Joaquín Díaz

EXPOSICIÓN SOBRE “EL HEREJE” de Miguel Delibes


EXPOSICIÓN SOBRE “EL HEREJE” de Miguel Delibes

Personajes de la novela

27-04-2013



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La exposición se realizó sobre los personajes creados y recreados por Delibes en su célebre novela. Tuvo lugar en la sala de exposiciones de la Casa Revilla. Los personajes, en paneles, eran los siguientes:

DON CARLOS DE SESO
Personaje histórico
-"Don Carlos de Seso era de estirpe italiana no poco esclarecida, natural de Verona, y había servido con reputación de valor en los ejércitos de Carlos V. Por su casamiento con Isabel de Castilla estaba enlazado con una rama bastarda del rey Don Pedro. Era vecino de Villamediana, cerca de Logroño, y había sido corregidor de Toro; oyó en Italia a algunos predicadores la doctrina de la justificación y puso muy luego empeño en propagarla, siendo uno de sus primeros discípulos Pedro de Cazalla, cura del lugar de Pedrosa y hermano del Dr. Agustín", dice Marcelino Menéndez y Pelayo en su Historia de los heterodoxos españoles.
-Delibes pone en boca de Pedro de Cazalla las siguientes palabras acerca del carácter de Don Carlos de Seso:
"Hay quien dice que Don Carlos cautiva tras un trato superficial y desilusiona tras un trato profundo. En suma que es conversador de distancias cortas".
En la novela, el propio Don Carlos explica al protagonista Cipriano Salcedo sus ideas sobre el purgatorio:
"Para mí hay tres razones de peso que demuestran la inexistencia del purgatorio...En primer lugar, al aceptar que no hay purgatorio, reconocemos el haber recibido de Cristo la mayor misericordia. A esto, añada vuesa merced que ni los Evangelistas ni San Pablo aluden a él en sus escritos. Por último, y esto para mí también es esencial, tenemos la posición de don Bartolomé de Carranza, hombre santísimo y de gran sabiduría."
-Don Carlos de Seso fue quemado el 8 de octubre de 1559 después del Auto al que asistió el rey Felipe II. Luis Cabrera, en su Historia de Felipe II, refiere que al pasar por delante del rey, el noble le reprochó "que cómo le dejaba quemar", a lo que el soberano respondió "Yo traeré leña para quemar a mi hijo si fuere tan malo como vos".

ANA ENRÍQUEZ
Personaje histórico
-"Ana Enríquez, hija del Marqués de Alcañices, mujer de don Juan Alonso de Fonseca, fue condenada a que subiese al cadalso con el sambenito y vela y ayunase tres días y volviese con su hábito a la cárcel, y desde allí fuese libre. Mostraba arrepentimiento de sus pecados y pareció a todos muy hermosa", escribe Marcelino Menéndez y Pelayo en su Historia de los heterodoxos españoles.
-La belleza de Ana Enríquez también aparece en la novela de Delibes ("es una criatura demasiado bella para quemarla", dice don Ignacio Salcedo). Tal cualidad, sin embargo, parece ser la causa del malestar popular que produce el hecho de castigarla tan levemente la Inquisición: "El pueblo no podía perdonar la insignificancia de la pena, los aires de superioridad de la penitente, su rango, belleza y suficiencia".
-Nuestro autor, obviando la circunstancia histórica de estar casada con Fonseca, describe una hermosa relación de admiración y amistad entre la joven y Cipriano Salcedo. En los últimos momentos, Ana escribe a Salcedo un billete en el que le suplica que confiese, para "satisfacer en algo a los inquisidores". Poco más adelante continúa: "Recuerdo la visita a La Confluencia, la finca de mi padre, con ocasión de las ligerezas de Cristóbal de Padilla, que tan caras estamos pagando todos. Aquellos minutos felices de un otoño dorado, paseando en su amable compañía por el jardín, me han dejado honda huella". Cipriano contesta, recordando también con nostalgia: "...vuestra presencia en mi casa el día de la huída, vuestra despedida, aquel gesto imprevisto y efusivo con que me dijo adiós..."

CATALINA DE CARDONA "LA BUENA MUJER"
Personaje histórico
-Según Fray Francisco de Santa María fue Catalina la principal descubridora de los herejes de Valladolid al llevar hasta el extremo el odio que tenía al Doctor Cazalla: Catalina era dama de la Princesa de Salerno, a cuya casa iba Cazalla frecuentemente, de visita y a sentar cátedra. La doctrina predicada por el Doctor no era del agrado de "La buena mujer" quien, después de haber sido ridiculizada en público por aquél, no dudó en afirmar que había visto salir de su boca, según estaba predicando, "borbollones de fuego envuelto en humo y olores de piedra azufre". Apostó con otras damas que el Doctor no pronunciaría más sermones y, en efecto, el domingo que ella había anunciado, la Inquisición prendió a Cazalla.
-Delibes pone en boca del Doctor Cazalla una intuición acerca del carácter y extracción de la persona que gritó en el entierro de su madre: "Doña Leonor de Vivero a la hoguera". Cazalla sospechaba de lo que hubiese podido decir "La buena mujer" de él y su madre en los salones de la Princesa de Salerno: "...cabe que la voz pidiendo la hoguera para mi madre se fraguara ahí, en sus salones, a causa de mis homilías"... "Dos días más tarde, Cipriano encontró los bajos de la casa del Doctor embadurnados por un sucio cartelón. Doña Leonor a la hoguera, decía simplemente".

FRAY DOMINGO DE ROJAS
Personaje histórico
-Fray Domingo de Rojas era dominico e hijo del Marqués de Poza. Durante el proceso llevado a cabo por la Inquisición delató a su propia hermana y al arzobispo Bartolomé de Carranza, de quien se decía discípulo. Mantuvo hasta el final sus ideas y cuando parecía que iba a retractarse en el Auto después de haber pedido hablar con el rey -8 de octubre de 1559- dijo: "Aunque yo salgo aquí en opinión del vulgo por hereje, creo en Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y creo en la pasión de Cristo, la cual solo basta para salvar a todo el mundo, sin otra obra más que la justificación del alma para con Dios; y en esta fe me pienso salvar". Dice Menéndez y Pelayo que después de estas palabras "mandósele echar una mordaza y pasaron adelante".
-Cuando la Inquisición descubrió la trama luterana y comenzó a perseguir a los implicados, se detuvo a Fray Domingo de Rojas camino de Francia, vestido de seglar y con un sombrero de plumas. Durante el tiempo que pasa en prisión en la novela antes del Auto, comparte celda con Cipriano Salcedo a quien, según Delibes, instruyó "sobre la estructura y funcionamiento del aparato inquisitorial o de los derechos de los reclusos. Se comunicaban de catre a catre, el fraile con su habitual voz henchida, elaborada en la laringe.
-Varios autores coinciden en reflejar en sus escritos que el arzobispo de Toledo, el dominico Fray Bartolomé de Carranza, no le consideró preparado, en una de sus primeras conversaciones sobre el tema, para entender la doctrina de la justificación:"No sois capaz aún de estas verdades".
En 1559, tras el Auto de Fe, se inició un proceso contra el Arzobispo Carranza que duró diecisiete años y cuyo principal argumento fueron unos "Comentarios" hechos al catecismo que tuvieron una gran difusión en la época y en los que muchos expertos creyeron ver teorías cercanas o propiciatorias a las ideas de Lutero.

AGUSTÍN DE CAZALLA
Personaje histórico
-La vida y el carácter del Doctor Cazalla no quedan suficientemente claros pese a la abundante documentación que existe sobre su proceso, sentencia y ejecución. Educado en Salamanca, Valladolid -donde fue discípulo de Fray Bartolomé de Carranza- y Alcalá, fue nombrado en 1542 predicador y capellán de Carlos V por sus excelentes dotes oratorias. Desde 1552, año en que volvió a España, se dedicó a transmitir, con más o menos discreción, las ideas recibidas en Alemania y confirmadas a su regreso por las conversaciones con Don Carlos de Seso.
-Fue denunciado por hereje y recibió tortura en marzo de 1559. Acerca de su arrepentimiento final antes de la hoguera, es preferible no opinar dado que la mayor parte de los datos íntimos los facilita precisamente su confesor Fray Antonio de la Carrera. Éste escribe que, al ofrecerle el sambenito, lo besó y dijo que "aquella era la ropa que de mejor gana vestía de cuantas hasta entonces se había puesto, porque era la propia para confusión de su soberbia, y que viniese sobre él toda la ignominia del mundo para purgar así sus pecados".
-Delibes apunta el complicado carácter del personaje presentándonos un Cazalla inestable, con momentos de abatimiento y otros de euforia: ..."místico, sensitivo, físicamente frágil. De flaca constitución, atormentado, tenía momentos de auténtico éxtasis, seguidos de reacciones emocionales un poco arbitrarias".
Una tradición popular antigua vallisoletana recordaba la profecía del Doctor de volver al día siguiente de su muerte sobre un caballo blanco para demostrar que se había salvado. Por casualidad o no, un caballo blanco corrió desbocado por las calles de Valladolid al día siguiente de la ejecución, lo cual, según esa misma tradición, confundió aún más a la gente.

FERNANDO DE VALDÉS
Personaje histórico
-El Inquisidor General Valdés había sido obispo de Huelva y Oviedo y Presidente del Consejo Real de Castilla antes de ser arzobispo de Sevilla, cargo que ocupaba cuando se produjo el proceso. Fue uno de los primeros en avisar al emperador Carlos de toda la situación a través de una breve relación en la que decía entre otras cosas: "Vino a mi noticia que algunas personas, en gran secreto y con color de enseñar y predicar cosas que parecían santas y buenas, mezclaban otras malas y heréticas...". Luego describe cómo se descubrió todo al denunciar algunos vecinos de Zamora a su paisano Cristóbal de Padilla, el encausado menos discreto, quien andaba transmitiendo a unos y otros sus ideas.
-Durante el Auto del día 21 de mayo de 1559 -año en que precisamente el inquisidor sacó a la luz su Indice de libros prohibidos- Valdés hizo jurar a todos los presentes, comenzando por los Príncipes, que "defenderían con su poder y vidas la fe católica... y darían todo favor y ayuda al Santo Oficio y a sus ministros para que los herejes perturbados de la Religión cristiana fuesen punidos y castigados...". Escribe Menéndez y Pelayo que una vez terminada la lectura de la fórmula, el pueblo contestó con un inmenso alarido: "Sí, juramos".
En el segundo Auto, el del 8 de octubre de 1559, Valdés tomó de nuevo juramento, esta vez a Felipe II y al resto de los asistentes, con una fórmula similar, antes de que fueran leídas las sentencias contra Carlos de Seso, Fray Domingo de Rojas y Pedro de Cazalla, hermano del Doctor.
-Delibes reseña que Carlos V desde Yuste había instado a Valdés a realizar un "pronto y terrible escarmiento". Cuando se producen las detenciones, y debido a la escasez de celdas, el inquisidor decide -"siempre perspicaz", escribe Delibes- "que en los enparejamientos se tuvieran en cuenta el diverso rango social e intelectual de los encerrados y el grado de su relación anterior". Es así como quedan en la misma celda Cipriano Salcedo y Fray Domingo de Rojas.
-El Santo Oficio tenía un Inquisidor General, delegado del Papa en lo eclesiástico y del Rey en lo civil. Las penas impuestas a los condenados las ejecutaba, sin embargo, el brazo secular, al cual eran entregados los encausados una vez demostrada su culpabilidad. La confiscación de bienes de la que se habla en muchos procesos y sentencias se refería a las rentas durante un período de 40 años y de su observancia se encargaba el Fisco.

TEODOMIRA CENTENO, LA REINA DEL PARAMO
Personaje de creación
-Teodomira Centeno, hija de Segundo Centeno "el perulero", se inserta en la trama histórica gracias al talento y capacidad descriptiva de Delibes. Heredera de un magnífico rebaño y poseedora de una sorprendente habilidad para esquilar ovejas -por lo que se la conocía con el apodo de "la reina del páramo"-se casa con Cipriano Salcedo después de un breve pero apasionado noviazgo. Una vez casados y pasado un tiempo prudente sin tener hijos, sospechan ambos de su capacidad para ser padres, por lo que deciden visitar al Doctor Galache para cercionarse de las posibilidades reales. Las recomendaciones de Galache -un preparado de escorias de plata y acero para él y paciencia combinada con cierta abstinencia para ella- no impiden que las sospechas y los recelos comiencen a resquebrajar el matrimonio.
-La incomprensión y las disputas cada vez más fuertes y frecuentes rompen la cuerda por el lado más débil, el de Teo. Internada en un Hospital de Medina del Campo con la razón perdida, muere tras haber tenido un encuentro con su esposo en el que éste intuye un momento de lucidez de "la reina del páramo" que le emociona: "Cipriano rompió en llanto, durante unos segundos sus miradas se cruzaron, se comprendieron, pero él, aunque intentó sujetar ese momento, no fue capaz de prolongarlo. Teo volvió a ausentarse, apartó sus ojos de los suyos y liberó su mano de sus manos. Había vuelto a convertirse en el ser pasivo y remoto que venía siendo desde ocho meses atrás...”

JUAN GARCÍA, PLATERO
Personaje histórico
-Matías Sangrador, en su Historia de la muy noble y leal ciudad de Valladolid..., cuenta cómo sucedió, según la tradición, el descubrimiento de los encausados, por una denuncia que hizo la mujer de Juan García. Sospechando que las salidas nocturnas de su esposo obedecían a algún amorío, le siguió y entró disfrazada en casa del Doctor Cazalla tras pronunciar la misma contraseña que había escuchado a su cónyuge: "Persuadida esta mujer de que todo lo que allí se trataba y aconsejaba era contra la fe Católica, denunció estas nocturnas reuniones a su confesor para que lo pusiese en conocimiento del Santo Oficio...En la fachada de la casa donde vivió esta mujer se colocó, para perpetua memoria de este suceso, una estatua que la representaba; en el día ha desaparecido, habiendo quedado únicamente la urna o arco donde se dice que estuvo colocada".
-Delibes describe un encuentro de Cipriano Salcedo con el platero en el que éste, llorando, le cuenta los problemas que tenía con su esposa Paula Rupérez -"fanática religiosa"- por salir de noche para asistir a los conventículos, problemas a los que se añadía su personal aprensión a caer en el "nicodemismo", es decir, "creer en lo que no creía".
-En el Auto de mayo de 1559 se entrega al platero Juan García como impenitente al brazo secular, tras haberse confesado en el proceso como "el mayor hereje que mañana saldrá, que he tenido treinta o treinta y tres herejías". Acusó a Juan Sánchez y a Catalina de Ortega de haberle engañado, aunque reconoció haber leído previamente unos libros de Calvino.

MINERVINA CAPA
Personaje de creación
-Minervina Capa, a la que Delibes hace natural de Santovenia, es el personaje más tierno de su obra. Siendo madre soltera y tras haber perdido a su hijo en el parto, se ofrece como nodriza a la familia Salcedo covirtiéndose así, con quince años, en la madre efectiva de Cipriano a quien su progenitora natural, Doña Catalina, era incapaz de alimentar. La inocencia de Minervina contrasta con los deseos primarios del padre de Cipriano, Don Bernardo, quien al morir su esposa pretende los favores de la joven siendo rechazado honestamente por ésta.
-Cuando Cipriano deja el Colegio de Niños Expósitos y va a vivir con su tío Don Ignacio, se produce un reencuentro con Minervina al que viene a añadirse una atracción física, irresistible para el joven. La situación desemboca en la explosión de su cariño masculino: "Retozaban como cuando Cipriano era niño, se abrazaban y se besaban, pero el muchacho advertía que un nuevo elemento había entrado en su relación y, cuando rodaron por la gruesa alfombra y le arrancó los botones de la saya, Minervina trató aún de resistirse. Pero todo fue en vano”.
-La joven desaparece tras haber sido hallada en la cama con Cipriano, ambos desnudos, por la tía de éste. En el último capítulo vuelve a aparecer, por obra y gracia de Don Ignacio Salcedo, para acompañar a "su niño" en el último paseo hacia el quemadero. Delibes imagina en las tres últimas páginas de su obra una declaración de Minervina al Santo Oficio en la que, con inmensa ingenuidad e inocencia, ofrece a los inquisidores una lección de sencillez y amorosa fe cuando dice que "el ojo de Nuestro Señor no era de la misma condición que el de los humanos, que el ojo de Nuestro Señor no reparaba en las apariencias sino que iba directamente al corazón de los hombres, razón por la que nunca se equivocaba".

CIPRIANO SALCEDO
Personaje de creación
-El protagonista de El hereje nace en Valladolid en la madrugada del 31 de octubre de 1517. Muerta su madre de sobreparto, el niño, pequeño y nervudo, es alimentado a los pechos de Minervina, joven de Santovenia, que quedará unida a sus mejores recuerdos hasta la muerte.
Internado por su padre Don Bernardo en el hospicio, Cipriano fortalece su cuerpo y su ánimo en la difícil vida del Colegio de Expósitos. Cuando su tío Ignacio, después de morir Don Bernardo, le reclama y le lleva a vivir con él, el joven se doctora en Leyes, hereda el almacén de pieles paterno y algunas tierras en Pedrosa y se dispone a afrontar los hechos más importantes de su existencia: la invención y difusión en el mercado de la indumentaria de un modelo de zamarro tan elegante como práctico y la adscripción, tras algunos titubeos, al grupo -pequeño y críptico- que defendía en Valladolid las propuestas de Lutero.
-El zamarro, "un chaquetón apto para pastorear o atravesar el Páramo en invierno", es transformado en una prenda de vestir "para sectores sociales más altos" gracias a unos canesúes "estéticamente dispuestos" en espalda y mangas. En dos años consigue una notable aceptación y, con la añadidura de unos complementos posteriores en pieles finas, se convierte en una prenda de éxito "en todas las capitales del reino".
-Conocedor de las doctrinas luteranas por intermedio de Pedro Cazalla, hermano del Doctor y cura de Pedrosa, va poco a poco introduciéndose en la organización hasta ser considerado por algunos como la mano derecha del Doctor y un amigo sincero de su madre, Doña Leonor de Vivero. La amistad y la confianza de Cazalla hacia Cipriano llegan al punto más elevado después del internamiento en el manicomio de Teodomira, la esposa de éste.
Cuando el Santo Oficio detiene a todos los integrantes del grupo de Valladolid, Cipriano mantiene su dignidad pero no sus fuerzas. Debilitado y hundido llega al Auto de Fe, donde es condenado a confiscación de bienes y muerte en la hoguera. Hasta allá le conduce, como un ángel tutelar, la fiel Minervina, que le ve morir en la hoguera sin el alivio de que sea antes agarrotado. La ternura de sus últimos recuerdos en que rememora el amor diverso y hermoso que ambos se tuvieron, salva los últimos instantes de "una vida sin calor".

IGNACIO SALCEDO Y LA CHANCILLERIA
Personaje de creación
-Los Reyes Católicos fijaron como sede permanente del Tribunal de Justicia o Audiencia, la Villa de Valladolid. Desde 1494 y debido al enorme espacio y volumen de casos de que se ocupaba la Chancillería, se creó otra en Ciudad Real, que pasó a Granada en 1505. Carlos V ordenó en 1542 que hubiese cuatro Salas, cada una con cuatro Oidores.
-Delibes crea el personaje de Don Ignacio Salcedo, "rubio y lampiño", que al comienzo de la novela es Oidor y al concluir, por razón de antigüedad, es elevado a la más alta dignidad en la Chancillería. En realidad, en el momento histórico del Auto de Fe no había Presidente, pues Diego de Alava y Esquivel fue nombrado en febrero de 1557 y desde Valladolid pasó a Córdoba como obispo en 1558. El cargo estuvo vacante hasta agosto de 1559 en que se nombró a Don Francisco Tello de Sandoval. Entretanto el Doctor Redín, como Oidor más antiguo, cumplió las funciones de Presidente.
-La figura de Don Ignacio Salcedo, el intelectual de la familia, cobra importancia en momentos cruciales de la vida de Cipriano: como Patrono Mayor del Colegio de Niños Expósitos gestiona la admisión del pequeño Cipriano. Años más tarde quiere prohijarle, cosa que éste rechaza, aceptando solamente una tutela. Antes del casamiento entre Teo y Cipriano, Don Ignacio acuerda con el padre de la novia la dote que ésta y su futuro esposo llevarán al matrimonio. Finalmente, siendo ya Presidente de la Chancillería, visita al protagonista de la novela en la cárcel, buscando después a Minervina para que le acompañe al quemadero. Durante esa visita, pronuncia unas palabras -aparentemente provocadas por la emoción de despedirse de su sobrino- que sin embargo enmarcan la novela y son su mejor justificación: "Algún día -musitó a su oído- estas cosas serán consideradas como un atropello contra la libertad que Cristo nos trajo".

NESTOR MALUENDA, COMERCIANTE
Personaje de creación
-Los Maluenda, comerciantes de Burgos, se relacionan con los Salcedo varias veces a lo largo de la novela. Primero, Néstor Maluenda con Don Bernardo, el padre de Cipriano, y después éste con Gonzalo Maluenda (que envidia en secreto la iniciativa del zamarro) y con su heredero Ciriaco.
El comercio hizo de la ciudad de Burgos en el siglo XVI una de las urbes más activas y poderosas. Entre las familias de mercaderes que hacen posible esa riqueza con un espíritu ambicioso y arriesgado, destacan los Polanco y los Maluenda, de donde toma Delibes el apellido.
-El autor se detiene en la descripción de Don Néstor, cuya fortuna "equiparaban a la del Conde de Benavente". Don Bernardo se siente acomplejado ante el lujo de su casa y de su mesa, con copas de cristal de Bohemia, vajilla de plata y un servidor negro de Mozambique, regalo del Conde de Ribadavia. Es precisamente Don Néstor quien regala a Don Bernardo una silla de partos nada más aparecer en el mercado de Flandes como novedoso invento. Delibes la describe como "un artefacto de madera y cuero, el asiento más bajo que los soportes de las piernas y dos correas en los brazos donde debería agarrarse la paciente para hacer fuerza".

LUIS MERCADO, MÉDICO
Personaje histórico
-Delibes hace intervenir en su obra a tres doctores, el doctor Almenara, el doctor Galache y el doctor Mercado, que representan tres concepciones distintas de la medicina y de sus aplicaciones. El primero atiende el parto en el que Doña Catalina Bustamante tiene a Cipriano Salcedo, el segundo una consulta ginecológica que le hacen Teo y Cipriano, mientras que el tercero acude a casa de este último para atender la locura de su esposa. Delibes le pinta como un joven doctor, ya eminente en aquel momento, que había ascendido social y profesionalmente con gran facilidad. Médico de Felipe II y Felipe III, escribió numerosas obras científicas que demuestran un gran conocimiento del cuerpo humano y una notable capacidad de observación. Fue el primero en describir la difteria o "garrotillo".

LA VILLA
El hereje transcurre entre los reinados de Carlos I y Felipe II. La historia comienza poco antes de que la Corte llegue a Valladolid en 1517 y concluye en mayo de 1559, en los meses previos a que Felipe II la traslade a Madrid.
Más de 5000 casas, la mayor parte de ellas unifamiliares, daban techo en esa época a una población algo superior a las 30.000 personas. En este entorno de nobleza y artesanado, de gremios y renteros sitúa Delibes su obra. El despegue económico de la Villa tiene mucho que ver con la profesión del protagonista, Cipriano Salcedo, quien en un momento de su vida acierta a combinar el oficio con la moda para crear un zamarro o prenda de vestir que no sólo habrá de incrementar su economía sino que le hará popular. Pero además Cipriano es terrateniente -tiene posesiones heredadas de su padre en Pedrosa, pueblo de la provincia de Valladolid- y es sobrino de un alto funcionario -su tío Ignacio, que ocupa distintos cargos en Chancillería- lo cual contribuye a resumir en un solo personaje la vida social de la Villa. Más aún cuando, por una serie de vicisitudes, Cipriano Salcedo entabla contacto con el "grupo de Valladolid" y abraza definitivamente la doctrina de la justificación por la fe, una de las claves de la revolución religiosa de Lutero.

EL AUTO DE FE
-Así se llamaba a la resolución que el Santo Oficio tomaba sobre las personas acusadas de profesar o creer en falsas doctrinas. En determinados casos en que las decisiones adoptadas por el Tribunal pudiesen servir de ejemplo público, estos Autos se celebraban y pronunciaban con gran concurrencia de público.
Así sucedió en los dos que tuvieron lugar en 1559 en Valladolid y que Delibes resume en uno solo.
-El primero tuvo lugar el 21 de mayo, día de la Trinidad, y el segundo el 8 de octubre, ambos en la Plaza Mayor. Al del 21 de mayo asistió la Princesa Gobernadora Doña Juana con el príncipe Don Carlos, acompañados de nobleza y clero. Melchor Cano predicó un sermón de una hora y luego el Inquisidor Valdés hizo jurar a todos los presentes la defensa de la fe. Al de octubre asistió Felipe II acompañado de Doña Juana y de Don Carlos, con un séquito de nobles y obispos. Concretamente el de Zamora pronunció el sermón, mientras que la fórmula de juramento estuvo a cargo, como la vez anterior, de Valdés.

EL QUEMADERO
-Se instaló en la Puerta del Campo, con cinco maderos con argollas en el Auto de mayo, donde se les daba garrote a los condenados antes de quemarles. De los quince condenados del primer Auto sólo el bachiller Herrezuelo se dejó quemar vivo sin que se le oyese proferir una queja. Entre los doce del segundo, Don Carlos de Seso y Juan Sánchez fueron quemados sin muerte previa de garrote; Sánchez se soltó de la argolla, pero al ver que el Duque de Seso resistía el tormento, volvió a arrojarse a las llamas.
-En la novela, Delibes decide que el protagonista sea quemado sin sufrir antes el garrote, lo cual no era habitual sino en los casos de pertinacia en la defensa de las ideas que habían sido causa de la condena. En Cipriano Salcedo, la honradez y la firmeza de conciencia le arrojan vivo a las llamas.

LA PROVINCIA
-Cipriano Salcedo recorre en varios sentidos y con diversos motivos la provincia de Valladolid, aunque sus rutas más frecuentes incluyen dos objetivos: sus posesiones en Pedrosa o la ciudad de Burgos, a donde se desplazaba con el cargamento anual de vellones para los Maluenda. El primer recorrido solía incluir los términos de Simancas, Geria, Villavieja y Villalar, y, realizado a través de atajos y trochas, duraba unas dos horas. El segundo tenía como parada obligada Cohorcos y continuaba a través de las provincias de Palencia y Burgos, incluyendo las casas de postas de Dueñas y Quintana del Puente. Otros viajes, como los realizados a Medina del Campo o Tudela, completan la actividad viajera del protagonista de la novela.
-En el siglo XVI todavía es importante la presencia e influencia de los ganaderos, particularmente los propietarios de ganado ovino, pero comienza a adivinarse la batalla por la tierra, que en siglos sucesivos dará a los labradores el control de la mayor parte del territorio provincial, con la implantación de grandes extensiones cerealistas. El paisaje que describe Delibes suele incluir viñedos, pinares y cebadas, aunque su observación se particulariza en algunos episodios, mostrándonos las salinas cercanas a Casasola -donde Pedro Cazalla caza la perdiz con reclamo mientras introduce a Cipriano Salcedo en la inquietante realidad de la religión y de la vida- o recreándose en descripciones del Páramo.
Otros momentos de la novela protagonizados por el padre de Cipriano, Don Bernardo, nos permiten conocer la relación de éste con Peñaflor, Torrelobatón, Wamba, Ciguñuela, Castrodeza o Rioseco.