un fallo injustamente contestado por el público. La sencillez de la trama, la ausencia de todo énfasis significan un film, de lenguaje estético personalísimo entre el documental y la ficción, que, desde la inmediata realidad de lo cotidiano nos revela todas las costumbres, las raíces de un pueblo. El matrimonio de los dos protagonistas se hace imposible; desde la Ley no escrita la que sabe leer no puede casarse con quien es analfabeto y no tiene casa, aunque sea un muchacho honrado y trabajador. Kiarostami nos lo dice magistralmente, desde perspectivas más abiertas y rompedoras. Un maravilloso y largo plano general que cierra el film, da, en cierta forma la respuesta. El espectador occidental atento ha podido acercarse a las raíces de ese pueblo tan diferente histórica, religiosa y étnicamente.

Manchevsky nos cuenta en su bello "Before the rain" una vuelta a las raíces. El paisaje, por una parte, duro, agreste, el sol y la luna...la obra del hombre, el testimonio del pasado, iconos. iglesia...Esa búsqueda es ambivalente, encuentra su propia tierra y a la vez la violencia estúpidamente xenófoba, el absurdo. La destrucción, el corolario inevitable y la composición del film "in retornello" intenta mostrar, desde el círculo, la inconsciencia, la irracionalidad humana que en la historia siempre ha actuado de motor esencial.

Raíces que no existen en un pequeño país como Albania. Rota la situación de aislamiento, de dictadura, las gentes buscan, no un regreso a un pasado inexistente, sino otras perspectivas diferentes. Es Italia quien debe proporcionarlas. Aprenden el idioma, se sumergen en sus costumbres, a través de los signos mediáticos (la TV) para encontrar el rechazo o la burla. Suceso palpitante que Gianni Amelio muestra con tremenda emoción. Ese pueblo sin norte nunca ha sido tan certeramente retratado. Su fracasado éxodo, su inútil búsqueda de las raíces ajenas constituye el nudo de "Lamerica", una de las obras más bellas del Festival.

Regresada del tiempo, 1942, la magistral lección de Orson Welles (It's all true) entronca con esa búsqueda de las raíces, folklóricas y éticas del pueblo brasileño. La samba y su negritud, los rostros tallados en piedra y dolor de los jangadeiros... Un entierro que sume en sí mismo todas las ceremonias del mundo. El genio de Hollywood, humildemente, intenta acercarse y comprender. Las imágenes recuperadas nos muestran este pueblo con el respeto y amor que inspiran al realizador, en este caso, mediador y transformador por la fuerza del lenguaje artístico, de unas auténticas raíces en las que los hombres se unen a la tierra, al mar, al ritmo de la vida (la música) y al respeto profundo ante la muerte.

Nikita Mihalkov en su "Quemado por el sol" muestra la descomposición de unas recientes raíces. Un héroe de la Nueva Rusia, la que nace desde la revolución, es llevado a la destrucción física y espiritual en un día cálido de verano. Los nuevos signos se proyectan en un inmenso globo que iza el retrato de Stalin. Nada de lo que representó la revolución en sus comienzos perdurará. El héroe Kostov (y tantos otros) son asesinados y borrados del libro de la historia. El trágico proceso del olvido, de la desaparición matizó una época muy importante de la historia moderna de la Unión Soviética. La situación actual no es sino una consecuencia de esa destrucción de las raíces, que significa la memoria histórica. Vassili Kanevsky en "Nosotros los niños del Siglo XX" nos ofrecerá con frialdad estremecedora la situación actual a través de esos niños bellos, ladrones, asesinos y víctimas en un momento de traumática y cruelísima transformación. "Ana" de Nikita Mihalkov, en otro registro, desde un periodo de tiempo más amplio incide en idéntica búsqueda.

II. SIGNOS DE IDENTIDAD: LA REALIDAD, DIAGNOSTICO Y TRANSFORMACION

La mayoría de los films presentados en el Festival tienen un tratamiento estético realista e inmediato. Se cuentan historias, procedan de la realidad o la ficción, textos teatrales de gran valor sirven de inspiración...Es el bloque mayoritario del Festival, el que representa un tanto las tendencias del cine como reflejo de las inquietudes de este lenguaje del siglo XX por todo lo que atañe a su presente y su futuro, incluso a partir de los hechos del pasado, como pueden ser las relaciones de T. S. Elliot con su esposa, o las razones por las cuales las hermanas Papin asesinaron salvajemente a las señoras de la casa donde trabajaban.

Signos de identidad. Un pequeño pueblo irlandés en el que las tensiones de la Guerra Civil, IRA contra los ingleses, influyen en la vida de los habitantes, en su ideología y religión que se hacen secundarias ante la atmósfera opresiva y violenta que se crea. "High boot Benny" desde un lenguaje narrativo todavía no dominado del todo tiene la virtud de la sinceridad y una real capacidad de expresar un ambiente rural y sórdido a pesar de su innegable y salvaje belleza. Esta tristeza de las ilusiones perdidas, de la pérdida de las señas de identidad se da también en un modesto film egipcio "Pequeñas ilusiones", la guerra origina tragedias individuales que permanecen mucho después de que haya terminado. Es el símbolo del tiempo, escondido en los recuerdos de la historia, pero que surge omnipresente desde el desengaño y la total quiebra de las posibilidades vitales.

La historia y su peso decisivo, incluso desde la premonición de lo que puede suceder. Curiosamente uno de los grandes éxitos de la SEMINCI es "Tío Vania en la calle 42". Más allá de Malle y sus estupendos actores está Chejov, que en su genial teatro, con no menor espléndida clarividencia, vaticinó que estos personajes, que representaban a una clase determinada habían fracasado. La pervivencia de esas obras tan específicamente unidas a su contexto como "La Gaviota", "Tío Vania", "Las tres hermanas" o "El jardín de los cerezos", se explica desde la universalidad de los sentimientos, de la homologación de los comportamientos humanos. Su traslación de la escena al lenguaje fílmico es problemática, son obras un tanto cerradas, perfectas en tonos y matices y susceptibles de montajes diversos, y por ello el film de Louis Malle es la constatación en imágenes de una estupenda (reducida en tiempo) representación teatral. Los personajes chejovianos recuperan de esta forma su capacidad de formar parte de la historia al ser incapaces de continuarla desde sus propios parámetros vacíos.

La realidad punzante, la imposibilidad de encontrar signos de identidad precisos, la expresan sobre todo dos interesantes películas. "Lady bird, lady bird" (Ken Loach) y "Fresh" (Boaz Yakin). Son personajes marginados los que viven su lucha contra la sociedad. No tienen raíces en ella, y sus signos de identidad los introducen en "la diferencia" marginados sociales en el film inglés, gentes de color en los ghettos de las grandes ciudades norteamericanas en el otro. Un problema familiar, maternidad ¿responsable? y asistencia social, da lugar a un drama desgarrador. Los dos protagonistas, un emigrado paraguayo y una inglesa de durísima vida familiar, no tienen lugar en el sistema, sólo los títulos de crédito finales abren cierta esperanza, aunque la tragedia anterior no pueda ser remediada. Loach cuenta el hecho real con fuerza y vigor casi hasta el paroxismo. "Fresh", desde la ficción, nos presenta un niño de color sumergido en un mundo de drogas y rechazo social. Una magnífica primera hora, cerca del documental, y una continuación mucho más convencional, trazan la visión de un mundo con sus propios signos, difícilmente integrables en el de los que imponen las normas.

En "Tom y Viv" el poeta Elliot busca sus raíces en la Iglesia Católica, en el Grupo de Bloomsbury, en su autodefinición como intelectual, en su impecable "britanismo". Un film discreto pero que supone una crítica demoledora para el gran escritor que pierde su humanidad o la transforma formalmente desde la crueldad, a lo mejor subconsciente, del que se cree superior. Aquí son los signos de la sociedad inglesa más refinada los que constituyen la finalística de T. S. Elliot. Brian Gilbert recupera, no sabemos si con parcialidad, un tiempo histórico y sus signos externos desde un personaje singular y desde ahora controvertido.

La Espiga de oro de cortometrajes "Os salteadores" de Adi Feijo, a través de una curiosa técnica de animación, recupera igualmente para la memoria histórica las muertes injustas de los republicanos fugados a Portugal, capturados por la policía salazarista y entregados en la frontera española donde son inmediatamente fusilados.

Por último, en un film absolutamente moderno, contemporáneo de su propia realización, Nanni Moretti busca estos signos de identidad perdidos en Roma, de Italia. Desde los edificios de la capital, del contexto de las islas, la naturaleza y la "civilización" (?) que la ataca, y de la propia experiencia como enfermo, la desoladora sensación de un país que ha perdido su norte, su auténtica identidad, se impone. Quizás esta extraordinaria obra, "Caro Diario" en su aparente ligereza, sea la más profunda interrogación que se ha visto en el Festival sobre el destino del hombre en el contexto en que vive y del que puede y debe ser impulsor.

III.DE LAS CEREMONIAS y LOS RITOS

Los estudios antropológicos han revelado la existencia de una repetición y pervivencia de los más diversos rituales. Las tradiciones no son, en muchos casos, sino manifestaciones, de estas ceremonias, sagradas y profanas que se fijan en la memoria de la historia y que pueden desaparecer si no se recogen como preciosas muestras de un pasado que puede resurgir desde diversas transformaciones.

Desde esta nueva visión del rito surge el film para el presente. Ritos de amor, de deseo, de humillación y de destrucción. Aún con decorados o escenas contemporáneas las constantes resultan ser las mismas al cabo de los tiempos y lugares.

El honor y su ridícula expresión formal en la violencia que surge de la convención que obliga al absurdo del enfrentamiento se desarrollan con desigual fortuna (excesivo metraje para una situación corta y mimetismo formal desde "Crónica de una muerte anunciada" o el sentido crítico coral de Luis García Berlanga) en "Aguilas no matan moscas" de Sergio Cabrera. Más logradas resultan "Exótica" de Egoyan, "Woyzzeck" de Janos Sasz y "Sister, my sister" de Nancy Menkcer, curiosa vencedora del Premio concedido por el público y por el Jurado Joven.

Ceremonia del impulso sexual, que, después de una interesante primera parte del film en la que la atmósfera turbia está perfectamente conseguida, se pierde un tanto en el final, pretencioso y explicativo. La filmografía del director armenio-canadiense incide en la integración de las conductas habituales, voyeurismo, en un nuevo mundo tecnificado y complejo y aunque "Exótica" no sea su mejor obra, sí la más asequible, resulta de gran interés.

En "Woyzzeck" y "Sister, my sister", las ceremonias llegan a la conclusión de la muerte. En la primera, otra versión fílmica de la obra de Büchner situa la acción en una estación de tren que sustituye artificiosamente al campus del ejército, el hombre común, Woyzzeck es sometido a todas las sevicias por parte de los diversos poderes. Cumple al final el ritual de la muerte violenta con su amante, María, en la noche con luna. Imágenes en blanco y negro, en estética expresionista de los años 60 que nos devuelve un clásico de la escena, al que Alban Berg pusiera música inmoral en una de las grandes óperas del Siglo XX.

Ritual de la humillación, las señoras hacia las criadas, que Genet hiciera gran arte, desde la sublimación de un caso real, en "Las Criadas". "Sister, my sister" en clave realista, en una atmósfera muy lograda, reconstruye el caso de las Hermanas Papin, el amor prohibido y patológico entre ellas, el miedo a sus amas, la servidumbre y el vacío. Algo que se encuentra en la historia de las gentes, en los impulsos primarios del hombre. La muerte violenta es el signo de una rebelión que sólo encuentra en ella su cauce para terminar en la locura.

Festival de Cine que en unas jornadas parece ponernos en contacto con los orígenes del hombre, su desarrollo, los impulsos personales y su búsqueda de la memoria de la historia. El arte fílmico constituye en el pasado y el presente, un testimonio riquísimo de los comportamientos, las acciones y las omisiones de "totalidad" del ser humano en su múltiple y plural proyección geográfica y temporal.



RAICES, SIGNOS DE IDENTIDAD, CEREMONIAS (DE UN FESTIVAL DE CINE)

HERRERO, Fernando

Publicado en el año 1995 en la Revista de Folklore número 170.

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