LA ERA DEL BIEN Y DEL MAL

Sacramentos: La confirmación



Lámina dividida en tres franjas; de ellas, solamente la inferior aparece subdividida en tres cuadros.

1. La imagen superior muestra a un grupo de cristianos que se aproxima al apóstol Pedro. Éste les impone la mano, y les comunica el Espíritu Santo, representado en forma de paloma en la parte superior de la escena; de él emanan, como rayos de luz, los siete dones tradicionales. En tres de las personas que acuden a Pedro se percibe en su hombro derecho un singular distintivo sobre la ropa: una cruz en un caso, y dos círculos concéntricos en los demás. Es una extraña y falsa manera de tratar de identificar a los cristianos, que no han manifestado jamás la conveniencia de utilizar distintivos externos para expresar su condición de tales (ya había aparecido en las láminas 43 y 58).

El pie explicativo de la lámina dice: “San Pedro por la confirmación comunica los dones del Espíritu Santo”. Se trata de una interpretación un tanto forzada del texto de los Hechos de los Apóstoles, que narra que acudieron conjuntamente Pedro y Juan: “Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaría había aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Éstos bajaron y oraron sobre ellos para que recibieran el Espíritu Santo, pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos” (Hch. 8, 14-15).

2. En paralelo con la imagen anterior, la que sigue en la franja intermedia muestra la celebración de la confirmación. El obispo, sucesor de los apóstoles, está confirmando a unos chicos, que se van acercando al ministro. Éste aparece rodeado de un halo de luz celestial. No está claro si lo que el dibujante ha querido representar es un especial tratamiento en el caso de la confirmación, diverso al de otros sacramentos, por el hecho de que el ministro habitual sea el obispo. Pero lo cierto es que cuando aparecen imágenes de otros sacramentos no hay en el dibujo ese halo de luz celestial, salvo en la lámina 56, a propósito de la eucaristía.

3. La franja inferior está dividida en tres cuadros. El del centro alude, en el pie, a “la fortaleza que da la confirmación (Santa Eulalia)”. Las noticias sobre ella aseguran que siendo casi una niña tuvo el arrojo de enfrentarse abiertamente a las autoridades romanas, echándoles en cara el intolerable abuso por perseguir a los cristianos. A pesar de ser tomado el gesto como una chiquillada, dada su corta edad, pudieron comprobar que no era sencillo silenciar a tan incómoda testigo, que constantemente denunciaba la situación. Como consecuencia, también ella fue martirizada hasta la muerte. También ella lleva una cruz sobre el vestido.

4. Una escueta imagen con un pie no menos escueto dice: “La bofetada”, queriendo interpretar el gesto amable de un saludo como un signo de la fortaleza que la confirmación infunde en el que recibe el sacramento. Recuerda el dicho popular: “Soy el obispo de Roma; para que te acuerdes de mí, ¡toma!”, acompañando el gesto con un cachete.

5. Una imagen similar a la anterior, pero en el lado opuesto de la franja inferior, presenta la imposición de manos: la cabeza de una niña, y la mano del celebrante que toca su frente. Es el primitivo gesto ceremonial vinculado con el sacramento: “Entonces [Pedro y Juan] les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo” (Hch. 2, 17). Ya estaba suficientemente claro en la escena primera, pero pareció que era útil insistir en el gesto ceremonial. Lo curioso es que se pongan en el mismo plano de igualdad, sin diferencia en el dibujo, y, por lo tanto, en la percepción de quien lo contempla, el gesto de la imposición de manos, y un saludo afectuoso en la mejilla.

Luis Resines













Exposición