IN CRESCENDO: 200 AÑOS DE LITERATURA MUSICAL

La biblioteca del músico y etnógrafo Joaquín Díaz, que se conserva en la Fundación que lleva su nombre en Urueña, alberga una de las colecciones más completas existentes en España de libros y folletos relacionados con las expresiones populares y su difusión en la Península Ibérica. A través de 26.000 libros, 6.000 pliegos de cordel, 4.000 estampas, 3.000 partituras y 2.500 grabados procedentes de publicaciones o colecciones calcográficas se puede rastrear una rica realidad bibliográfica relacionada con las múltiples facetas de la antropología cultural y social española.

Los pliegos sueltos y manuscritos



A través de los más de 6.000 pliegos que componen la sección de pliegos se podría comprobar que la costumbre de escribir a mano en un papel es algo que atraviesa los tiempos y está relacionado con la necesidad de crear pero también con la de recordar. Nuestro archivo se compone básicamente de papeles impresos, pero alberga también muchos manuscritos, principalmente de los siglos XVIII, XIX y XX entre los que se seleccionan dos ejemplos del siglo XIX. Uno, fechado en 1833, son unas "Coplas en honor y alabanza de la Purísima Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora Nuestra, singularísima Patrona y Protectora de España y sus Yndias". Se trata probablemente de unas coplas compuestas por un maestro de capilla para conmemorar en el convento de Sevilla una festividad solemne de acendrada tradición. Estamos de nuevo ante una tradición muy antigua -en ambos casos desde luego frecuente en el Siglo de Oro, tanto en el caso de la dramatización navideña como en el de las coplas a la Inmaculada- sobre la que un poeta ha creado y manuscrito unos versos que han llegado a nosotros por pura casualidad y después de superar unas dificultades que, sin afán de exagerar, tienden a hacer tan interesante el contexto como el propio texto. El otro es un cuadernillo que contiene una pastorela popular, para ser representada el día de nochebuena por pastores y para uso de Eugenio Fernández Olmos y su familia, de la Unión de Campos, escrito en 1882. El texto, tan querido y tantas veces revivido por los pastores, solía ser anotado por el director del auto que recordaba todos los papeles y se sabía de memoria la obra, a la que añadía en ocasiones alguna acotación.

Aun sin pretender que la grafología esté por encima de la literatura, habrá que reconocer que aspectos como la elección del soporte -del papel- por parte del autor, las anotaciones en sobrescritura o al margen, la intencionalidad del trazo, o incluso la selección de la guita con que se cosería el cuadernillo a la japonesa, ofrecen aspectos destacados y complementarios en el estudio de estos manuscritos, hechos para ser cantados y servir de recordatorio.

El fenómeno de la música en las calles (interpretada por copleros de diferente preparación y origen, pero fundamentalmente ciegos) recorre toda Europa desde la invención de la imprenta hasta bien entrado el siglo XX. Su influencia se deja sentir en la comunicación de noticias y en la divulgación de modas musicales, pero también, y primordialmente, en la evolución de los períodos históricos más críticos y agitados, actuando como una brisa que vuelca sobre la sociedad los aires frescos de la libertad y el progreso. Antes incluso de haberse constituido como tales las naciones que hoy conocemos, los copleros y su repertorio influyen sobre los reinos y regiones que luego darían origen a aquellos, ayudando a crear, gracias a su poder de convocatoria y a su mensaje claro y novedoso, un verdadero mercado común y una mentalidad avanzada y compartida.

Esas coplas o pliegos de cordel se ofrecían en España habitualmente en varios formatos, aunque el más frecuente hasta su desaparición en épocas muy recientes era el de cuarto, oscilando su tamaño entre los 13 y los 17 cms. de ancho por los 20 a 25 de alto. También había pliegos en folio, en doble folio y en octavo. Los ya mencionados en cuarto se vendían de medio folio, de doble folio plegado que venía a hacer ocho páginas y, a partir de ahí, en dos, tres o cuatro pliegos, hasta donde daba de sí el tema narrado. Como material de apoyo se solía ilustrar la primera página con un grabado sobre cobre o una xilografía que ocupaba la mitad superior de la plana y que, pese a lo tosco de su diseño en muchas ocasiones, solía contener alguna figura alusiva al caso relatado en cuyas imágenes hallaban las gentes sencillas que acostumbraban a escuchar y comprar el relato, una fuente gráfica donde saciarse con el agua de la ilusión o de la fábula.



Exposición


Las Partituras
Los Cancioneros
Organologia
Pliegos y Manuscritos


La musica decimononica y sus ambitos
El Repertorio
La zarzuela y otros generos