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Revista de Folklore número

031



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Fonógrafos para el Valladolid que cambia de siglo

LABAJO VALDES, Joaquina

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 31 - sumario >



"Una canción española hace vibrar de emoción al más bravo legionario y al más frío bolchevique.

La más simpática nota de alegría se alcanza siempre con una bonita colección de discos PATHE.

Poseer un parlante VICTORIA es conquistar la felicidad del hogar.

Ventas a plazos desde 15 pesetas al mes. CASA IGLESIAS, Valladolid" (1)

"ALBORADA GALLEGA"

A mediados de septiembre de 1894 y en plena celebración de las fiestas de San Mateo, llegaron dos periodistas a nuestra ciudad para mostrar al pueblo de Valladolid en fiestas la "máquina parlante". Se trataba de una pequeña caja provista de un cilindro y manivela, capaz de reproducir y repetir a través de su bocina, cualquier frase prosódica, rimada o melodiada (sin trampa alguna) que se quisiere impresionar en su cilindro. Tamaña maravilla que había asombrado al mundo, no daría menores resultados con los vallisoletanos, preparados y dispuestos en su semana de festejos a ser asombrados con novedades extranjeras, aburridos a la sazón de contemplar un año más "al hombre más pequeño del mundo", a "la mujer más gorda del mundo" y a "la serpiente más larga de las selvas amazónicas".

Los dos viajeros, procedentes de tierras gallegas, el "distinguido poeta Sr. Labarta" y el "director de El Día de Pontevedra", se habían propuesto recorrer el territorio español acompañados de su flamante y "portentoso invento", para mostrar y deleitar a públicos atónitos con el último modelo fonográfico, producto del ingenio de Edisson, presentado hacia no mucho en la exposición de Chicago (2).

La idea no era del todo singular y el negocio posible con los parlantes había sido ya explotado en Inglaterra y Francia, aunque la audición de los mismos en lugares abiertos o cafés se había realizado a través de teléfonos, que individualizaban la escucha mediante auriculares (vulgo "cascos") y permitían, previo pago al contado, el breve disfrute de cancioncillas o chistes, siguiendo un rito similar al habitual para probar la puntería o la suerte en cualquiera otra barraca de feria.

Los visitantes galaicos celebraron el sorprendente espectáculo dentro de un local situado "al lado de la zapatería La Barcelonesa". "El Norte de Castilla" calificaría luego al ingenio presentado en tal sesión como la "revolución del mundo" (3). El aparato, más joven y perfeccionado que sus hermanos mayores, escuchados anteriormente en Europa, permitía, merced a su mayor volumen, ser oído desde más lejos y con mayor potencia, haciendo posible "el concierto gramofónico", tan socorrido en los comienzos de la tecnología de un aparato tan costoso. El precio de la entrada, generoso e interesante para los promotores, se elevaba a 99 céntimos y posibilitaba desde un principio la toma de contacto con quienes selectivamente pudieran decidirse a comprar modelos similares. No obstante, los viajantes gallegos -no exentos de interés altruista y de afán por divulgar los avances del "progreso" entre los menos favorecidos rebajaron "durante unos días las entradas para que puedan acudir las clases más modestas" (4).

El programa de aquella memorable sesión era el siguiente: 1º Saludo a Valladolid: Sr. Cortés.

2º Canción de los camareros (Los Puritanos), por varios jóvenes.

3º Un trozo de don Juan Tenorio, por el gitano David, el "pinpan".

4º Jota de "La Bruja", por el señor Brío.

5º Jota coreada, por el señor Saracibar.

6º Marcha fúnebre de Chopin, por una banda militar (5).

"INTRODUZIONE, MA PIU LENTAMENTE"

La curiosidad y el asombro de escuchar las voces conocidas de destacados ciudadanos de la villa a través del pequeño y misterioso aparato mecánico aseguraba la audiencia y acogida del espectáculo. El programa había sido inteligentemente preparado, sin duda alguna. Don Juan Cortés, director a la sazón de "El Día de Palencia", saludaba a sus colegas de Valladolid desde el pequeño cilindro y, dirigiéndose a los vallisoletanos en general, regalaba sus oídos con alabanzas a su ciudad y al inventor del "parlante", que posibilitaba, con ademanes propiciadores del nuevo siglo, "eternizar" una oratoria exuberante y pomposa de corte decimonónico. A modo de curiosidad y gracia se escuchaba a otros ciudadanos, convertidos por la máquina en consagrados divos. Por último, la grabación de una banda militar extranjera junto a una del país, permitía las primeras consecuencias lógicas del revolucionario invento: la comparación y el juicio de valor. Por ello la critica consiguiente de "El Norte de Castilla" rezaba así: "Se ejecutaron piezas por las bandas de música militares de la EE.UU. y la del regimiento de San Marcial, en lo que se apreció que en esto del metal nos llevan ventaja los americanos" (6).

A partir de esta primera experiencia, el fonógrafo iba a convertirse en una asidua atracción más de las sucesivas ferias vallisoletanas (7), de la misma forma que sucedería con las proyecciones del cinematógrafo o "fotografía movible". El cine, sin embargo, podría subsistir como espectáculo público, debido a que las deficiencias e incomodidades de sus comienzos -constantes parpadeos de imagen, incesantes cambios de rollo...- en nada se reducían por la cantidad de espectadores ni por la forma de la proyección, mientras que los fonógrafos, sí se usaban en la intimidad, podían disimular en parte las deficiencias iníciales de escaso volumen, distorsiones y ruidos que acompañaban a las audiciones.

En difícil competencia con la música en vivo, el ingenio fonográfico venia a resultar más interesante que grato al oído, en lo que atañe a sus comienzos. El posible comprador del aparato podía sentirse atraído por la comodidad y lujo de escuchar a los divos sin moverse del sillón preferido de su casa, pero es preciso reconocer que por entonces tenía escaso interés, para un público no especialmente melómano, reunirse en torno al pequeño parlante (8). Todo ello, unido a otras razones y a una rápida y clara proyección de venta por sus patrocinadores, llevaría a dar salida al "prodigioso invento de Edisson" hacia un mercado amplio de consumo individualizado, orientándose en principio hacia personas de cierta capacidad adquisitiva. No obstante, el lanzamiento masivo del fonógrafo en nuestro país tiene lugar después de 1900, utilizando como coartada publicitaria consumista la necesidad de subsistir los pianos y pianolas familiares.

El costoso precio de los fonógrafos en la década de los noventa no animó a los vendedores de música de nuestra ciudad a hacerse con representaciones de estos aparatos extranjeros. La compra debía realizarse por encargo y, en consecuencia, la propaganda en los medios de comunicación es casi inexistente en esta época.

Sabemos al menos de dos centros educativos que pronto pudieron disponer del pequeño aparato. El primero del que tenemos constancia es el del Colegio de San José, de los Padres Jesuitas, exhibido en 1898 en el transcurso de una de sus clásicas y ceremoniosas entregas de premios al alumnado, "presidida por su rector, señor Cascajares, y amenizada por diferentes compases musicales a cargo de los discípulos del colegio" (9). En 1900 es la Universidad Pontificia la que, con motivo de la celebración anual de su patrono Santo Tomás, realiza una función, presidida solemnemente por el "cardenal, obispo, representaciones de todas las facultades, elemento militar... en la que se hizo escuchar el magnifico fonógrafo, adquirido por la Universidad, en los intermedios" (10).

Junto a estos dos anteriores y sin que podamos precisar con exactitud la fecha de adquisición, hay que situar el museístico gramófono de la firma comercial "La Voz de su Amo" que la "Compañía de María" conserva todavía hoy -a diferencia de las dos instituciones anteriores- y que adquiriera probablemente en las primeras décadas del presente siglo.

"ROMANZA DISCORDATA E COMMERCIO GALOPPANTE"

Para conocer lo que en religioso silencio escuchaba el distinguido público, congregado en torno a la pequeña cajita con trompa, no debemos guiarnos de las entusiastas y alentadoras propagandas contemporáneas. Si hacemos una pequeña trampa y nos centramos en lo que dice la publicidad de diez años más tarde acerca de sus propios fonógrafos y gramófonos, técnicamente más perfectos, puede que encontremos una pista más segura. Sabemos así que sus "bocinas sonoras... (daban) a la voz humana una entonación nasal e imperfecta con sus vibraciones metálicas" y aunque "todo el mundo (ante el fonógrafo) presta atento oído para entender las palabras cantadas de un aria famosa... es en vano. Se oyen los sonidos melodiosos pero no se entiende ni una palabra" (11). Además, "necesitaban el cambio constante de aguja... que es tan aguda... y va comiendo el disco" (12) con el consiguiente "ruido que produce" (13).

Las primeras representaciones comerciales llegadas al Valladolid del cambio de siglo fueron las de las patentes francesas "PATHE", "GRAMOPHONE", "LA VOZ DE SU AMO" (14), siendo posterior la llegada de la firma inglesa "ODEON". Prácticamente son los constructores franceses los que exclusivizan la producción gramofónica que llega a nuestra ciudad. Por ello era de buen tono "acheter français" (15).

El primero y principal distribuidor de todo tipo de parlantes en la ciudad durante mucho tiempo es, sin lugar a dudas, "GUILLEN E HIJO", quien en 1900 daba a conocer propagandisticamente al "Norte de Castilla" su "Imperial Gramófono", en el que podía observarse cómo "se ven con él las diferencias de los anteriores fonógrafos, los discos son inalterables a la temperatura e insensibles al roce exterior... (poseen) distintas medidas de velocidad y variantes en sus sonadas", así como mayor volumen (16).

Los Guillén se comenzaron presentando en principio como "exclusivos depositarios de Gramophone" (17) y "La Voz de su Amo" (18), para serlo más tarde de "Odeón" (19). Tuvieron los dueños de esta tienda gran cuidado en atender exquisitamente la propaganda relacionada con el mundillo fonográfico. A través de ella podemos seguir, por ejemplo, los nuevos discos de moda que llegaban al almacén: "El niño judío... en discos marca Gramófono... Rosario Leonis hace de esta bella partitura del maestro una verdadera creación" (20). "Doña Francisquita"... "último éxito de Vives en Madrid en discos La Voz de su Amo" (21)... Hay que reconocer que, aparte de la gran cantidad de información que esta publicidad nos acerca, muchos de los diseños de la propaganda en sí eran de gran elegancia y originalidad y conviene destacar, además, la gran extensión que ocupaba frecuentemente en los periódicos. Merece, sin embargo, señalarse que la importancia de la contribución de "Guillén e hijo" a la difusión y conocimiento del fonógrafo trasciende más allá del mero negocio rutinario, pues consiguieron hacer de su establecimiento un lugar de encuentro de modernos melómanos del cilindro y del disco e, incluso, llegó a funcionar a modo de sala de conciertos: "concierto gramofónico en los almacenes... el domingo... se hará oír íntegra la ópera I Pagliaci, de Leoncavallo..." (22).

Sin embargo, no fueron los Guillén por mucho tiempo los exclusivos representantes de la "Gramophone", ya que, al menos desde 1904, figura Aquilino Alcañiz -en Acera, 18- en la lista de corresponsales de esta marca en Valladolid (23), como lo sería también de "Pathé" (24).

Otro almacén -"CASA IGLESIAS"- que sintió la llamada a la contribución al "progreso" con las máquinas, sobre todo las de coser, dedicose a vender los parlantes "VICTORIA" en 1920 y tres años más tarde ofrecía al público vallisoletano también los "ODEON". Esta Última marca, un poco más retrasada que las anteriores, como ya hemos indicado, también podría ser encontrada en "HIJOS DE MOLINER", en Fuente Dorada, 10-13 (25).

De todos modos no corresponde sólo a los comerciantes vallisoletanos el honor de haber contribuido a la difusión del fonógrafo entre sus paisanos. Hay que tener en cuenta también la competencia de diversos viajantes esporádicos que, de cuando en cuando llegaban a la ciudad, dispuestos a anticiparse en la venta y difusión de diversas marcas. Ese fue el caso de los "Hijos de Blas Cuesta", de Valencia, que visitaron Valladolid en 1901, cuando apenas estaba esbozado tal género de comercio en la ribera del Pisuerga: "Permanecerán varios días para mostrar los fonógrafos Edisson de todos los modelos desde 75 pesetas en adelante; bettines de todas clases y gran colección de cilindros impresionados. Material y piezas sueltas de todas clases. Hospédase (Sr. Gil y Gil) en el Hotel del Siglo, a disposición de 9-13 y de 14-18. Nota: Se compone toda clase de aparatos y se cambian pequeños a grandes" (26).

Otra plataforma importante en esta difusión la pusieron por su cuenta las propias grandes marcas a base de una machacona e insistente llamada al consumo dirigida hacia las clases de mayor poder adquisitivo, mediante recursos publicitarios de diversa consideración e importancia en la prensa periódica. Si la prepotente marca francesa "Gramophone" mandaba impresionar en 1903 en nuestros periódicos (27) su logotipo y la dirección de la representación en Barcelona, seguidas de una lista de los compositores grabados en sus discos, un año después anunciaba en las columnas de "El Norte de Castilla" la creación de un miniperiódico a su servicio, el "Gramophone noticias", de carácter mensual y gratuito. Su objetivo iba a ser el tratar de "seguir y señalar paso a paso los progresos del arte musical, la aparición de nuevas obras, las producciones interesantes de los artistas y el perfeccionamiento de todos los instrumentos...". No se disimulaba, sin embargo, la auténtica meta de tamaña pretensión: "En España bien pronto podrán contarse por millares las familias que posean un Gramophone y, sin embargo, hasta la hora presente ningún periódico musical serio se ha dedicado a hacer resaltar los progresos de este maravilloso instrumento..." (28).

"JOTA FINAL"

La posibilidad de tener a los mejores divos en la propia casa, la comodidad, la economía (?) y la felicidad del hogar, son los principales argumentos de apoyo publicitario para la plena acogida de estos aparatos en Valladolid; "¿Puede Vd... por ventura imaginar algo más delicioso ni más placentero que oir a Caruso, el tenor más eminente de nuestros tiempos, cantar en casa de Vd... y cantar sólo como él sabe hacerlo?... ¿Hay entre todas las conquistas de la ciencia algo más portentoso que esto?" (29).

Evidentemente, la sugerencia abría la imaginación a lo maravilloso, tanto la de quienes contaban con la posibilidad de escuchar en directo a los mejores cantantes y orquestas -caso de los privilegiados melómanos de la Villa y Corte-, como, sobre todo, la de los residentes en provincias, abandonados a la fugaz suerte en éstas como en tantas otras cuestiones. Todos podrían ahora no sólo escuchar a los mejores, sino hacerles repetir las melodías cuantas veces quisieran. Cada dueño de gramófono venia a convertirse por los vericuetos de la técnica en nuevo señor de corte y castillo, capaz de poseer a su alrededor uno a uno a los más brillantes músicos, dispuestos a satisfacerle con sus melodías preferidas, pero con la ventaja de una preocupación mínima de mantenimiento.

Más allá de este cúmulo de ventajas prodigadas por la publicidad, el fonógrafo fue entendido tempranamente también como vehículo de otros aspectos culturales. No es raro, pues, encontrar artículos en la prensa de la época -también en " El Norte de Castilla" o en la "Libertad de Valladolid"- referentes, por ejemplo, a su utilización en la enseñanza, en el correo, etc.: "Edisson se ocupa en transformar los cilindros de los fonógrafos para hacerlos más transportables. Hace ya algún tiempo que las personas que poseen fonógrafos y desean oir la voz de sus amigos o parientes, se enviaban por el correo los cilindros; pero actualmente son demasiado grandes para que el transporte sea práctico y económico.

Los nuevos cilindros son tan pequeños (18 de largo por dos de diámetro), que se los puede encerrar dentro de pequeños cartones y no requieren más que un pequeño franqueo... Edisson cree que el empleo más considerable del fonógrafo será para la correspondencia.. Los fonogramas reemplazarán a las cartas" (30).

Tampoco la Iglesia permaneció ajena a la perspectiva de enseñanza que permitía el nuevo invento. Durante el Congreso Catequista celebrado en nuestra ciudad, en 1913, fueron presentados algunos aparatos "Gramophone" y "Odeón" con el pretexto de poder servir de entretenimiento en las veladas de catecismo e incluso como medio de enseñanza del canto litúrgico: "En ellos encontrarán aún los profanos al arte musical, no sólo elementos variados de que puedan servirse en las veladas catequísticas, que tanto realce dan al Catecismo, aún en las más insignificantes aldeas; sino también hallarán maestros incansables que les puedan adiestrar en los secretos del canto litúrgico y de las canciones piadosas que tanto animan las sesiones catequísticas.

A este género de propaganda católica tan poco explotado, y tan extraordinariamente práctico, se viene dedicando hace unos años don Bernardo Gazapo, establecido en Zamora..." (31).

Las impresiones favorables del arzobispo de Burgos sobre el particular (32) serían luego hábilmente repetidas como elemento propagandístico en revistas de difusión en ámbitos eclesiásticos, primordialmente: "Imposible sería hallar un maestro más puntual, más incansable, más paciente, ni más apto para secundar los ardientes deseos y mandatos del Sumo Pontífice.

Celebramos con toda el alma esta especie de santificación del gramófono, esperando que ha de contribuir grandemente al conocimiento y a la difusión del verdadero canto tradicional de la Iglesia Católica" (33).

Eran los años del entusiasmo músico-religioso posterior al "Motu proprio" de 1903, y todo era aprovechable para "colocar" el aparato, al margen de su indudable utilidad. Sin embargo, del mismo modo que otras recomendaciones de la famosa carta de Pío X -por ejemplo las referentes a la utilización del órgano o al menos del armonium en cada parroquia- no llegarían a realizarse, por excesiva pobreza en unos casos y por desidia en muchos otros, la utilización del fonógrafo en este ámbito iba a ser muy dispar, amén de remísa. Algo similar cabe decir de su utilización en el estricto marco de la enseñanza -al margen de connotaciones de laicismo o religiosidad- que ha llegado hasta el presente reivindicando para los aparatos sucesores del fonógrafo una mejor usanza con el fin de hacerles rendir en todas sus posibilidades.

En la práctica, la principal y casi única importante utilización de los gramófonos tendrá como objeto la difusión musical. Es difícil poder precisar los datos de particulares agraciados con la posesión de gramófonos en el Valladolid del cambio de siglo. Nos consta de algunas pocas familias, los Villalonga, Enciso, Mendizábal, Zuloaga... Conocemos de éste último el amplio uso que dio a su gramófono y a su magnífica discoteca, probablemente la mejor surtida de la ciudad, organizando unas veladas de concierto para un reducido grupo de aficionados y profesionales.

La música que se escuchaba más habitualmente en esta clase de aparatos se componía primordialmente de zarzuelas y romanzas de ópera y, en muy último lugar, de música sinfónica, en un orden justamente contrario al de la generación actual de aparatos y de melomanía. Es indudable, sin embargo, que aquellos cenáculos-santuario de primeros oyentes contribuyeron a modo de fermento a la formación de algunos melómanos de alta categoría en la ciudad, más allá de la rutina habitual en que ésta se movía. Tamaño desajuste, provocado en parte con la contribución del fonógrafo, tendría su vertiente más positiva e importante en la construcción del futuro musical de la ciudad: fomentando la critica exigente y las audiciones poco convencionales, se estaba construyendo la infraestructura musical de Valladolid, base de futuras iniciativas.

Este es el panorama de la entronización de una parte de la música mecanizada en Valladolid. Tuvo lugar antes de que se produjera el desencanto frente a la música en vivo, antes de que el individualismo de la escucha despreocupara de la atención al espectáculo público, antes de que las leyes del comercio educaran el gusto, antes de que el concierto se convirtiera en escaparate del disco, antes de que primara el pasivo consumo masificador sobre la creación participativa, antes de...

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(1) El Norte de Castilla, Valladolid, núm. 3.243, 12 enero de 1922, pág. 5.

(2) El Norte de Castilla, núm. 11.395, 15-IX-1894, página 3. Se trataba de aparatos todavía muy simples. Pensemos que es en este mismo año cuando los hermanos Pathé compran las patentes de Edisson. Es también el mismo año en que Barraud pinta el célebre perro ante el gramófono, el "Nipper dog" de la "Voz de su amo", aunque no se llegue a registrar hasta 1900.

(3) El Norte de Castilla, núm. 11.398, 18-IX-1894.

(4) El Norte de Castilla, núm. 14.113, 3-X-1894.

(5) La libertad de Valladolid, núm. 14.499, 5-X-1894.

(5) El Norte de Castilla, núm. 11.398, 18-IX-1894.

(7) En 1898 consta que el espectáculo se celebró en la calle Montero Calvo. Ver: El Norte de Castilla, núm. 13.009, 18-IX-1898.

(8) A este respecto merece la pena reproducir aquí el siguiente anuncio de 1924: "Dicen que este año no se abre el Teatro Real/ ¿Qué importa? Con más comodidad, con mucho mayor economía podemos pasar las veladas invernales. ¿Queréis conocer el medio? / Adquirid inmediatamente los célebres aparatos parlantes...y reuniréis en vuestra casa, desde la ópera preferida, cantada por el divo de moda, hasta el más moderno fox". Ver: Blanco y Negro, Madrid, núm. 1.727, 22-VI-1924.

(9) El Norte de Castilla, núm. 12.709, 24-V-1898.

(10) El Norte de Castilla, núm. 13.545, 10-III-1900.

(11) Así rezaba la propaganda de Fonógrafos Quillet. Ver Blanco y Negro, Madrid, núm. 1.216, 26-VII-1914.

(12) Publicidad de Discos Pathé y Pathéfonos, en Blanco y Negro, Madrid ,núm. 1.348, 18-111-1917.

(13) Publicidad de Columbia, en Blanco y Negro, Madrid, núm. 1.763, 1-llI-1925.

(14) "Gramophone" y "La Voz de su Amo" pertenecían a la misma compañía. Ver: PEREGRIN GUTIERREZ, F.: "Cronología de cien años de sonido grabado", en Ritmo año XLVIII, núm. 477, pág. 9 y ss.

(15) Ver catálogo de la exposición montada por el Musée des Arts et Traditions Populaires, L' lnstrument de musique populaire, usages et symboles, París, 28-XI-1980 / 19-IV-1981, París, Ed. Réunion des Musées Nationaux, 1981, pág. 179.

(16) El Norte de Castilla, núm. 1.351, 3-III-1900.

(17) El Norte de Castilla, núm. 8.835, 14-VII-1908.

(18) Explicitarían esta patente en El Norte de Castilla, 23-XI-1912, pág. 2.

(19) Según la declaraciones del informante don Angel Guillén.

(20) El Norte de Castilla, núm. 8.694, 14-II-1908, página 3.

(21) El Norte de Castilla, 23-IV-1918, pág. 1

(22) El Norte de Castilla, 6-XII-1923, pág. 3.

(23) El Norte de Castilla, núm. 15.311, 20-11-1904, página 4.

(24) Blanco y Negro, Madrid, núm. 1.348, 18-III-1917.

(25) El Norte de Castilla, núm. 23.354, 19-IX-1917, página 3. En 1920 se enviaría a El Norte de Castilla propaganda de esta casa desde Madrid, sin especificar concesionario en la ciudad vallisoletana. Ver el periódico de fecha 10-VIII-1920, pág. 5.

(26) La libertad de Valladolid, 4-III-1901, pág. 3.

(27) El Norte de Castilla, núm. 14.949, 28-II-1903, página 3.

(28) El Norte de Castilla, núm. 15.311, 20-II-1904, página 4.

(29) Para un acercamiento a este tema ver: LABAJO, Joaquina: "Música y propaganda", en Cuadernos de Música (número monográfico con el título: 140 años de Música y Propaganda, en colaboración con Manuel Menor), núm. 3, febrero 1983, págs. 11-25. Datos de la propaganda en Norte de Castilla, núm. 21.357, 27-XII-1912, pág. 5.

(30) El Norte de Castilla, núm. 10.500, 27-II-1892.

(31) Crónica Oficial del Congreso Catequístico, Valladolid, 1913, Toma I, pág. 350.

(32) Crónica Oficial del Congreso Catequístico, ídem, págs. 350-351.

(33) Por ejemplo en Música Sacro-Hispana, Vitoria, año XI, núm. 9-10, septiembre, 1918.



Fonógrafos para el Valladolid que cambia de siglo

LABAJO VALDES, Joaquina

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 31.

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