Joaquín Díaz

EDITORIAL


EDITORIAL

Revista de Folklore

Las canciones populares de Federico García Lorca

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La aparición en el mercado discográfico actual de unas grabaciones históricas, así como preciosas por su contenido (Federico García Lorca acompañando al piano a «La Argentinita»: Canciones Populares Españolas. Sonifolk, J. 105), nos invita a reflexionar de nuevo sobre la existencia de una «estética» en la música folklórica (aun en la recreada) y la importancia de las innovaciones ornamentales que elementos «cultos» aportan al caudal tradicional.

Escuchando la voz de Encarnación López «La Argentinita», uno se asombra de que, en el espacio de 50 años, haya variado tanto el gusto o la sensibilidad interpretativa; su voz, descrita por el musicólogo Adolfo Salazar como «llana y natural, muy al estilo de una mocita del pueblo», se nos antoja sin embargo a la luz de una crítica actual como fría y distante, desprovista de calor por una ejecución acelerada y, hasta podríamos decir que en algún caso, poco estudiada de los temas. El piano de García Lorca, por el contrario, pese a la obligación añadida de tener que perseguir a «La Argentinita» a través de muchos surcos del disco, pone la nota genial en las grabaciones con unas armonías justas, acertadas, adelantadas a su época (Salazar dice que el piano suena como una guitarra y no le falta razón). Lo que fue el piano para las reuniones familiares y amistosas de fines del siglo XIX y comienzos del XX, ahora lo es la guitarra, y este salto instrumental, unido a lo heterogéneo de las interpretaciones vocales nos invita a dar la razón a Guillermo Wundt quien, en su teoría del desarrollo estético «por contrarios», ya estudió el problema de la evolución en su Volkerpsycologie (1909).