Joaquín Díaz

LETO GABILONDO


LETO GABILONDO

Sobre la figura del fundidor Leto Gabilondo para el libro de su nieta Isabel

03-05-2012



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El siglo XIX fue, con toda probabilidad, el último período de tiempo en que el individuo luchó por ser mejor para desarrollar y perfeccionar la sociedad en la que vivía. Esa actitud, heroica en algunos casos, creó personajes cuya trayectoria vital sólo puede contemplarse, en este siglo tan egoísta y cicatero en que vivimos, a la luz de una generosidad y una entrega que sobrepasa casi siempre nuestra capacidad de comprensión. Sin embargo es absolutamente necesario recordarlos si no queremos perder definitivamente la disposición a emularlos. Valladolid disfrutó, precisamente en un período en que se crearon las bases del crecimiento urbanístico y social, de algunos de esos personajes entre los que sobresale por méritos propios Leto Gabilondo, un empresario incansable cuya dedicación a un trabajo beneficioso y productivo para la sociedad en la que vivía y cuyo empeño en la defensa de unos principios de solidaridad basados en un humanismo cristiano, le costaron la salud y finalmente la propia vida. Su esfuerzo, sin embargo, no cayó en el olvido: una calle perpetúa orgullosamente su nombre en el lugar en que se alzó su Fundición y una nieta suya, Isabel, se acerca hoy a la figura de su abuelo con veneración y cariño aproximándonos a una vida tan intensa como breve. Los datos de este libro contribuirán sin duda a engrandecer la biografía de un trabajador incansable del que la ciudad de Valladolid será siempre deudora.