Fundación Joaquín Díaz

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POESÍA NECESARIA... con su música

Varios autores

CDf - 040. Fundación Joaquín Díaz - Diputación de Valladolid - 2003. Disco compacto

Este disco se encuentra AGOTADO



El día 18 de marzo de 2003, a las doce de la mañana, se presentó a los medios de comunicación en la Diputación de Valladolid el disco "Poesía necesaria...con su música", en el que veinte artistas ponen música a veinte poemas de veinte autores españoles del siglo XX. El disco es una tarjeta de presentación del IV Congreso Internacional de la Lengua, patrocinado por la Diputación de Valladolid.

Al acto asistieron muchos de los intérpretes, entre otros Adolfo Celdrán, Marina Rossell, Amancio Prada, Javier Paxariño, Javier Bergia, Inés Fonseca, Germán Díaz, Lorena, Carlos Montero, Javier Coble, Luis Delgado, Joaquín Díaz y algunos de sus acompañantes en el disco. La mayor parte de los temas que contiene el CD se han grabado para esta ocasión.

1. GABRIEL CELAYA
"LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO"
Paco Ibáñez
3:01

2. MIGUEL HERNÁNDEZ
"NANAS DE LA CEBOLLA"
Joan Manuel Serrat y Alberto Cortez
6:30

3. PEDRO SALINAS
"FÉ MÍA"
María Dolores Pradera
2:55

4. MANUEL RIVAS
"LA VENGANZA DEL MAR"
Marina Rossell
3:18

5. ANGEL GONZÁLEZ
"CALAMBUR"
Amancio Prada
3:35

6. FEDERICO GARCÍA LORCA
"EROS CON BASTÓN - SERENATA"
Eliseo Parra
2:46

7. JAIME GIL DE BIEDMA
"AMOR MÁS PODEROSO QUE LA VIDA"
Luis Delgado
1:30

8. ANTONIO CARVAJAL
"PORQUE ES MENOR EL MAL COMUNICADO"
Javier Ruibal
2:16

9. RAFAEL ALBERTI
"DE TI"
Rosa León
2:45

10. ANTONIO MACHADO
"RETRATO"
Alberto Cortez
3:41

11. MANUEL MACHADO
"CANTE HONDO"
Javier Coble
3:45

12. JORGE GUILLÉN
"ADVENIMIENTO"
Germán Díaz
2:50

13. JOSÉ HIERRO
"LAS NUBES"
Inés Fonseca
3:21

14. LUIS ROSALES
"AUTOBIOGRAFÍA"
Carlos Montero
1:42

15. CLAUDIO RODRÍGUEZ
"CON LOS CINCO PINARES"
Ismael Serrano
2:06

16. JUAN RAMÓN JIMENEZ
"DESNUDOS"
Javier Bergia
3:52
17. LUIS CERNUDA
"DONDE HABITE EL OLVIDO"
Javier Paxariño
3:17

18. ANTONIO PIEDRA
"CANCIÓN DE CUNA"
Joaquín Díaz
2:28

19. LUIS GARCÍA MONTERO
"CONSEJO PARA CIUDADANOS PACIFISTAS"
Lorena
5:17

20. BLAS DE OTERO
"A LA INMENSA MAYORÍA"
Adolfo Celdrán
4:09



PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN,
RAMIRO RUIZ MEDRANO

La Diputación de Valladolid ha hecho -y esta es la cuarta cita internacional que lo atestigua- una apuesta decidida por el lenguaje como transmisor de ideas y como vínculo entre personas de distintas culturas. En el caso del Congreso que ahora se inicia con la presentación de este disco y que tendrá lugar en noviembre, el título "Poesía necesaria" viene dado por una frase afortunadísima de Gabriel Celaya que recuerda la necesidad del poeta del siglo XX por integrarse en el entorno y preocuparse por la vida de sus semejantes. Esa preocupación, que es característica general en la mayor parte de los poetas novecentistas -cualquiera que sea la generación a que pertenezcan- se extiende a otros sectores sociales y artísticos hasta crear una tupida red que envuelve todo el siglo que acabamos de dejar, pero especialmente su segunda mitad. Nacen así, heredando antiguas formas de expresión pero actualizando sus ideas y personalidad, los cantautores, término ya aceptado hoy por la Real Academia de la Lengua, que une a poetas y cantantes en una sola intención: la de ayudar al individuo a realizarse como ser social participando de sus anhelos y sufrimientos. Esa tensión entre individuo y sociedad se manifiesta especialmente en el género que ha dado origen a este disco; entre la lírica personal y el testimonio, discurren las aguas que regaron y riegan aún muchas tierras sedientas. Poetas y músicos están, como los sacerdotes de antiguas civilizaciones, dispuestos a predecir el daño de la injusticia o el peligro de que la sociedad se insensibilice ante el dolor y la muerte del espíritu.

El disco que hoy ofrecemos es un excelente ejemplo de la intención que siempre ha mostrado la Diputación de Valladolid -impulsora de estos Congresos- de utilizar las cualidades del lenguaje para crear un foro abierto y diverso, susceptible de enriquecimiento y mejora con la participación de artistas e intelectuales, poetas y músicos, de todo el ámbito hispánico.

El repertorio poético y los músicos que han convertido en canciones los textos, hubieran constituido un plantel de lujo en los años setenta del siglo XX, pero, curiosamente, lo siguen siendo hoy. Sus nombres, sus carreras, su personalidad, continúa suscitando la atención no sólo de sus seguidores incondicionales de siempre, sino de públicos mucho más jóvenes que sienten la atracción de un género imperecedero que llama a las puertas de la intimidad y la conciencia. Algunos pertenecen a esta tierra, a esta provincia o a esta comunidad, pero su dilatada actividad a lo largo de los años y su vocación humanista han hecho universal su obra: Jorge Guillén o Claudio Rodríguez se pueden estudiar en Asia o en América de la misma forma que uno puede asistir a un concierto de Amancio Prada en Moscú o en Atenas. Alcance universal para una obra personal que tiene raíces en un lugar concreto. Otros, nos resultan cercanos por sus voces y sus palabras aunque estén lejanos en el espacio: siempre, sin embargo, trabajando "a España en sus aceros", como diría con metalúrgico expresión Celaya, ingeniero y obrero del verso.

Quisiera agradecer, finalmente, a todas las personas que han hecho posible este disco, su esfuerzo y su acierto. No han podido estar todos los que hubiésemos querido incluir, pero la selección es representativa de muchas tendencias y de las distintas generaciones que han ido tomando el relevo para llevar la antorcha del arte desde el Olimpo al hogar más humilde donde alguien esté necesitado del calor y la luz del sentimiento.

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PALABRAS DE JOAQUÍN DÍAZ

La historia de la España del siglo XX, cuando apenas hemos entrado en el siglo XXI, parece inabarcable. Nadie podría condensar en palabras los sentimientos, pasiones, sufrimientos e ilusiones de quienes vivieron y murieron en aquellos años. Algunos poetas y músicos, testigos vitales de esa centuria agitada, fueron ofreciendo su particular mirada, su interpretación casi siempre angustiada del entorno. Aunque esa interpretación y las soluciones aportadas fuesen diversas, a todos les unía la misma ansiedad por transformar la realidad, la misma voluntad de lucha contra la injusticia arbitraria o contra la opresión insensata. Superada con dificultad y mucho dolor una guerra civil, algunas voces comenzaron a sugerir y aportar nuevos lenguajes. Los primeros nombres se fueron haciendo familiares en las reuniones con gusto a lo prohibido: Chicho Sánchez Ferlosio, Raimon, Jose Antonio Labordeta...Después vinieron otros que abrieron los salones recónditos a un público cada vez más numeroso: Paco Ibáñez, Luis Eduardo Aute, Joan Manuel Serrat...En todos había una similar rebelión contra el ambiente, social y culturalmente insostenible; en todos, la búsqueda de una identidad que diese sentido a tantas existencias agobiadas por la escasez de horizontes, la monotonía y el silencio. En todos, también, el mismo deseo de utilizar la poesía y la música como antídoto contra el veneno de los odios sin remedio. En esos nombres y en otros que después vinieron se vio reflejada una sociedad mayoritaria que hablaba por sus bocas, que se emocionaba o se enardecía al escuchar palabras cuyo sentido hubiese variado si se hubiesen pronunciado en otro país y en otras circunstancias, pero cuyo fondo quería ser universal y duradero. Probablemente esos artistas no ofrecían nada nuevo, pero su reflexión, su postura al abrir la ventana para mirar afuera, su actitud honesta y convencida fue semilla que cayó en buen terreno. Las cosechas no duran para siempre; sirven para alimentar o para producir nueva simiente y eso mismo fue lo que sucedió. Otras generaciones aprendieron en aquellos cancioneros a amar y a criticar; a dar y a exigir.

Creo, sin embargo, que merece la pena mencionar un fenómeno más que sirvió -de aglutinante a veces, a veces de soporte- a tantas voluntades: el deseo de compartir, de comunicar todo lo que estaba pasando. Ya fuese de viva voz, ya a través de un invento relativamente nuevo y en evolución, el disco, cuyas cualidades mejoraban y se ampliaban a la luz de nuevas técnicas, esa generación que se alzó con la herencia difícil de transformar lo prosaico, se caracterizó por la solidaridad y el espíritu comunicativo.

En un intento seguramente insuficiente de resumir, dejaré reducidas a tres las cualidades que, al cabo de los años y las circunstancias, me parecen más singularizantes y ejemplares de aquellas personas y de aquella época en la que todos nos sentimos un poco protagonistas, dueños de nuestras actitudes y conscientes del papel que debíamos jugar en la sociedad:

1. Nuestra generación fue beligerante pero comprensiva; es decir, luchó por determinadas causas, aun sabiendo que eran causas perdidas, y creyó en ellas. A veces incurriendo voluntaria y pertinazmente en la ingenuidad.
2. Esa generación dio muchos tipos solitarios pero solidarios; a pesar de que las tendencias sociales comenzaban ya a inclinar a muchas personas hacia el individualismo, la palabra solidaridad fue una bandera bajo la cual nos refugiamos confortablemente.
3. Muchas ideologías del pasado confluyeron en ese siglo y en esos años creando un tipo de individuo tan entusiasta como desesperado. Frente a los avances tecnológicos que proporcionaban bienestar, los más inquietos de esa generación soportaron crisis de angustia existencial.

El disco que ahora presentamos ha tratado de aunar voluntades y tendencias dispersas en el tiempo y en el espacio. Creo que el resultado final es brillante y que cabría hacer otro disco con material y personas distintas que volvería a ser brillante porque detrás de la época elegida y sus protagonistas hay mucha fuerza escondida que, como un molino, trituró dificultades y generó luz para varias generaciones más.

Todo esto y lo que cada uno quiera o pueda aportar de su propia emoción o de su recuerdo, va implícito en esta antología para uso y alivio de caminantes.

Sólo me queda agradecer a la Diputación de Valladolid la posibilidad de haber hecho este disco y a todos los que han participado en él su aportación artística y su generosidad. Muchos de esos artistas, técnicos y colaboradores nos acompañan hoy -gracias por el esfuerzo de venir, algunos desde tan lejos- y a otros les gustaría haber estado y se disculpan pero se encuentran trabajando fuera de España (Paco Ibáñez, Alberto Cortez, Ismael Serrano). Creo que las circunstancias por las que atraviesa el mundo no permiten el lujo de tomarse vacaciones. La palabra y la música deberían ser los únicos peces que surcasen las espaldas del mar de puerto a puerto; los ángeles atroces no deberían volver a salir de las páginas de los libros sagrados que cuentan los horribles errores del pasado. Esta palabra y esta música tal vez no estén de moda, porque no cuentan lo que se quiere oir. Cuando el escritor Herman Hesse escribió su "carta a la juventud alemana" después de una guerra terrible, justificó así la aparente insuficiencia de su mensaje: "El que está ante vosotros no es un orador popular, ni un soldado, ni un rey... es un viejo ermitaño, un bromista, el inventor de la última risa, el inventor de tantas tristezas últimas. De mí no aprenderéis cómo se gobiernan los pueblos, ni cómo se reparan las derrotas. No puedo enseñaros cómo se dirigen las masas ni cómo se aplacan los hambrientos. Esas no son mis artes."

Nuestras artes, digo yo también, son otras y suelen alimentarse allí donde habitan el olvido, la instisfacción o el desasosiego. Por eso nuestra voz, por más que sólo alcance el ámbito de un disco o sus oyentes, vuelve a ser necesaria.