Joaquín Díaz

UN MONUMENTO


UN MONUMENTO

Sobre la afición a la habanera en Mayorga

24-10-2003



-.-


Poner un prólogo a tan espléndido y diverso ramillete de estudios y aportaciones sobre la habanera es más que atrevido. Si acepto la tarea es porque sigo siendo un admirador de las causas difíciles y me parece que lo es –y mucho- la de explicar cómo un género vetusto y universal recala en una Villa castellana como Mayorga y echa sobre los campos de cereal unas raíces con sabor a ceibal. No acierto a explicármelo, aunque, si bien se considera, todo pueblo culto y educado tiene derecho a erigir un monumento a aquello que respeta o venera. Y yo creo que esa es la clave del misterio: Mayorga ha levantado, en forma de habanera, un monumento a la memoria; a esa memoria que rescata del olvido éste y aquel sentimiento en forma de canción, a esa memoria que mantiene el gusto por un pasado que regresa sin asustarnos, a esa memoria, en fin, que nos trae y nos lleva por la historia meciéndonos en el tiempo indefinido. Y esa memoria ha sido tan constante que ya se puede decir sin temor a equivocarnos que el monumento se ha levantado también en honor del patrimonio poético y musical hispánico; con tantas idas y vueltas, con tanto vaivén, con tanto mar, el patrimonio se ha extendido infinitamente bañando las remotas orillas de la creación. Y ahí está la tercera cualidad del monumento: su construcción es un homenaje a la imaginación, al sueño que enriquece la vida del ser humano y le da alas para despegarse del suelo duro, cotidiano y absorbente en que tiene sus pies aposentados. Finalmente, el monumento a la habanera lo es también a la ilusión: durante años muchas personas han trabajado en consolidar un hermoso proyecto, en mantener viva una llama secular, en contribuir con canciones y recuerdos a respetar una afición…Enhorabuena.