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Revista de Folklore número

199



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LA TRADICIONAL FESTIVIDAD DE SAN SEBASTIAN EN LA PROVINCIA DE BURGOS

VALDIVIELSO ARCE, Jaime L.

Publicado en el año 1997 en la Revista de Folklore número 199 - sumario >



I.-LA COFRADIA DE LAS CHISTERAS EN VILLASANDINO (BURGOS)

Villasandino es una localidad de la provincia de Burgos, partido judicial de Castrojeriz, del que dista 11 kilómetros. De la capital queda a 38 Km. Le surcan los ríos Odra y Brullés. Es pueblo eminentemente agrícola, que aunque en la actualidad ha quedado muy menguado de habitantes, en el pasado era uno de los mayores de la comarca.

A quien se acerca a Villasandino le llaman poderosamente la atención sus dos grandiosas iglesias que guardan importantes tesoros y obras de arte, imágenes, pinturas castellanas del s. XV, retablos importantes, su antiguo órgano del s. XV y una caja árabe-granadina de la misma época.

Todo ello nos habla de una pujante vida religiosa en siglos pasados que ha sabido conservar hasta nuestros días.

El nombre de Villasandino ha sido difundido y propagado con gloria a lo largo de los siglos en la literatura española por la fama de uno de sus hijos insignes, el poeta medieval, inspirado y fecundo que lleva en su apellido su propio origen: Alfonso Alvarez de Villasandino, uno de los más importantes poetas de la culta corte del Rey Juan II.

Centrándonos en el tema que vamos a tratar hemos de afirmar que este pueblo de Villasandino ha tenido el gran mérito de conservar celosamente la antigua fiesta en honor de San Sebastián y la Cofradía de su mismo nombre. Una vez más hay que atribuir en justicia el mérito de conservar las costumbres y tradiciones de los pueblos a las Cofradías que han sido, en infinidad de casos, no sólo las iniciadoras de costumbres, sino las verdaderas conservadoras de esas mismas costumbres y tradiciones que hoy enriquecen a muchos pueblos y ciudades. En el caso de la fiesta de San Sebastián es claro que la que se debe llevar los méritos es la Cofradía de San Sebastián, llamada popularmente "Cofradía de las Chisteras", porque sus miembros reglamentariamente llevaban chistera en sus actos oficiales.

En todo caso es Villasandino, todo el pueblo, el que ha sostenido, durante muchos siglos, con vida pujante a esta Cofradía de San Sebastián.

Pero la protagonista y responsable de celebrar y realizar la fiesta desde su fundación es la Cofradía de San Sebastián, para honrar al santo mártir romano, que fue soldado, capitán de la guardia imperial del emperador Diocleciano. Fue martirizado en el año 288.

La Cofradía de San Sebastián

La actual Regla de la Cofradía de San Sebastián, de Villasandino fue redactada en el año 1829. Pero con toda seguridad la Cofradía es anterior. Los 24 cofrades, nombrados todos por su nombre que, junto a tres sacerdotes redactan y establecen esta Regla en esa fecha, dicen que ya lo "eran antes y después de nuestra sagrada revolución", expresión que parece que se refiere a la guerra de la independencia. Nosotros pensamos que es mucho más antigua y que esta redacción no fue la primera o se trataría de poner por escrito lo que durante varios siglos se había venido practicando por costumbre.

Como bien se sabe, la Regla es lo mismo que Estatutos o Reglamento de una asociación, llamadas también Ordenanzas. La Regla impone en este caso una serie de obligaciones espirituales y asistenciales a sus cofrades, concretando los diversos cargos de la misma y todos aquellos detalles y precisiones que se consideraban necesarios para su funcionamiento.

Por ejemplo en la Regla queda establecido que la Cofradía no puede tener más de 24 miembros o hermanos y que éstos hermanos han de tener menos de 40 años al ingresar en la Cofradía.

Este "númerus clausus", en otros tiempos más florecientes cuando el pueblo tenía mayor número de habitantes eran tantos los que querían ingresar en la misma Cofradía que había que esperar varios años para poder hacerse cofrades.

Los cargos de la Cofradía son los siguientes:
-Abad
-Mayoral
-Mayordomo

Los cargos se renuevan todos los años los que son renovables, pues el Abad lo es siempre el párroco.

El Mayordomo pasa a ser Mayoral, que es la principal autoridad de la Cofradía. El Mayordomo se nombra por elección entre los miembros de nuevo ingreso.

En los últimos años Villasandino -como todos los pueblos de la comarca- ha sufrido muy agudamente los efectos de la despoblación y por lo tanto también la Cofradía ha tenido dificultades para alcanzar el número máximo de hermanos.

Antiguamente al ingresar, cada cofrade debía pagar 12 reales y 10 reales por su esposa. Las faltas de asistencia a los actos reglamentarios como reuniones y actos religiosos se penaban con dos reales cada vez.

Había la costumbre de que en septiembre, una vez recogida la cosecha, cada cofrade aportaba dos celemines de trigo "mocho".

Actualmente los aspectos económicos se han ido adaptando a la situación real y cada cofrade abona 200 pesetas por él y otras 200 por su esposa.

Los gastos que se producen cada año se pagan entre todos los hermanos cofrades a escote.

La Cofradía es propietaria de una pequeña finca por la que percibe una pequeña renta, insignificante para sufragar los gastos.

Celebran Junta general el día de la Epifanía del Señor o día de los Reyes, día 6 de enero, pues la Regla considera que desde ese día hay tiempo suficiente para "prevenir y acomodar las cosas que se dispongan el día de la Junta" para la celebración de la fiesta titular.

En las reuniones se sientan siempre por orden de antigüedad como cofrades. Y en las mismas se tratan de "hermanos" y de usted, según está prescrito, hablando por turno: "hablará cada uno de por sí y según toque, y esto será con palabras formales, sin alterarse ni levantar la voz".

Vamos viendo que la Regla no es un ritualismo o costumbrismo vacío sino que tiene positivos elementos de convivencia y su cumplimiento era educativo para los cofrades.

La Regla tiene rasgos humanos y espirituales llenos de interés que a lo largo de los siglos ha ejercido una constante enseñanza útil para todo el pueblo que se ha beneficiado de ella y que convendría no olvidar tratando de que no decaiga y se mantenga en vigor, superando la crisis de despoblación que ahora sufre esta localidad.

Según establece la misma Regla, los hermanos cofrades enfermos de consideración deben ser visitados por los otros hermanos, preocupándose por su estado y si es necesario prestándoles apoyo y ayuda material.

Una vez que los enfermos han recibido los últimos sacramentos, deben ser visitados, debiendo hacerlo de dos en dos. Cuando fallecen, asisten todos al funeral llevando velas encendidas en la mano. Se da tanta importancia a esta obligación que la Regla estipula que "el que no esté en el pueblo pondrá persona que ocupe su lugar y lleve su luz".

Se establecen también las oraciones y sufragios que los cofrades han de hacer con motivo del fallecimiento de un hermano cofrade.

Entre estos sufragios está el que al día siguiente de la fiesta se celebre una misa por todos los cofrades fallecidos.

Las vísperas de la fiesta de San Sebastián, o sea el 19 de enero, todos los hermanos cofrades se reúnen en la casa señalada que normalmente y por costumbre es la del Mayordomo. Desde allí acuden corporativamente a la iglesia parroquial desfilando por la calle en orden, en dos filas. En el templo participan en los actos litúrgicos.

Antiguamente, como era costumbre, participaban en el oficio de vísperas, cantado íntegramente en latín. En los últimos años las Vísperas han sido sustituidas por otros actos piadosos, principalmente por la Santa Misa.

Tanto al dirigirse hacia la iglesia parroquial como al regreso, así como en las procesiones y actos oficiales, los cofrades desfilan guardando un orden y en dos filas, acompañados de tambor. Está mandado también que en estos actos los cofrades vistan uniformadamente capa castellana negra, corbata y chistera negras, prendas que indudablemente son preceptivas desde la fundación de la Cofradía.

Tanto es así que se ha conocido ésta como la Cofradía de la chistera (1).

En los actos religiosos oficiales llevan en la mano una vela encendida de la que pende la "saeta". La "saeta" o flecha tiene unos 15 cm. de longitud, hecha de hierro y es como el símbolo o emblema del martirio de San Sebastián que murió asaeteado, atado a un árbol.

El día de la festividad de San Sebastián, 20 de enero, a primera hora, los cuatro cofrades más modernos, acompañados por el tambor, trasladan la imagen del Santo desde la iglesia parroquial a la del Carmen, de Barriosuso, que en tiempos pasados también fue parroquia.

Poco antes de comenzar la misa solemne de la festividad, los cofrades trasladan la imagen del Santo desde esta iglesia a la parroquia en procesión, con toda solemnidad, llevándola en andas por los mismos cuatro cofrades que hemos mencionado antes. Acompañan a la imagen los demás cofrades, que van a ambos lados, en fila, mientras va sonando constantemente el tambor.

Abriendo la procesión va el "Capitán", que representa a San Sebastián, quien monta bizarramente un hermoso caballo blanco adornado. El "Capitán" va vestido a la usanza antigua con un vistoso uniforme y se cubre la cabeza con un casco dorado, rematado de blanco penacho, prendas todas con las que se quiere representar el uniforme de militar romano de San Sebastián.

El "Capitán" sobre el caballo, lleva una bandera española desplegada que enarbola airosamente durante todo el trayecto. Adelantándose a la procesión hace pequeñas escapadas y alegres escarceos a caballo y graciosos movimientos con la bandera.

Al llegar a la iglesia, el "Capitán", dejando el caballo debidamente guardado, entra en el templo y se coloca al comienzo del presbiterio sosteniendo en sus manos la bandera durante la celebración litúrgica, que está presidida por la imagen de San Sebastián, iluminada y espléndidamente adornada de flores.

Al finalizar la ceremonia religiosa, los cofrades regresan en el mismo orden hasta la casa del Mayordomo, precedidos también por el "Capitán" a caballo y ondeando ágilmente la bandera.

El papel de "Capitán", siempre que es posible, lo hace el mismo Mayordomo de la Cofradía.

Observamos que quizás lo que más llama la atención de esta Cofradía y de la peculiar celebración de su fiesta, sea todo lo relativo a las comidas y los curiosos ritos y peculiaridades que las rodean.

Durante la festividad de San Sebastián, su víspera y el día siguiente, los cofrades hacen juntos cinco comidas. Cenan comunitariamente el día de la víspera y el día de la fiesta y siguiente hacen juntos la comida y la cena.

Todo lo relacionado con estas comidas se realiza siguiendo, como en todo lo demás, la costumbre y la usanza de unos interesantes ritos, guardados escrupulosamente.

La comida del mediodía ha sido siempre un cocido castellano con carne de vaca y huesos para darle sustancia. Se trata de lo que clásicamente se ha llamado "olla de los tres vuelcos" o simplemente cocido, tan conocido en nuestros pueblos de Burgos.

En las grandes fiestas este cocido daba como fruto una comida con tres platos: Con el caldo del cocido se hacía una sabrosa sopa de pan, los garbanzos acompañados de berza y la carne. No había postre en estas comidas de la Cofradía.

"No sabemos -observan René Payo y Mariano Valdizán (2)- si cuando esto se determinó, hace ya siglos, podría considerarse en el pueblo una comida propia de fiesta. Como se ve en nuestro actual concepto, no se trata de ningún banquete, sino más bien de una comida sencilla y morigerada".

Ya que escogieron como menú el cocido como plato fuerte y único podrían haberse decidido por el "cocido", pero en su versión completa, pero para confeccionarlo hace falta el chorizo, la morcilla, el tocino, el relleno, huesos, etc. de la reciente matanza.

Pero se ve claramente que los cofrades que antiguamente eligieron el plato para estas comidas de hermandad, no quisieron precisamente organizar comilonas, aunque el comer garbanzos era característica de las fiestas en muchas mesas de campesinos castellanos.

No se trata de un menú propio de las fiestas más solemnes, aunque sea un plato autóctono y quizás muy corriente en la época en la que se introdujo esta costumbre.

Es de destacar el espíritu austero en la elección de este plato para esta fiesta conociendo la importancia que ha tenido siempre para los cofrades, casi comparable a las fiestas patronales del pueblo.

Conocemos menús de cofradías semejantes y deducimos que en estos hermanos Cofrades de Villasandino se impuso un sentido de austeridad religiosa.

La ausencia de postre puede subrayar este sentido de austeridad. Puede ser que en la antigüedad era normal prescindir del postre en las comidas y esto nos da una pista que demuestra la fidelidad con que han continuado todos los usos y costumbres prescritas.

En los últimos años se han introducido algunas innovaciones de común acuerdo entre los cofrades, pero que no contradicen en nada a la tradición. En los años 1990 y siguientes, la comida del día de la fiesta consistió en sopa y cordero lechal asado. Pero se ha de reconocer que la comida del segundo día ha continuado siendo la tradicional. Y también se tomó la decisión desde hace tiempo de tomar fruta como postre. Igualmente hay que añadir que desde hace más de 25 años se ha añadido como complemento festivo y gastronómico normal en estos tiempos, el café y la copa de coñac.

Las cenas de los tres días son iguales y sobrias también: sopa de pan o de ajo y carne estofada. En 1991 por primera vez la carne estofada fue reemplazada por pescado.

Las comidas se preparan en casa del Mayordomo de turno y en la misma casa se reúnen los cofrades para cenar y comer.

La cocinera suele ser la esposa del Mayordomo de cada año, ayudada por la esposa del Mayoral y las normas tradicionales especificaban y concretaban tanto que exigían que los guisos, la comida y cena de los tres días debían guisarse a fuego lento, utilizando como combustible paja y leña.

Esto que era normal en épocas pasadas no puede seguir haciéndose en la actualidad sin caer en un absurdo anacronismo inmovilista. Esos combustibles han sido sustituidos por la electricidad y el butano de forma generalizada incluso en los pueblos más pequeños, por eso desde hace unos años se prescinde de la norma tradicional por iniciativa de las cocineras, las esposas de los cofrades que han salido, con toda razón, por sus fueros. Y los cofrades lo han comprendido.

Es costumbre también que los cofrades hagan solos esas comidas y cenas, sin invitados, sin asistencia ni siquiera de sus esposas. Tampoco entran en el comedor durante las comidas o cenas las dos mujeres que hacen de cocineras; ellas y todos los restantes miembros de ambas familias, comen en la casa pero aparte.

El que hace de tamborilero, que no es cofrade y que suele ser contratado con esta finalidad, es el que cumple ocasionalmente la función de camarero y es como tal el encargado de trasladar la comida desde la cocina hasta la puerta del comedor donde la recoge el Mayordomo, que es el dueño de la casa y los cofrades mismos se sirven.

Ritos de bendición de las comidas

El comienzo y bendición de las comidas y cenas está rodeado de un ritual que nos parece muy arcaico, pero que es acorde con todo el carácter tradicional de toda esta fiesta y esta Cofradía.

Al comenzar las comidas de mediodía y, una vez sentados a la mesa, el Mayoral inicia la comida con una ceremonia singular: bendice el pan trazando con la mano una cruz sobre él y a la vez pronuncia una brevísima fórmula, a la que los demás cofrades contestan.

Esta fórmula se decía en latín, lo que es claro indicio de su antigüedad. Es una fórmula misteriosa para los cofrades, que ignoran la lengua latina, que con toda seguridad proviene de otros tiempos cuando era habitual que estas comidas estuvieran presididas por el Abad de la Cofradía. Hoy los cofrades la perpetúan sin entenderla bien, pero sospechando su significado aproximado.

Dice el Mayoral con voz solemne:

-Oque plus.

A lo que todos contestan:

-Manducatis.

Respuesta que en boca de los comensales parece tener un cierto matiz imperativo, que en su origen debía ser "Manducetis". "Comáis". ¡A comer!

Creemos que esas oscuras palabras del Mayoral ocultan deformada la expresión latina "HOC EST PLUS", que sería la originaria correcta. Y podría traducirse aproximadamente esta enigmática fórmula del Mayoral como: "Esto es lo mejor".

A lo que los presentes contestaban: "Comamos" o "A comer".

El Mayoral se dirigía con estas palabras directamente al pan, que se tomaba como símbolo de toda la comida para bendecirla.

Como labradores que cultivaban casi en exclusiva el cereal en estas tierras de pan llevar, es muy justa esa bendición fijándose admirativamente en el valor del pan, como alimento.

"Pensamos -interpretan René Payo y Mariano Valdizán- que esa brevísima y oculta fórmula, que más que bendición parece de comienzo de la comida, es, en su brevedad, por su antigüedad y por la reminiscencia litúrgica de la consagración eucarística que conlleva, uno de los elementos más interesantes de esta secular tradición, que los cofrades de ninguna manera deben dejar que se pierda, procurando entenderla mejor" (3).

Para las cenas tienen otra fórmula de bendición tradicional, que también tiene reminiscencias eucarísticas en su segunda parte, pero que carece del enigma de la anterior.

Es la siguiente:

La cena Dios nos ha dado.
Que sea siempre glorificado
por siempre jamás, amén.
Nos sustente en la tierra,
nos bendiga en el cielo.

A continuación el Mayoral toma uno de los trozos de pan y dice sobre él:

-La bendición de Dios Padre (traza una cruz sobre el pan), de Dios Hijo (traza otra cruz) y de Dios Espíritu Santo (tercera cruz) esté con todos vosotros.

-Así sea -responden todos.

Al finalizar todas las comidas, siempre rezan algunas oraciones por los cofrades fallecidos, por las cosechas y por las necesidades de todos los cofrades.

Esto es lo más llamativo de esta fiesta de San Sebastián y de la Cofradía de este santo titular, en Villasandino.

El día siguiente, 21 de enero, también es festivo y tiene un carácter lúdico y tradicionalmente está dedicado a los niños de la localidad, teniendo como escenario principal las eras del pueblo, en las que la Cofradía de San Sebastián que patrocina la festividad, reparte entre todos los niños, naranjas, caramelos y otros dulces.

Una de las principales diversiones de este día era el juego llamado el "Al higuí", muy popular en otro tiempo en los pueblos de la comarca, juego que como se sabe, consistía en mostrar un higo suspendido en un hilo y éste atado a un palo. Los niños tenían que intentar alcanzar y coger el higo con la boca sin utilizar las manos. Mientras los niños lo intentaban, el que portaba el palo con el higo repetía:

Al higuí, al higuí
con la mano, no,
con la boca, sí.

Todos los asistentes se distraían viendo hacer muecas y gestos a los niños que intentaban coger el higo con su boca.

También se hacían otras bromas y juegos que producían hilaridad y contento entre los asistentes, como dar a beber vino en una bota y cuando el que iba a beber tenía la boca abierta, le echaban salvado o harina o les manchaban de vino, lo cual en el ambiente festivo reinante era bien aceptado, ya que también endulzaban el día con naranjas, caramelos y dulces.

Los muchachos de Villasandino antiguamente imitaban durante la fiesta los secos golpes del tambor con unos rítmicos versos con que pretendían remedar el recio y monótono redoble del tambor:

San Sebastián,
cuartillo y medio pan,
que le den, que le den,
que le den tortón.

El Tortón es un pan confeccionado con harina y anís de un peso aproximado de medio kilo, hecho en el mismo pueblo y que se repartía tradicionalmente a cada uno de los cofrades después de ser bendecido durante la misa en la festividad del santo.

Los versos citados que se repetían una y otra vez por los muchachos al fin producían casi el mismo efecto que producía el sonar del destemplado tambor.

René Payo y Mariano Valdizán observan que sería conveniente y necesario apoyar a esta celebración y a la Cofradía que la organiza con ayudas exteriores y con la vitalidad interior de sus miembros, mejorando esto en lo posible todos los aspectos espirituales y humanos que configuran la Regla.

La Excma. Diputación Provincial contribuyó el año 1991 a mejorar parte del vestuario. Tendría que completar la obra incluyendo en ella la sustitución del vistoso pero ya excesivamente viejo uniforme del Capitán y también la bandera, ya demasiado descolorida.

Parece que ha habido intentos de organizar un pequeño museo etnográfico en el que debieran figurar las "saetas" utilizadas por los cofrades, así como el vestuario del capitán y aquellos otros elementos culturales tradicionales propios del pueblo.

Muchos de los datos recogidos en este artículo los tomamos del que publicaron René Payo y Mariano Valdizán en Diario de Burgos el lO de febrero de 1991. Otros muchos datos los hemos obtenido de personas nacidas en Villasandino, principalmente el sacerdote D. David Castrillo Maestro. A todos ellos expreso mi sincero agradecimiento.

Observaciones:

1.-Hay algunos elementos en la Cofradía de San Sebastián que la asimilan a "sociedad secreta", restringida a un "número cerrado" pues sólo podían pertenecer a ella 24 cofrades. Sólo para hombres. Comidas sin personas extrañas, ni testigos ni invitados.

2.-La figura de San Sebastián como santo y como soldado de Cristo, es representado y figurado por el "Capitán", que durante la fiesta realiza distintas evoluciones con la bandera. Tanto la figura del "Capitán" como estas "banderadas" son comunes a otras fiestas que tienen lugar en la provincia de Burgos, principalmente a la llamada fiesta del "Capitán" de Frías, que a su vez tienen elementos comunes con otras fiestas celebradas en diversos lugares, como los "Alardes" de Irún y Fuenterrabía.

11.-LA "BANDERADA DE SAN SEBASTIAN" DE MELGAR DE FERNAMENTAL

Próxima a Villasandino se encuentra la Villa de Melgar de Fernamental, en la que en las mismas fechas se celebra una fiesta similar de la que hemos hallado un testimonio escrito por Ramón Inclán Leiva "IGNOTUS" que la describe así:

"En esta importante villa, perteneciente al partido judicial de Castrojeriz, se celebra tradicionalmente una interesante fiesta denominada "La banderada de San Sebastián", y se desarrolla en la forma siguiente:

El día 19 de enero, anterior a la fiesta del santo, al toque de vísperas, se reúne en la plaza el grupo de danzantes con el gaitero y el capitán, que se colocan al frente, a caballo, y llevando la bandera. Desde la plaza se trasladan a la iglesia parroquial para acompañar a la Cofradía y a las autoridades en la procesión que se dirige desde dicho templo al santuario de Santa Ana, donde se celebran solemnes vísperas.

El día siguiente, 20 de enero, festividad de San Sebastián, acude al citado santuario el grupo de danzantes, con los gaiteros y el capitán, para tomar parte en la procesión que se organiza llevando la imagen del santo hasta la iglesia parroquial donde se celebra con la mayor solemnidad la Santa Misa. Antes, en la puerta del templo, el capitán tremola su bandera mientras los danzantes ejecutan su típica "Danza de San Sebastián" que la bailan en dos filas, perfilando bellas figuras al cambiar de puesto en ellas y cruzando las líneas con movimientos rítmicos de clásico sabor. Terminada la ceremonia religiosa, los danzantes con el Capitán, éste con la bandera, recorren la villa, deteniéndose en distintas calles para bailar la citada "Danza de San Sebastián" así como la típica jota "La Peona", que se conserva en la villa desde tiempo inmemorial, demostrando con ello un ejemplar cariño a las costumbres y tradiciones locales.

La jota titulada "La Peona" es una danza de atrayente estilo y muy castellana. La bailan los danzantes por parejas colocados en dos filas y marcando primero el de un lado y luego con el del otro, con ritmo rapidísimo. Cada pareja baila al principio sin cambiar de sitio, pero después, formando rueda, dan una vuelta completa empezando con la pareja de un extremo y terminando con la del otro que viene en sentido contrario, hasta colocarse en el sitio primitivo. Termina esta bella danza girando todas las parejas a la vez en un conjunto de gran efecto.

La jota "La Peona" se bailaba también anteriormente en la fiesta que se celebraba en la ermita de nuestra Señora de Zorita, el día 18 de mayo, a la que acudían con sus insignias numerosos pueblos de la comarca (4)".

Lo que antecede fue escrito en la década de los años 50 y como ha sucedido con otras fiestas y otras Cofradías que las organizaban, ésta fue decayendo perdiendo muchos de sus elementos hasta casi desaparecer.

Pero afortunadamente Melgar de Fernamental en los últimos años se ha propuesto recuperar esta fiesta revitalizando también la Cofradía de San Fabián y San Sebastián logrando celebrar la festividad casi con los mismos actos que se celebraban hace 50 años, entre los que destaca la "banderada de San Sebastián".

En las normas de la Cofradía, que datan del año 1818, se hace constar que todos los cofrades deben llevar sombrero y corbatín y se ha de hacer una hoguera o luminaria la víspera de la fiesta, el 19 de enero, en la puerta de cada uno de los hermanos cofrades.

Según las mismas normas, el día de la fiesta de los Santos Fabián y Sebastián se reunían los cofrades a comer en casa del Mayordomo. La comida todos los años se componía del mismo menú: potaje, besugo y lechazo asado. En el comedor en que se realizaba la comida no podían entrar más que los cofrades, no se admitían invitados ni siquiera a las mujeres de los mismos hermanos cofrades. Actualmente se han mitigado esas costumbres y cada cofrade puede estar acompañado por su esposa y así se hace normalmente durante la comida.

Como se ha dicho, Melgar de Fernamental ha logrado rescatar la casi totalidad de los elementos que conformaban esta fiesta, muy rica en el aspecto folklórico.

Comparando estas dos fiestas en honor de San Sebastián en Villasandino y en Melgar de Fernamental se percibe un claro paralelismo en su desarrollo:

-La figura del capitán, que con la bandera realiza diversas evoluciones o "banderada".

-Las comidas, restringidas a sólo los cofrades.

-La indumentaria, que se ha conservado a pesar del paso del tiempo.

Respecto a la indumentaria, que a muchos es lo que más llama la atención, hemos de observar que el uso de capas castellanas, chisteras y otras prendas antiguas no es privativo de los miembros de estas cofradías. Recordamos que en Castrillo de Murcia, pueblo que está muy próximo a Villasandino y Melgar de Fernamental, los miembros de la cofradía del Santísimo Sacramento que organizan la popular fiesta del "Colacho" también utilizan desde la fundación de la cofradía capas castellanas y chisteras o sombreros de copa.

En Frías hay constancia de que existió una cofradía de San Antonio, que en la antigüedad estaba integrada sólo por nobles quienes en la fiesta del santo habían de llevar por obligación sombrero de copa, capa, corbata y zapatos con calcetín negro.

En verdad debía resultar vistoso tanto en Villasandino como en Melgar el desfile por las calles del pueblo de los cofrades, vestidos de fiesta con las capas castellanas de paño negro con vueltas de terciopelo rojo o verde, como era costumbre y cubiertos con sus chisteras. Al frente de,ellos el "Capitán" jinete sobre caballo blanco, realizando al galope las más vistosas evoluciones y giros con la bandera. Sin duda, la "banderada" era lo más llamativo de esta fiesta en estos dos pueblos. Como en la actualidad sucede también en Frías en la fiesta del "Capitán", el 24 de junio.

Estas pinceladas de colorido militar en las procesiones y actos religiosos quizás tenían la finalidad de enseñar que los cofrades, a ejemplo del santo titular, debían ser "mitad monjes, mitad soldados" con toda la carga ascética que ello llevaba consigo en otros tiempos.

Finalmente queremos subrayar el protagonismo insustituible que en la celebración y conservación de estas viejas fiestas de nuestros pueblos tuvieron y siguen teniendo las Cofradías.

III.-CABAÑES DE ESGUEVA QUEMA TRADICIONALMENTE UNA HOGUERA EN HONOR DE SAN SEBASTIAN

El día 20 de enero se celebra en Cabañes de Esgueva la festividad de San Sebastián de una manera singular, pues se procede a la quema de la tradicional hoguera de San Sebastián.

Los actos en honor de este mártir romano comienzan por la mañana con la procesión del Santo y la bendición del enebro, que servirá de centro a la gran fogata y del vino que se repartirá por parte del Ayuntamiento entre todos los que asistan a la quema de la hoguera.

Cerca de la medianoche todos los vecinos se concentran en derredor de la hoguera mientras suenan las típicas dulzainas que contribuyen a la animación del acto. En esta hoguera se llegan a quemar hasta cinco remolques de leña.

Lo singular de esta hoguera es que no se quema al mismo tiempo toda la leña sino que se va poniendo ésta lentamente atizando la hoguera poco a poco.

No es muy conocido el origen de esta tradición ni los motivos de la misma, pero los naturales de esta localidad afirman que se empezó a celebrar hace muchos años -sin concretar- con motivo de una fuerte epidemia de peste que sufrió el pueblo. Esto obligó a encender una hoguera para quemar los enseres, ropas y pertenencias infectadas para evitar que se propagara el contagio... De aquel acto arrancó una costumbre que se sigue realizando en la actualidad y en Cabañes se tiene la convicción y así la practican de que para salvarse y librarse de la enfermedad cada uno de los asistentes tiene que arrojar por lo menos una rama al fuego.

Se desconoce la vinculación de la hoguera con la fiesta de San Sebastián. Pudo ser una coincidencia simplemente, pero lo más probable es que se hiciera en esa noche para pedir la protección de este Santo a quien el pueblo cristiano invoca como patrono contra la peste.

Recordemos que en Melgar de Fernamental era obligatorio encender en tal día hogueras o luminarias en las proximidades de la casa de cada uno de los cofrades.

De Caleruega tenemos noticias de que también allí se honra a San Sebastián, celebrándose una popular subasta para llevar al Santo desde las andas al altar y a continuación desde éste a la "piara", también tiene lugar una misa y un vino español y lo mismo que en Cabañes se celebran bailes populares.

En Ciruelos de Cervera y Hontoria de Valdearados igualmente en honor de San Sebastián celebran los normales actos de culto, procesión y misa, así como bailes públicos.

Llama la atención la gran popularidad que en nuestros pueblos han gozado por una parte San Sebastián, cuya fiesta tiene lugar el 20 de enero y por otra San Antón, cuya fiesta es el 17 del mismo mes. Siendo estas fechas propicias para fríos extremos en la provincia de Burgos, asombra mucho más la devoción y las muestras de ella que encontramos en numerosos pueblos hacia estos santos. De las fiestas en torno a San Antón hemos tratado en otro capítulo aparte.

Lo importante es no sólo que estas fiestas y viejas costumbres se conserven llenas de vigor o se recuperen si han decaído, sino que el pueblo que las ha conservado y los que las hereden conozcan lo más completamente su significado.

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NOTAS

(1) ONTAÑON, Eduardo de: "La cofradía de las chisteras en un pueblo de Castilla", en Revista Estampa, VIII, Nº 380, 24 de abril de 1935, 2 p., 5 fotos de Próspero García Gallardo.

(2) PAYO, René y VALDIZAN, Mariano: Artículo/reportaje en "Diario de Burgos", del lO de febrero de 1991, pp. 50-51.

(3) Ibidem.

(4) INCLAN LEIVA, Ramón: "IGNOTUS", en Danzas típicas burgalesas, Burgos, 1959, Edit. Santiago Rodríguez, p. 151.



LA TRADICIONAL FESTIVIDAD DE SAN SEBASTIAN EN LA PROVINCIA DE BURGOS

VALDIVIELSO ARCE, Jaime L.

Publicado en el año 1997 en la Revista de Folklore número 199.

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