Joaquín Díaz

KEPA JUNQUERA. TRIUNFO Y APOTEOSIS DEL ACORDEÓN


KEPA JUNQUERA. TRIUNFO Y APOTEOSIS DEL ACORDEÓN

Sobre el virtuosismo de Kepa

29-05-2001



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Hace más de ciento cincuenta años que penetró en España por diferentes vías,como peregrino en busca de un lugar sagrado donde saciar una inevitable sed musical,el acordeón.Voces con autoridad -que no autorizadas- lo denostaron y trataron de confundirlo,por extensión,con nuevos y atrevidos cambios sociales que pretendían debilitar la fuerza o la rigidez de la costumbre. Endemoniado se le llamó,y canallesca la música que producía, porque llevaba a las parejas a enlazar sus cuerpos y sus almas en un peligroso nudo gordiano para el que no existía espada de ningún Alejandro, tan fuertes vínculos creaba.Frente a esas voces agoreras se oyó la palabra mesurada y unánime de la tradición que aceptó con gusto la novedad y aun creó un repertorio digno de instrumento tan versátil. Su uso se propagó con celeridad y fueron pocos los bailes populares de la península que llegasen a ignorarlo.
Tras los primeros titubeos,el acordeón obtuvo un merecido triunfo.El tiempo y las modas vinieron después a imponer su criterio poniendo en peligro en algunos lugares el uso y el florecimiento del instrumento. Sólo determinadas zonas se mantuvieron fieles a su empleo,difusión y aprendizaje, y consiguieron trascender esas épocas difíciles con su adscripción definitiva a la tradición al tiempo que lo emparejaban sabiamente con otros instrumentos, como la pandereta,que reforzaban y daban valor al componente rítmico de un repertorio autóctono.
Kepa Junquera bebió en esas fuentes. Basó su creatividad en los inamovibles pilares de lo aprendido en la infancia, pero a todo ello agregó un increíble toque personal hasta alcanzar el difícil grado de la inimitable pericia. Así, de ser un instrumento endemoniado, el acordeón pasó a ser considerado un elemento bienaventurado gracias al virtuosismo de un dios -espero que no se me enfade Kepa por el símil-, que lo ha llevado milagrosamente a una apoteosis sin precedentes.