Joaquín Díaz

EDITORIAL


EDITORIAL

Revista de Folklore

Cuestionarios para el trabajo de campo

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Desde el momento en que la vida tradicional pasa a convertirse en objeto de estudio en España -cosa que sucede formalmente a partir del último cuarto del pasado siglo-, comienzan a surgir por doquier distintos tipos de cuestionario más o menos especializados, destinados a servir de guía o base para las encuestas de campo. La amplitud y complejidad de tales guiones varía según el trabajo que se intente realizar, el alcance geográfico de la recopilación o la persona o grupo de personas encargados de redactarlos. Por lo general son sucesiones de preguntas con una referencia al pasado, a través de las cuales se pretende conocer qué incidencia ha podido tener el transcurso del tiempo sobre formas de vida pretéritas, los resultados, habitualmente parciales e incompletos, sirven, no obstante, a antropólogos, etnólogos y folkloristas a la hora de apreciar el grado de degeneración (léase el término con el sentido de "alejamiento del origen" ) en que algunas costumbres y usos incurren. Tienen por tanto el valor de lo instantáneo (como una pintura o una fotografía), útil para percibir la relatividad de la cultura tradicional y su capacidad para adoptar, según las circunstancias, formas diversas.

En España son famosos e incluso utilizados en nuestros días -cosa ya más problemática- los cuestionarios de Sebillot (traducido por Antonio Machado y Alvarez en 1882), del Ateneo de Madrid (1901-2) y de Luis de Hoyos (1947).

La propia índole de estos sondeos, frecuentemente fragmentaria e inconclusa, aconseja no utilizar los resultados parcialmente y, cuando ello se haga, advertir acerca del carácter histórico del cuestionario; es preferible crear nuevas encuestas que utilizar fracciones de anteriores formularios.