LA ERA DEL BIEN Y DEL MAL

Quinto mandamiento: No matarás



Cuatro escenas en tres franjas; en la última hay dos cuadros.

1. La primera escena recoge la enseñanza de Jesús sobre el escándalo. Es la primera enseñanza que aparece a propósito del quinto mandamiento, dando importancia de esta forma no sólo a la vida física, sino a la vida espiritual. La referencia a la enseñanza de Jesús es evidente: “Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar” (Mc. 9, 42). En efecto, mientras Jesús muestra un niño a cuatro discípulos, con la mano derecha está apuntando a la escena que tiene lugar en el acantilado próximo: dos personas arrojan a alguien, que se precipita al mar, atado a una rueda de molino.

2. La segunda escena, principal por el tamaño, muestra a Caín frente a Dios, después de haber dado muerte a su hermano, que yace en el suelo. “Yahvéh miró propicio a Abel y su oblación, pero no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó en gran manera Caín y se abatió su rostro [...] se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató” (Gn. 4, 5.8). Esta diferencia la perfila aún más el siguiente texto: “Por la fe, ofreció Abel a Dios un sacrificio mejor que el de Caín; por ella fue declarado justo, con la aprobación que Dios dio a sus ofrendas” (Hb. 11, 4). Esto aparece plasmado en el dibujo con una iconografía clásica: el humo del sacrificio de Abel asciende vertical, al cielo, mientras que el del sacrificio de Caín serpea y se pega al suelo. Aceptación y rechazo; el bien y el mal encontrados. Tras el asesinato, Dios conmina a Caín, que se tapa la cara al no poder soportar el reproche divino y la maldición consiguiente (Gn. 4, 10-12).

3. En la franja inferior, a la izquierda, aparece un duelo, en que dos personas se baten a pistola. El acompañamiento de padrinos y automóviles completa la escena; en ella, con habilidad, el dibujante ha situado a los dos contendientes a un lado y otro de un caminillo que culebrea y los separa. Es una de las posibles formas de contravenir el mandamiento quinto (hay un curioso contraste entre los automóviles de esta escena, y los coches de caballos de la lámina 26).

4. Vuelve a aparecer la clásica escena de Judas, ahorcado, en tanto que al fondo se percibe a Jesús en la cruz. Ya había salido en la lámina 15; pero allí no aparecía la silueta de la cruz, y la soledad de Judas era aún más cruda. En esta otra ocasión, el cadáver del suicida pende inerte, pero el árbol retorcido y torturado en el que ha buscado la muerte —con tonos oscuros, por el contraste con la luz del fondo—, resulta expresivo de la atormentada situación de los postreros momentos de su vida. La desesperación por la traición a su maestro no dio lugar al arrepentimiento, sino que le llevó al suicidio.

En una sola lámina no era posible incluir todas las formas de incumplir el precepto quinto. Las que aparecen son una muestra, puesto que la variedad es múltiple. Conforme a la costumbre de la época, se acentúa en este mandamiento el aspecto marcadamente negativo, el no quitar la vida; y no se pone de manifiesto el cuidar, fomentar y responsabilizarse positivamente de la vida. No es posible pedir a una sola lámina una explanación íntegra del quinto mandamiento.

Luis Resines













Exposición