LOS CUENTOS Y LEYENDAS EN EUROPA

Histoire de la belle et la bête



Historia de la bella y la bestia



Historia de la bella y la bestia



Un mercader tenía tres hijas. La más pequeña era la más hermosa y la más amable, y quería mucho a su padre.
El mercader tuvo que hacer un viaje. Prometió traer a sus hijas lo que quisiesen. La pequeña solo le pidió que le trajera una rosa.
Una vez que se hubo ocupado de sus negocios, el mercader se puso de camino a su casa, pero se perdió en una región desconocida.
Encontró la puerta de un hermoso castillo y decidió entrar porque estaba cansado.
Atravesó vestíbulos y salas y las puertas se abrían ante él. Encontró una mesa servida y comió.
Entró en el jardín; vio una rosa magnífica y la cortó. En ese instante se le apareció una bestia horrorosa.
Quiso huir, pero la bestia lo agarró y le afeó que le robara cuando solo había recibido de ella hospitalidad: “Morirás a menos que me entregues a una de tus hijas”.
La bestia lo dejó partir dándole tres días de plazo. Si no cumplía, recibiría un gran castigo.
Llegó a casa, traía las manos vacías; estaba pálido y triste.
Cuando la pequeña supo la causa, se ofreció a ir con la bestia.
Partió y llegó al castillo. Creyó morir de miedo cuando se le apareció la bestia.
Pero la bestia era muy cortés y bondadosa y le dio un ramo con las más hermosas rosas del jardín. La bestia la trataba muy bien, y al cabo de un tiempo le pidió que se casara con ella. “No, prefiero morir mil veces”.
Al oír esas palabras, la bestia perdió el conocimiento. La bella la cuidó para que pudiese volver a vivir.
La bestia estaba enferma de muerte; la bella lo cuidaba y al final consintió en casarse.
En ese momento, la bestia se transformó en un joven y encantador príncipe que estaba encantado hasta que una muchacha consintiera en casarse con él a pesar de su aspecto horrible.
Este famoso cuento, catalogado como ATU 425C, es típico de la corte versallesca de Luis XIV de Francia. Una de sus primeras versiones es la de Charles Perrault. También la condesa de Aulnoy escribió una versión de este cuento que tituló “Le mouton”, pero su versión no tiene un final feliz. La versión canónica de este cuento se desarrolla primero con la pluma de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve (1685-1755), y luego con Jeanne-Marie Leprince de Beaumont (1711-1780), que redacta la versión más conocida y más orientada hacia un público infantil que hacia el cortesano.





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