Revista de Folklore • 500 números

Fundación Joaquín Díaz

Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >

Búsqueda por: autor, título, año o número de revista *
* Es válido cualquier término del nombre/apellido del autor, del título del artículo y del número de revista o año.

Revista de Folklore número

044



Esta visualización es solo del texto del artículo.
Puede leer el artículo completo descargando la revista en formato PDF

Santa Cruz de Mudela y la Plaza de Toros de las Virtudes

HOFF, Roma

Publicado en el año 1984 en la Revista de Folklore número 44 - sumario >



Muchos llaman a la plaza de toros de Ronda "la más antigua de España": según el libro Los Toros se construyó la plaza de Ronda en 1775 cuando ni Madrid ni Sevilla ni Málaga habían construido la suya (1); el aficionado y espada americano, Barnaby Conrad, dice que la primera plaza es la de Ronda y la segunda, la de Sevilla (2). Una opinión contraria es la de Juan Muñoz García, quien dice que "la plaza de toros de Béjar es la más antigua de cuantas existen en España" y que "se hizo tan rápido que fue un milagro" (3). Muñoz García nos da varias fechas: la de 1667 -la primera corrida, 1686- la construcción de una plaza de madera, 1707 -la segunda corrida, 1711- la construcción de la plaza actual. El también dice que la de Almadén (Ciudad Real) es la segunda aunque no existe documentación de la fecha de su construcción. A continuación él cita la de Campofrío (Huelva), también faltándole documentación, la de Sevilla -1761, la de Zaragoza- 1764, y por fin, la de Ronda -1785 (4).

Según el aficionado tipo normal, la de Ronda y la de Sevilla son las más antiguas, a lo mejor porque dieron al toreo las llamadas Escuelas de Ronda y de Sevilla. Sea lo que fuere, otra plaza hay que también merece mención. Se trata de la de Las Virtudes, una población de unos cien habitantes que se encuentra a ocho kilómetros de Santa Cruz de Mudela en la provincia de Ciudad Real. Esta placita es única por su forma cuadrada; en cuanto a antigüedad, lleva la fecha de 1641. En el libro Bullfighting, por John Fulton, el conocido pintor y matador describe otra plaza rectangular: "El pueblecito de Cumbres Mayores tiene una plaza rectangular que es de las más primitivas", y la fotografía de ella ciertamente muestra el ángulo formado por dos lados de la plaza (5). Como no la conocemos, es difícil determinar sí se trata de otra plaza cuadrada o de una plaza cuyos lados son de diferentes extensiones. Conocemos al autor americano y le hemos planteado esta pregunta y otra sobre la antigüedad de la plaza; hasta la fecha no ha habido contestación. (Fulton, hablando de la plaza de Ronda, dice que había sido una arena romana.) (6).

A diferencia de la plaza de Ronda que tiene varías tiendas y unos talleres en la parte de afuera, la de Las Virtudes tiene varias casas en la parte interior de arriba y una iglesia pegada a un lado. También se diferencia de la de Ronda en ser poco usada y menos conocida. Fuera de La Mancha hay poca gente que conoce Las Virtudes a pesar de un letrero en la carretera que va de Madrid a Córdoba-Sevilla-Cádiz que indica el lugar y que le declara monumento nacional. En ocho veranos de excursiones (1974-1982) ninguno de los ocho chóferes españoles que nos han llevado a Santa Cruz y a Las Virtudes, sabia de antemano de la plaza. Uno era natural de un pueblo toledano, relativamente cercano, pero ignoraba del todo la existencia de la plaza.

En este corto articulo nos limitaremos a describir la plaza cuadrada de Las Virtudes porque creemos que es digna de conocer. Como en el caso de cualquier punto de interés histórico o artístico, la descripción irá acompañada por un cuento.

Nosotros topamos con ella por puro "accidente" en 1972 cuando nuestro coche alquilado sufrió una avería justo frente al desvío que va de la carretera principal a Santa Cruz de Mudela. Ibamos en plan de visitar La Mancha, y terminamos pasando unas doce horas en Santa Cruz antes de poder seguir la marcha. Medio día fue suficiente para conocer Santa Cruz y trabar amistad con unos de sus habitantes, tiempo suficiente para saber que queríamos volver en futuros viajes a este "corazón de España". Después de dejar el coche en el Garaje Tudela en un extremo de la calle Cervantes, fuimos andando hacia la plaza principal y entramos en una mercería: allí conocimos a "Paquita" Malagón, una manchega bella, madre de dos hijos. Les compramos a nuestros hijos pequeños unos escudos bordados, cada uno en su marco de cuero repujado. Y seguimos andando hacia el centro. En el banco cambiamos suficiente dinero para pagar la reparación del coche y en un bar tomamos un refresco. Allí le preguntamos al mozo si había un restaurante y él nos indicó el mesón de enfrente -el mesón de Don Maximino-, el único mesón manchego que hemos ido enseñando a grupos de estudiantes y profesores americanos en nuestra gira anual por España desde 1974. Allí gozamos de una comida abundante y sana en el piso principal. Doña Dolores hizo la comida y don Maximino la sirvió. Aún la recordamos: una sopa de fideos, pollo asado y patatas fritas, una ensalada de lechuga y tomates, pan, vino, flan, queso manchego y café. No solíamos comer tan fuerte al mediodía en el viaje, pero nos lo comimos todo y quedamos asombrados con la cuenta baja. Cuando salíamos don Maximino preguntó si queríamos cenar allí, pero le aseguramos que deseábamos seguir la marcha porque teníamos hoteles reservados y teníamos que estar el día después en Manzanares tras haber visto muchos sitios quijotescos. Don Maximino insistió: "Si el coche no está arreglado para las seis, vengan a ver la corrida en la televisión" .A paso lento estaban arreglando el coche; había tiempo para ir a Almagro en taxi a ver el único teatro de tiempos de Lope y, a la vuelta, ir a ver la plaza cuadrada de Las Virtudes, ¡y aún había tiempo para volver al mesón para los toros! En la amplia cocina de la casa de don Maximino, que está dentro del patio del mesón, nos sentamos los cinco "forasteros" con el mesonero y su mujer. No sé de qué charlamos, sólo sé que cuando salimos y fuimos por el coche, éramos grandes amigos. En 1976 encontramos al matrimonio en su "casa de campo" en Las Virtudes; ellos nos invitaron a todos a merendar. En 1978 saqué las fotografías que serían las últimas de doña Dolores. En 1980 encontré a don Maximino desconsolado por la muerte de su mujer. En 1982 le encontré muriéndose de cáncer; a los 15 días de desearme él "Feliz Viaje" (yo le contesté: "Igual le deseo a usted, mi buen amigo" ) se murió, y "Paquita" Malagón me lo contó en una carta.

La corrala de Almagro nos pareció espléndida y en una forja pudimos comprar una lámpara de aceite como las que se usaban en el teatro; la plaza de Las Virtudes nos gustó mucho y la iglesia nos llamó la atención por la pared de ex-votos que tenia; el mesón parecía que venia de las páginas del inmortal Cervantes; y la gente manchega nos impresionó por su gran generosidad, su sencillez y su incomparable hospitalidad. Por eso hemos vuelto una docena de veces a Santa Cruz de Mudela, disminuyendo la velocidad para admirar la bella fila de chopos que es, según unos, la marca divisoria entre Castilla y Andalucía. Si es así, Santa Cruz se encuentra en la línea divisoria y es en parte castellana y en parte andaluza. Donde los chopos también se divisan los cipreses del cementerio. Supongo que nuestro amigo, don Maximino, se encuentra ahora al lado de su querida Dolores en aquel lugar.

El pueblo es más grande de lo que aparenta y tiene muchos campesinos, como es natural. La escuela de Santa Cruz tiene más de 400 alumnos, según el esposo de "Paquita", que lleva años como director. Sus hijos, que ahora son adolescentes, van al colegio de Valdepeñas. La casa de ellos está en la calle Cervantes, 25 y se encuentra detrás de la mercería. En la sala del piso principal está una mesa camilla porque hace mucho frío en invierno. Después, una cocina, un patio, un cuarto de baño. Arriba, una sala grande con un piano, varias habitaciones, otro cuarto de baño. Una casa moderna detrás de una fachada de tiempos del Quijote. De la casa se sigue hasta el final de la calle. A mano izquierda está el Garage Tudela, y están las eras; a mano derecha se sale a la carretera y se llega a Las Virtudes en pocos minutos.

Entran autocares grandes y se estacionan frente al parque, que tiene, por un lado, bancos y mesas y muchos árboles; a mano derecha, una cuesta suave coronada por la plaza de toros. Entre el camino y la plaza está un paseo y hay unos bancos donde se sientan los viejos del pueblo para jugar a las cartas. También hay un pequeño quiosco que despacha bien una fanta limón, bien un coñac, o un café si es de encargo.

La gente de Santa Cruz suele veranear en el recinto porque hace menos calor y más aire que en la ciudad. La casa de don Maximino tiene todas las comodidades: chimenea, refrigerador, cuarto de baño y suficientes habitaciones para acomodar a los hijos de "Lola", la hija que tiene su casa también dentro del mesón.

Pues, a la plaza, que a eso "hemos venido". Está pintada de un color rojo oscuro como muchas plazas, pero lleva la decoración de muchas macetas de geranios en las casas del lado oeste. Los bancos de cemento son duros -cosa de poca importancia cuando se trata de una sola corrida al año-. La arena es arena de verdad y les entran ganas de torear a los jóvenes americanos que la pisan.

Según el articulo 22 del toreo hay tres clases de plazas: las de cupo de más de 20.000; las de segunda clase, de menos capacidad, y las de tercera clase, las provisionales y las muy pequeñas (7), como ésta. Tendrá una capacidad de unos 500 aficionados, más de diez veces la población veraniega de Las Virtudes y aproximadamente la décima parte de la población adulta de Santa Cruz de Mudela.

Están indicados el toril y "médicos". Están las barreras, invitación a todo visitante, sobre todo si es extranjero, a hacerse torero instantáneo y aparecer a jugar "a los toros" con un compañero que hace las veces de toro mientras que los otros compañeros les sacan la foto.

Según el artículo 16, todas las plazas permanentes tendrán una capilla (8). En Las Virtudes es más que capilla. Es toda una iglesia de finales del siglo XVI que se usa en el verano (9). Tiene bancos para unas cien personas y sitio atrás para muchas personas más. La iglesia ha sufrido unos cambios en los últimos cinco años. Se han quitado los ex-votos que contaban toda la historia del pueblo -el soldado que se salvó de una bala gracias a una medalla que llevaba puesta, la fotografía de un niño curado, piernas y orejas de cera, etc.-. Todavía hace falta reparar la escalera de azulejos y exhibir en otro lugar los ex-votos que tienen su atractivo y su interés histórico.

Una vez al año, el 8 de septiembre, se celebra una corrida en honor de la fiesta de la patrona del lugar, Nuestra Señora de las Virtudes. Al lado izquierdo del altar mayor, arriba del cual está la imagen, uno puede subir una escalera ancha y ver la parte de atrás de la efigie. En la misma salita se encuentra el paso que sacan a la calle en las procesiones.

Va esta descripción de "un lugar de la Mancha" como invitación a visitar una ciudad encantadora -Santa Cruz de Mudela-, un acogedor pueblo de veraneo -Las Virtudes- y la plaza de toros más antigua de España -la de Las Virtudes-, que tiene además el atractivo de ser una plaza rectangular.

____________
(1) GAOS, Vicente y MILLS, Donald: Los toros -Bullfightffing, Indice Artes Gráficas, Madrid, pág. 14.

(2) CONRAD, Barnaby: La Fiesta Brava, Houghton and Mifflin, Cambridge, Mass., 1953, pág. 33.

(3) BUCKLEY, Peter: Bullfight, Simon and Schuster, New York, 1958, pág. 269.

(4) Op, cit., pág. 270.

(5) FULTON, John: Bullfighting, The Dial Press, New York, 1974, pág. 84.

(6) Op. c;t., pág. 11.

(7) LEIBOLD, John: This is the Bullfight, A. S. Barnes, NeK York, 1971, pág. 288.

(8) BUCKLEY , pág. 280.

(9) PARDO AHUGETAS, D. Antonio: Breves páginas acerca de la villa de Santa Cruz de Mudela, Madrid, 1929, reimpreso por el Instituto de Estudios Manchegos de Ciudad Real, 1977.



Santa Cruz de Mudela y la Plaza de Toros de las Virtudes

HOFF, Roma

Publicado en el año 1984 en la Revista de Folklore número 44.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz