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Revista de Folklore número

029



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FIESTA DE LOS "MAIOS" EN GALICIA

GONZALEZ PEREZ, Clodio

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 29 - sumario >



Todos los pueblos han sentido a lo largo de su historia gran admiración por el renacer cíclico del mundo vegetal, así como por el final del invierno y el comienzo del verano, del buen tiempo, de cuando fructifican la mayoría de las plantas. En este aspecto, como en otros muchos, Galicia no ha sido un caso aislado; hasta bien entrado este siglo, en muchas de sus comarcas se celebran -de diferente forma, pero coincidiendo en lo fundamental-, una serie de manifestaciones folklóricas, agrarias o/y lúdicas, con el único fin de festejar tan importante efemérides anual.

Y de una de ellas, quizás la más hermosa, pues cuenta como principales protagonistas a los niños y a las flores, es de la que hablaremos seguidamente, aunque antes hagamos un pequeño resumen de todas ellas, tanto de las que aún se hacen, como de aquellas que ya no son más que un vago recuerdo.

I. ORIGEN

Todas estas manifestaciones pertenecen al denominado "Ciclo de Mayo", tiempo comprendido entre mediados de abril y mediados de mayo, aunque algunos autores son partidarios de alargarlo hasta el. 24 de junio, festividad de San Juan (solsticio de verano), quedando de esta forma en el mismo ciclo una serie de fiestas y ritos encaminados a conseguir abundante cosecha, a celebrar el final del invierno o a festejar la aparición de los primeros frutos.

En lo que se refiere a su antigüedad, hay opiniones para todos los gustos, aunque en su mayoría coincidan en que su punto de partida hay que situarlo en la Prehistoria; en el Paleolítico -los menos-, o en el Neolítico -los más-. Tampoco faltan aquellos que son partidarios de una procedencia clásica, del mundo greco-romano; en particular de los cultos dedicados a Deméter, Ceres (19 de abril), Pales (21), Robigo (25), Flora (del 28 al 3 de mayo), Maia (1º de mayo), etc. Ni los que le busquen un posible origen celta, como el prehistoriador Florentino López Guevillas y el etnógrafo Vicente Risco.

Aunque, en realidad, estos ritos y ceremonias no son más que restos de antiguos cultos agrarios o de fecundidad, de procedencia muy diversa y de épocas que pudieran abarcar desde el Paleolítico hasta la Edad Media. Tampoco, por supuesto, se trata de manifestaciones exclusivas de Galicia, ni mucho menos, pues se localizan en otras muchas comunidades, variando tan sólo el día o algunos elementos, pero conservando siempre lo esencial que es, como ya queda dicho, el propiciar una abundante cosecha y el festejar el comienzo del buen tiempo.

II ANATEMATIZACIONES Y PROHIBICIONES

Un hecho importante que nos demuestra la gran antigüedad de algunas de estas manifestaciones, es que ya fueron anatematizadas en los primeros siglos del Cristianismo en la península Ibérica. La primera que conocemos procede del concilio de Iliberis o Elvira (Granada), reunido entre los años 300 y 306.

En él se condenó a todos aquellos fieles que a finales de abril pidiesen a los sacerdotes oraciones, bendiciones u otras ceremonias, con el fin de alejar de los sembrados a las tormentas de granizo y a los rayos y, en general, a todo peligro que pudiera acecharles.

Ya en la Gallaecia contamos con las prohibiciones del concilio de Braga del año 570, o de la obra de San Martín Dumiense o Bracarense (s. VI), en particular su De correctione rusticorum. Un Concilio de Lugo celebrado en el siglo VIII prohibió todo tipo de ritos fitolátricos, por considerarlos contrarios al Cristianismo.

Pero, a su vez, la Iglesia trató de adaptar y/o asimilar algunas de estas manifestaciones, impregnándolas de espíritu cristiano, de forma que las gentes llegasen a olvidar su primitivo significado. Dos claros ejemplos pueden ser el haber dedicado mayo -mes de las flores- a la Virgen María, y el día 3 a la festividad de la Invención de la Santa Cruz.

En España, por tan solo mencionar algunas, tenemos que en el siglo XVIII el cabildo compostelano prohibió entrar en la catedral a las mayas y a los diablillos, por la indecencia de sus danzas y truhanadas (1). En 1769, el conde de Aranda intentó acabar con esta costumbre: exterminar el rústico abuso de las que con nombre de mayas se ponen en las calles causando irrisión y fastidio a las gentes. Y pocos años después los reyes Carlos III y Carlos IV. El primero ordenaba en 1785 que ninguna persona sea del estado que fuese, se presente y vista de Maia, ni ande con platillos pidiendo, ni los padres ni otras personas permitan a sus hijos que usen de tales trajes, y que tampoco formen altares en las calles, portales ni otros sitios profanos, pues con semejante pretexto se molesta a las gentes con petitorias o demandas...

Aunque estas prohibiciones y condenas no fueron óbice para que nuestros clásicos castellanos del Siglo de Oro no hiciesen en su mayoría alusiones a esta costumbre, en particular Lope de Vega; o para que no participasen haciendo de mayas personas vinculadas al palacio real: en un asiento de 1622 firmado por la costurera de la reina Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, consta que Por un manteo de tisú de oro y guarda infante de Florencia recamado, componerlo para la dama Arnedo y Santa Lanuce que hicieron de Mayas reales en el palacio el Mayo de este año, ciento dos (2).

La mayoría de las prohibiciones que acabamos de mencionar, corresponden a las mayas, es decir, niñas adornadas con flores que se colocaban junto a altarcillos o pedían por la calle, en particular, dinero y golosinas, en nombre de la Santa Cruz. En Galicia, como veremos más abajo, también existió esta ancestral costumbre.

III. MANIFESTACIONES POPULARES

Según sus fines, se pueden dividir en:

-Agrarias, en su mayoría hechas por personas mayores, aunque también podían intervenir niños. Con ellas se intentaba conseguir buena cosecha, alejar los peligros de los animales y de los campos, etc.

-Festivas o lúdicas: propias de niños y jóvenes. Su fin era festejar la llegada del buen tiempo, así como la floración y fructificación del mundo vegetal.

Entre las primeras, destacan:

.Alumear o pan (alumbrar el pan)

Tan sólo se realizaba en las tierras costeras del Noroeste de Galicia (rías de Arousa, Noia y Muros, etcétera). Aunque había varios ritos, lo que se pretendía era conseguir por medio del poder profiláctico del fuego abundantes cosechas, alejando para ello de los sembrados todo tipo de enemigos, tanto meteorológicos, como debidos a personas o a animales. Se celebraba la última noche de abril -de gran tradición brujeril, pues se trata de la "noche de Walpurgis"-. En síntesis, podía ser de dos formas:

-Encender una gran hoguera (cacharela o larada) en un otero con buena visibilidad sobre los sembrados. Dando vueltas a su alrededor cantaban una y otra vez una serie de cancioncillas alusivas a los frutos y al deseo de que, alejados de ellos los peligros, la cosecha futura -tanto para las personas como para los animales- fuese abundante.

-Recorrer los campos sembrados bendiciéndolos con fachucos (pequeños haces de paja de centeno o trigo) ardiendo, repitiendo las mismas canciones que en el caso anterior.

La gran diferencia que existía entre las dos, estribaba en que mientras que la primera era comunitaria, la segunda (de la que todavía se pueden detectar algunos restos) se podía hacer individualmente (3).

Ya se acabó el mes de Abril
y principia el mes de Mayo;
cuando las niñas hermosas
cojen flores para el año.

Ayer se despidió
el dichoso mes de Abril
diciendo que su primo Mayo,
echaría flores mil

Ya llegó dicho mes,
que los niños esperaban;
para cantar a las puertas,
a los que los mayos daban.

Si las señoras supieran,
que grandes glorias le espera;
flores de Mayo les cubre,
en su frente y cabellera.

El entusiasmo es mucho,
este mes salir al campo,
pues las sombras de los árboles,
el Ruisiñor y mas pájaros,
nos hacen cantar el Mayo,

Estos pobres marineros,
como ven tanta belleza;
salen con la Fragata a tierra
Por si le dan una peseta.

(Pontevedra, 1886)

.Bendecir los campos

Como la anterior, también estaba destinada a conseguir buena cosecha. Es de suponer que se tratase de un rito cristiano o cristianizado desde muy antiguo. Aunque había varios días en que se podía coger agua bendita o de una fuente de reconocidas propiedades, el preferido era el 29 de abril, festividad de San Pedro Mártir. Con ella se asperjaban los sembrados, al mismo tiempo que se decían oraciones o esconjuros.

.Poner ramos o enramadas

Sin duda, era la más sencilla de todas y, curiosamente, la única que aún está muy viva entre nuestras gentes. Es muy corriente ver ramas de xesta marela o branca (ginesta de flor amarilla o blanca), en los aperos de labranza, cuernos del ganado vacuno, establos, casas, etc., y últimamente en los automóviles, el día primero de mayo.

Esta manifestación ha recobrado en los últimos años gran esplendor, debido, sin duda, a que se trata de un motivo ornamental muy alegre, aunque en su origen no fuese más que para alejar los peligros del objeto donde estuviese colgada. Pudiera tratarse de restos de antiguos cultos dendrolátricos, ya denunciados en el siglo VI por San Martín Dumiense o Bracarense en su obra De Correctione rusticorum, y en el concilio de Braga ,del 570.

Entre las segundas, destacan:

.Ramos de flores

Como en otras regiones, por ejemplo en Centro Europa, en algunas poblaciones gallegas había la costumbre de que los niños en vez del clásico maio, llevasen en las manos manojos de flores que, en algunos casos, entregaban en pago del dinero o golosinas que se les había dado. Entre otras, hacían esto en Riós (Ourense), Queiroga (Lugo) y Cambados (Pontevedra).

.Arcos de flores

Solían ser de ramas o árboles jóvenes, y siempre estaban adornados con flores o cintas de colores. Lo normal era que se hiciesen con el fin de que por debajo pasase alguna procesión (en este aspecto sobresalen los del Corpus Christi) o, simplemente, como ocupación propia de los niños durante estos días. Sin duda, aunque se conocen varios casos, destaca el de Tiobre (Betanzos, A Coruña) : con varas de salgueiro (sauce) y bimbio (mimbre), los niños hacían un arco no muy grande que adornaban con flores y, sobre todo, cintas de colores. Por debajo de él tenía que pasar una niña o niño muy joven (de unos cuatro años). Mientras el grupo entonaba cancioncillas alegóricas al invierno, el niño pasaba con los ojos cerrados, pero en el momento en que empezaban con otras relacionadas con la llegada de la primavera y del buen tiempo, regresaba y volvía a pasar, pero ahora con los ojos abiertos. En este curioso rito se ha intentado ver una representación de la resurrección del mundo vegetal en la primavera, tras el sueño invernal (4).

.Cruces de flores

En algunas poblaciones también recibían la denominación de maios, participando como tales en los concursos y fiestas. Fueron famosas las de Ourense, A Coruña, Pontevedra, Vilagarcía de Arousa, Noia, Ferrol, Tui, Betanzos...

Llegó a existir una cierta especialización, siendo éstas propias de niñas -las mayas o reinas de mayo-, mientras que los maios lo eran de varones. Además también se diferenciaban -en lo que a Galicia se refiere- en las coplas, pues en su mayoría estaban en castellano y su contenido era siempre religioso:

Principiamos a cantar
el día de Santa Cruz,
principiamos a cantar
Dulce Nombre de Jesús.
(Pontevedra)

.El árbol de mayo

Si consultamos los magníficos estudios de Angel González Palencia y Eugenio Mele (La maya, notas para su estudio), o el de Julio Caro Baroja (La estación de amor. Fiestas populares de mayo a San Juan), entre otros, podremos comprobar la importancia que tuvo el árbol de mayo estos días, así como sus posibles simbolismos.

En Galicia, en cambio, no se conocen muchos casos, quizás debido a que se metamorfoseó de tal forma que acabó convirtiéndose en esas figuras cónicas o piramidales que salen en varias poblaciones, y de las que se hablará más adelante. Tan sólo sabemos de cuatro casos en los que el árbol es el principal protagonista: en el pueblo orensano de Laza -muy conocido por su gran riqueza etnográfica- los jóvenes "roban" (hay que tener en cuenta que es un robo , simbólico, pues los "ladrones" son conocidos de todos los vecinos) un buen árbol que colocan en la plaza de A Picota. El segundo caso tiene lugar en la también población orensana de Entrimo: aquí, además del árbol, interviene un muñeco denominado maio que cuelgan del primero. El tercero es el de O Cruceiro de Róo (Serra de Outes, A Coruña) y, como los anteriores, los protagonistas son los mozos de la localidad: el árbol robado es colocado en una pequeña plaza, junto al que también ponen un buen ramo de flores, danzando posteriormente a su alrededor, a la vez que portan arcos también adornados con flores y cintas. Por último, hasta no hace muchos años, en algunos pueblos cercanos a Santiago de Compostela, se robaba un buen pino que era despojado de sus hojas sustituyéndoselas por zarzas secas y adornos. Seguidamente lo colocaban en un otero que tuviese buena visibilidad y le prendían fuego, a la vez que todos los vecinos cantaban cancioncillas propiciatorias y danzaban a su alrededor (5).

.Los maios

Sin lugar a dudas, actualmente es la manifestación más importante y, también, la más extendida. De ella se hablará ampliamente más adelante, pues su estudio es el tema central de este artículo.

Fuera de esta división quedan las representaciones religiosas, quizás muy abundantes en otros tiempos, aunque actualmente tan sólo se conserven en el pueblo orensano de Laza. Las incluimos aquí debido a que alguna de ellas está relacionada con el renacer primaveral del mundo vegetal y, por lo mismo, con las fiestas que se celebran estos días. Son cuatro: Adán y Eva, Sacrificio de Isaac, Danzas y Lucha entre un moro y un cristiano. En este caso, tan sólo nos interesa la primera, pues para varios etnógrafos, entre los que se cuenta Xexús Taboada Chivite, Adán y Eva son el rey y la reina de mayo, y simbolizan el espíritu de la vegetación que en estos días vuelve a renacer (6).

IV. Los "MAIOS"

Se trata de la manifestación más vistosa de todas las que se celebran durante el "Ciclo de Mayo".

Hasta no hace muchos años había dos tipos muy diferentes de maios:

-Humanos: cuando es una niña o un niño el que se disfraza de maio, cubriendo sus ropas con hojas, ramas y flores.

-Figurativos: cuando el maio no es más que una figura hecha con palos y recubierta con musgo, fiuncho (hinojo), xesta (ginesta), etc., y adornado con flores, naranjas, cáscaras de huevo, etc. Los tradicionales son siempre cónicos o, ya menos, piramidales. Su forma recuerda la de un árbol que, casi seguro, fue su origen.

Esta diferencia también se manifiesta en el contenido de las coplas, pues mientras que entre las de los primeros abundan más las poéticas, es decir, las dedicadas a cantar las excelencias del buen tiempo -que simbolizan con la llegada del mes de mayo-; las de los segundos suelen ser agresivas, muy críticas y, pocas veces, hacen alusiones a las flores y al verano.

1. Maios humanos

También se suelen denominar del "Norte de Galicia", debido a que fue -pues, que nosotros sepamos han desaparecido todos- donde se hacía este tipo de maio. Por desgracia para las generaciones actuales y futuras, dejaron de salir en su mayoría entre el último cuarto de siglo pasado y el primero del actual.

Aunque no hay un área bien delimitada, son característicos de gran parte de las provincias de A Coruña y Lugo, y aun algo de la de Ourense. En cambio, no tenemos registrado ningún caso en la de Pontevedra.

Antes de entrar de lleno en el estudio de los más importantes, hay que advertir que estos maios recuerdan, entre otros, a los que se hacían por estas mismas fechas en varias poblaciones inglesas e irlandesas (Jack in the Green) y austríacas (Woldmann) (7).

Es de suponer que en un principio tuviesen otros fines, además de los de ser anunciadores del final del invierno y de la llegada del verano, y del renacer cíclico de la vegetación. También pudiera ser que interviniesen en ellos personas mayores. Pero en el momento de su desaparición -y desde siglos antes, por supuesto-, no eran más que juegos de niños, movidos por el dinero y golosinas (maiolas o maias -castañas pilongas-, nueves, avellanas, etc.), que recibían del público por sus actuaciones.

He aquí algunos de los más importantes:

SANTIAGO DE COMPOSTELA: Ya se sabe que existían en la Edad Media. Tan sólo se vestía de maio un niño de cada grupo, cubriendo sus ropas con flores y hojas (lirios, fiuncho etc.). Quizás la nota más característica fuese el que imitasen con sus adornos las ropas de los peregrinos que acudían a la ciudad. Sobre su cabeza llevaban una corona floral, y en la mano derecha un también florido bordón. El solista o jefe de la pandilla -es decir, el maio-, permanecía de pie haciendo constantes reverencias con la cabeza, mientras los otros andaban a su alrededor siguiendo el compás de las coplas con golpes de palos, como aún lo hacen los de Pontevedra. Tenían una fórmula común para empezar, que era repetida por todos los maios de la ciudad:

Maio: ¡Cantarán o maio!
Coro: ¡E máis ben cantado! (8).

Continuando con las coplas que, a diferencia de los de Pontevedra y Ourense, no eran tan satíricas y sí mucho más poéticas, aunque tampoco faltaban algunas de crítica social:

Eu pidinlle o maio
a un cabaleiro. ..
Moita bambolla
e pouco diñeiro (9).

Como ya queda dicho, no podían entrar en la catedral por la indecencia de sus danzas y truhanadas (10).

A CORUÑA: Cubrían su cuerpo con fiuncho, adornando la cabeza con una vistosa corona de flores. En su mano derecha llevaban una cruz también adornada con flores. Dejaron de salir a mediados del siglo pasado(ll).

Semejantes eran los de Portomarín (Lugo), que aún seguían saliendo en la década de los años cuarenta. Viveiro (Lugo), que en sus coplas había continuas alusiones a robos. Ribadeo (Lugo), inmortalizado por el pintor asturiano, afincado en Galicia durante muchos años, Dionisio Fierros Alvarez, en un cuadro titulado O maio de Ribadeo, población en la que contrajo matrimonio en 1873. Los de Ribadavia y O Carballiño (Ourense) se cubrían con xestas y carrascas (brezo), y los segundos preguntaban al auditorio:

¿Vístelo maio?
¿vistelo ben?
Se non o vistes
velo eiqui ven (12).

Mondoñedo (Lugo), que corrían por las calles de la población. Castro Caldelas (Ourense), que se cubrían con musgo. Lugo, en cuyas coplas había abundantes alusiones a ciertos manjares:

Ehi ven o maio
pola calle Falcón,.
ehi ven o maio
comendo pan e lacón (13).

PONTEDEUME (A Coruña) : Sus coplas eran dialogadas, con abundantes preguntas y respuestas, teniendo además la particularidad de que intervenían niños y niñas, todos vestidos de maio, menos el jefe de la pandilla. Se echaban al suelo con el fin de causar gracia a los espectadores. Sus coplas tradicionales tenían un cierto aire de viejo romance (14).

MONFORTE DE LEMOS (Lugo): Se cubrían con ramas de bido (abedul), ameneiro (aliso) y negrillo (olmo). Como los de Pontedeume, también se tiraban al suelo, con el fin de que al hacerse más graciosos, los espectadores les diesen mejores propinas.

VIANA DO BOLO (Ourense): Se diferencia de los anteriores en que aquí hacían de maio dos niños, que cubrían sus ropas con flores y ramas. En compañía de otros muchachos recorrían la población, recogiendo frutos secos, dinero, etc. En algunas de sus coplas aludían a la llegada del mes de mayo:

Levántate maio
que tanto dormiches,
xa pasou o inverno
e non o sentiches (15).

AS NOGAIS (Lugo): De maio hacía el más chiquitín del grupo formado por niñas y niños. Se vestía de blanco y en sus ropas colgaban flores. Sus cantos -que a diferencia de otros, acompañaban con panderos y ferreñas (sonajas)-, hacían constantes alusiones a las castañas, que solían ser la propina que recibían en pago de su actuación:

Santo que estás no cainzo
tira as castañas abaixo.
Tira das máis grandiñas
que ás pequenas non me abaixo (16).

Además de las poblaciones citadas, sabemos que este mismo tipo de maio, salía en Queiroga y Vilalba (Lugo); Verín y Celanova (Ourense); Noia, Porto do Son, Carnota y Betanzos (A Coruña); etc.

2. Maios figurativos

Salvo raras excepciones, son propios del Sur de Galicia (provincia de Pontevedra y parte de la de Ourense). Se trata, sin duda, de los más llamativos por su vistosidad, así como por lo agresivo de sus coplas. Además, también es un factor importante a tener en cuenta, son los únicos que salen actualmente, dándose el caso de que en aquellas poblaciones donde se intenta resucitar la fiesta, aunque antes hiciesen maios humanos, ahora prefieren los figurativos (dos casos son los de Verín -Ourense- y Santiago de Compostela).

Como ya queda dicho, su origen hay que buscarlo en un árbol adornado que acabó metamorfoseándose a través de los siglos, en una figura que aún sigue recordando la forma primitiva, pero que tiene la ventaja de que se puede mover y, por consiguiente, recorrer toda la población con él, cosa que con el primero era imposible.

En los últimos años se ha dejado notar fuertemente la intervención de sociedades culturales, asociaciones de vecinos, empresas, partidos políticos, etc., debido a que los maios son muy apropiados para hacer crítica o publicidad de los hechos más importantes ocurridos durante el año. Hay que tener en cuenta que no es lo mismo decir algo en "serio" que "en broma", y más cuando es la voz "inocente" de un maio. Estamos, por tanto, ante uno de los muchos casos de censura popular bien acogida (dentro de lo que cabe) hasta por el censurado, por tratarse de fiestas en las que, tradicionalmente, se viene haciendo esto desde hace siglos (17).

A continuación haremos un pequeño recurrido por las poblaciones más importantes, aunque sin pretender citarlas todas:

PONTEVEDRA: La forma tradicional -cónicos o piramidales-, es la que sigue privando todavía. Su armazón, hecho con varales y cañas, se recubre con fiuncho, españadans (espadañas), xestas..., y se adorna con cáscaras de huevo (a mediados del siglo pasado salió uno con más de 300 tan sólo en la corona), naranjas bravas (que no se pueden comer) y, por supuesto, flores de todo tipo, tanto de jardín como silvestres. El maio va -como si de una imagen se tratara- sobre unas andas (hasta no hace muchos años también los había que llevaban ruedas), en las que es trasladado de un lugar a otro por los mismos niños componentes del grupo (entre seis y ocho). Como remate, en la parte superior, suelen llevar una artística y vistosa coroa (corona) de flores, naranjas, o cáscaras de huevo, que hasta principios de siglo variaba según el día: el uno de mayo era una coroa normal, mientras que el tres se sustituía por una gran cruz. Actualmente tan solo salen el primer día. Además, suele acompañar al maio un ramo también floral que porta uno de los muchachos.

Las letras de sus coplas, a diferencia de las que ya hemos visto en los maios humanos, siempre son de tono muy agresivo, crítico, burlón o irónico. Denuncian todos aquellos hechos más notorios ocurridos a lo largo del año, algunas veces, a personas que ocupan cargos importantes. Así, por ejemplo, uno de 1923, refiriéndose a la nula labor del gobernador civil, decía:

Señoras e señores
poñan atención
que imos falar
do Sr. Gobernador.

Nin é alto, nin é baixo,
nin é malo, nin é bó,
parece un reló parado
dentro da Diputación (18).

Debido a esto, durante el gobierno del general Franco, antes de entrar en imprenta, tenían que pasar por la censura del Ministerio de Información y Turismo.

Aunque tampoco faltan las coplas poéticas, dedicadas a cantar las excelencias del buen tiempo y, en particular, del mes ,de mayo. La siguiente estrofa procede de uno de 1840:

Este mes de maio
é o mes das flores
cando os paxariños
ven ós seus amores (19).

A finales del siglo pasado muchos fueron sustituidos por "fragatas", "arcos", "castillos", etc., hechos de cartón y pintados de llamativos colores. Además, sus coplas, que estaban en castellano, siempre se referían a hechos "patrióticos" acaecidos durante el año: combate del Callao, guerra de Cuba, etc. Un "arco de triunfo" de 1903 estaba dedicado al político Nicolás Salmerón:

Hoy es el día de Mayo
y venimos a cantar
Al frente de nuestro arco,
Emblema de libertad.

Agítanse los pechos
En fuego noble y santo
Al grito sacrosanto
De patria y libertad.

El niño que hace de solista se oculta para cantar debajo del maio, mientras los demás compañeros dan vueltas llevando el compás con golpes de palos, repitiendo seguidamente la estrofa cuando él la termina.

También pueden acompañar el canto dando con un palo grande (fungueiro, estadojo) en el suelo. De esta última forma era como se consideraba tradicional ya a finales del siglo pasado (20).

Antiguamente el cementerio de los maios era la ría, a la que eran arrojados despiadadamente el día tres por la tarde.

OURENSE: Junto con los anteriores, tanto por el número de participantes como por la calidad artística, son los más importantes de Galicia. Salen el día tres y se juntan en la Praza Maior. Allí se puede admirar todo tipo de figuras, pues a diferencia de los pontevedreses, aquí concurren algunos que semejan más carrozas que maios. Los tradicionales siguen siendo, en líneas generales, muy parecidos a los de Pontevedra -cónicos o piramidales-, aunque más altos y estrechos, rematando en un pequeño arco dentro del que suele haber una campanilla y, encima, una cruz. También son llevados en andas por los niños. En su mayoría están hechos con xestas y musgo, y decorados, además de flores (aunque pocas), con carrabouxiños o bugallas (agallas del roble). El jefe de la cuadrilla también se oculta para cantar debajo del maio, mientras que los restantes del grupo van dando vueltas acompasadamente cogidos de las manos, y repitiendo las estrofas del solista. Igual que los de Pontevedra, tienen música propia.

Su importancia y antigüedad queda patente en el hecho de que ya figuran en el Diccionario de P.Madoz, t. XII, Madrid, 1849: "De las antiguas preocupaciones apenas ha quedado resto alguno, excepto de no casarse el martes, el mayo y los fuliones del Carnaval".

En su repertorio figuran composiciones de todo tipo: poéticas, burlescas, irónicas, etc. Esto le ha costado prohibiciones gubernamentales a alguno de ellos, por "meterse" con el obispo, gobernador, o políticos de la capital. Su cementerio era el río Miño, al que eran arrojados al terminar la fiesta desde lo más alto de A Ponte Vella. Uno de 1923 daba la bienvenida al mes de mayo, cantando:

Chegou xa o maio
cantando ós amores,
namorando ás nenas,
vestido de flores (21).

Son semejantes a los de Pontevedra y Ourense, los de las siguientes poblaciones:

Provincia de Pontevedra: Marín, Vigo (desaparecidos en el siglo pasado), Redondela, Sanxenxo, Caldas de Reis, etc.

Provincia de Ourense: Allariz, Verín (hasta no hace muchos años eran iguales a los del primer grupo), Barco de Valdeorras, etc.

Provincia de A Coruña: Santiago de Compostela (empezaron a salir hace unos dos años).

VILLAGARCIA DE AROUSA (Pontevedra): El solista no se suele ocultar debajo del maio. En otros tiempos fueron famosas las cruces de flores, que competían en cantidad y calidad con los maios tradicionales.

PORTOSIN (A Coruña): Se trataba de una figura hecha de arcos de ramas y flores y que era llevada en andas, como si fuese una imagen. Por encima, a modo de corona, sobresalía una cruz. Delante iba un niño con un ramo que recordaba un mástil de barco, adornado también con flores y cintas de colores. Danzaban alrededor de este último.

3.Barcos de maio

Se trata de pequeños barcos hechos de cartón y adornados con banderolas y flores y que, junto con los maios tradicionales -téngase en cuenta que estos barcos están considerados tan tradicionales como ellos-, concurren a los concursos que se celebran en Pontevedra, Marín y Vilagarcía de Arousa, y hasta principios de siglo también en Caldas de Reis (Pontevedra).

Actualmente empiezan a escasear, aunque es muy raro el año en que no sale alguno. A diferencia de los anteriores, los niños cantan a babor o a estribor, según donde esté el público. Las coplas suelen referirse a hechos relacionados con el mar, y su música es diferente a la de los otros maios :

Eiquí ven o noso barco,
esta fragata valente,
con bandeiras e cañóns
que so no pasmo da xente(22).

V. CONCLUSIÓN

De todas las manifestaciones folklóricas -agrarias o lúdicas- propias de los últimos días de abril y primeros de mayo, muy abundantes en otros tiempos, tan sólo los maios se encuentran en una situación que aún les permitirá seguir saliendo durante varios años, y, en particular, en Pontevedra y Ourense. De las demás ya se puede decir que han desaparecido o su fin está muy próximo.

Caso aparte es el de colocar ramos de xesta el primero de mayo, pero ya no en las puertas de las casas, ni en los cuernos de los animales, ni tampoco en los aperos de labranza, sino en los coches. De esta forma, los automovilistas van anunciando por nuestras carreteras que ha llegado el verano y que el invierno ha muerto:

No tambor da lúa
redoblan os anxos.
Anuncian gozosos
que chegou Don Maio (23).
(Ourense)

___________

BIBLIOGRAFIA

CARO BAROJA, Julio: La estación de amor. Fiestas populares de mayo a San Juan, Madrid, 1979.

FILGUEIRA VALVERDE, Xosé: A festa dos Maios, "Arquivos do Seminario de Estudos Galegos", I, Santiago de Compostela, 1927.

GARCIA DE DlEGO, Pilar: Censura popular, "Revista de Dialectología y Tradiciones Populares", XVI, Madrid, 1960.

GONZALEZ PALENCIA, A./MELE, E.: La Maya. Notas para su estudio en Espáña; Mádrid, 1944.

GONZALEZ PEREZ, Clodio: Os maios, "Gran Enciclopedia Gallega", t.XX, Santiago de Compostela, 1983.

GONZALEZ PEREZ, Clodio: Aproximación o "Ciclo de Maio" en Galicia: alumear o pan ou danzas do pan, "Gallaecia", VII, Santiago, 1982.

GREGORIO FERNANDEZ, Emilio R.: Os maios, "Museo de Pontevedra", XXVI, 1972.

INZENGA, J. : Cantos y bailes populares de España: Galicia, Madrid, 1888.

PEREZ BALLESTEROS, José: Cancionero popular gallego, Madrid, 1886.

TORNER, Eduardo M./BAL y GAY, Jesús: Cancionero Gallego, Madrid, 1973.

___________

(1) Gaspar Melchor de JOVELLANOS: Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos" diversiones públicas, y sobre el origen en España, t. I de sus Obras, BAE, XLVI, Madrid, 1858 p. 488.

(2) B.S.de CASTELLANOS: "Costumbres españolas. De la galante festividad floral llamada del mayo o de la hermosa maya" en el Museo de las Familias, t. V, Madrid, 1847, p 90.

También Julio CARO BAROJA: La estación de amor. Fiestas populares de mayo a San Juan, Madrid, 1979, p. 57.

(3) Cf. Clodio GONZALEZ PEREZ: Aproximación ° "Ciclo de Maio" en Galicia: alumear o pan ou danzas do pan, "Gallaecia", VII, Santiago, 1982.

(4) Annette M. B. MEAKIN: Galicia the Switzerland of Spain, London, 1909, p. 310.

(5) Clodio GONZALEZ PEREZ: Art. cit.
(
6) Xesús TABOADA CHIVITE: Etnografía galega, Vigo, 1972, p. 69.

(7) Julio CARO BAROJA: Obr. cit., p. 49; Pilar GARCIA DE DIEGO: Censura popular, "Revista de Dialectología y Tradiciones Populares", XVI, Madrid, 1960, p. 328.

(8) ¡Cantarán el mayo! / ¡Y además bien cantado!

(9) Yo le pedí el mayo / a un caballero... / Mucho bombín / y poco dinero.

(10) JOVELLANOS: Obr. cit., p. 488. Sobre el maio de Santiago pueden consultarse, entre otros, a J. INZENGA: Cantos y bailes populares de España: Galicia, Madrid, 1888, págs. 72 ss.; José PEREZ BALLESTEROS: Cancionero popular gallego, t. II, Madrid, 1886, p. 194.

(11) José PEREZ BALLESTEROS: Obr. cit. p. 194.

(12) ¿Visteis el mayo? / ¿lo visteis bien? / Si no lo visteis / aquí viene.

(13) Ahí viene el mayo / por la calle Falcón; / ahí viene el mayo / comiendo pan y lacón.

(14) J. INZENGA: Ob. cit., págs. 74-5.

(15) Levántate Mayo / que tanto dormiste / ya pasó el invierno / y no lo sentiste. Cf. Nicolás TENORIO: La aldea gallega, Cádiz, 1914 ,págs. 139-41.

(16) Santo que estás en el cañizo / tira las castañas abajo. / Tira de las más grandes / que por las pequeñas no me agacho.

(17) Cf. Pilar GARCIA DE DIEGO: Art. cit., págs. 327 siguientes.

(18) Señoras y señores / pongan atención / que vamos a hablar / del Sr. Gobernador / .../ Ni es alto, ni es bajo, / ni es malo, ni es bueno, / parece un reloj parado / dentro de la Diputación.

(19) Este mes de mayo / es el mes de las flores, / cuando los pajaritos / ven a sus amores.

(20) F. PORTELA PEREZ: "Recordos da infancia", Galicia, revista regional de Ciencias, Letras, Artes, Folklore, etc., núm. 6 dic. 1892, p. 375.

(21) Llegó ya el mayo / cantando a los amores, / enamorando a las niñas, / vestido de flores.

(22) Aquí viene nuestro barco, / esta fragata valiente, / con banderas y cañones / que son el pasmo de la gente.

(23) En el tambor de la luna / redoblan los ángeles / Anuncian gozosos, / que llegó Don Mayo.




FIESTA DE LOS "MAIOS" EN GALICIA

GONZALEZ PEREZ, Clodio

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 29.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz