Joaquín Díaz

LA MATANZA


LA MATANZA

Acerca de la costumbre de la matanza del cerdo

20-11-2003



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Entre las costumbres que se han mantenido mejor en el campo a lo largo de los últimos 50 años está la de la matanza. Cierto que se ha ido acortando el rito, que antes solía durar dos o tres días en cada casa y que ahora ha quedado reducido al fin de semana o incluso menos porque hay gente de la familia que vive fuera y hay que esperar a que vengan, pero la tradición (y esto es lo importante) ha pervivido y suponemos que lo seguirá haciendo por las circunstancias favorables que concurren a ella.

1. Es un rito colectivo. Es decir, podemos colaborar, participar, trabajar y comer todos.
2. Es un rito lúdico. Todos nos divertimos, ya sea viendo cómo trabaja el matarife, ya sea comiéndonos las chitas, porque el cerdo (como decía el chiste) no tiene desperdicio, ya sea practicando los muchos tipos de bromas, cuentos, canciones, etc. que se hacen tradicionalmente estos días.
3. Es un rito de solidaridad que permite la comunicación y el intercambio. Comunicación porque mientras trabajamos, charlamos; e intercambio porque dentro de las costumbres o hábitos más arraigados está el de acudir a casa del vecino cuando éste nos llama para ayudarle (como antes nos ayudó él) y el de ofrecer la probadura, como muestra de amistad correspondida y convivencia.
4. Es un rito rico en expresiones. Cada parte del cerdo tiene su nombre específico y no es lo mismo aquí que en la comarca cercana. Se ha creado, pues, un vocabulario abundante que conviene conservar si consideramos que nuestra sociedad es la sociedad de la comunicación y que el mejor vehículo para dicha comunicación es el correcto conocimiento y perfecto uso del propio lenguaje.
5. Es un rito que proporciona placer al paladar. Dicen que el consumo excesivo hace aumentar el colesterol pero más lo aumenta el cordero y sin embargo no tiene tan mala fama. Hay que reivindicar el buen nombre del cerdo. No digo yo que nos vayamos a alegrar si nos llaman animal de bellota, o puerco, o cochino, o chon, o porcachón, o chancho, o marrano, o gocho, o verrón, o guarro, o verriondo, o tunco, o porcallón, o gruñete, o sancho, o gorrino, o güito, pero por lo menos no enfadarnos, porque algo tendrá el agua cuando la bendicen; y algo tendrá el puerco cuando ha venido a ser durante siglos alivio de economías, contenedor de basuras y exquisitez de los paladares todo al mismo tiempo.