Joaquín Díaz

EDITORIAL


EDITORIAL

Revista de Folklore

Aculturación

30-11--0001



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La defensa del propio territorio suele ser un sentimiento anterior y por tanto más irracional que la defensa de los valores culturales generados desde ese territorio por el grupo étnico que lo habitaba tradicionalmente. La supervivencia de esos sentimientos tal vez se deba al hecho de que casi todos los movimientos o filosofías que han preconizado el “progreso" desde hace siglos, lo han realizado "desde arriba " y siempre en contraposición a las clases "vulgares", cuya cultura se pretendía anclada en el pasado y con toda seguridad inútil para un tipo de vida "moderno". Esta forma simplista o superficial de observar el complicado sistema de creencias, hábitos y estilos de vida pretéritos condujo, no pocas veces, a un intento de suplantar costumbres antiguas, con una sólida implantación étnica, por otras, producto frecuentemente artificial de un grupo de "ilustrados" cuya recta intención y buena voluntad corría parejas con su ingenuidad y desconocimiento del ser humano. En la práctica, todas estas "imposiciones" culturales tardaron mucho tiempo en implantarse definitivamente cuando no desaparecieron con la moda que les dio origen. Sólo un perfecto conocimiento del hombre y su entorno así como de la historia que le es propia puede dar la clave de este aparentemente extraño fenómeno de supervivencias medievales y aun anteriores en una época como la nuestra, considerada como muy avanzada desde otros puntos de vista.