Joaquín Díaz

Editorial


Editorial

Parpalacio

30-12-2000



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Todavía existen en España algunos lagos y lavajos que reciben la denominación de laguna de mor o de moro o de los moros. León (en Santa Cristina del Páramo), Sevilla (en Cabezas de San Juan), Toledo (en los Alares), Cáceres (en Zarza la Mayor) y Valladolid (en Urueña), podrían servir de ejemplo. La raíz mor, que seguramente dio origen a la expresión, significa, en algunas lenguas anteriores a la latina, “lugar oscuro” o “lugar salvaje”, de donde muchos filólogos han hecho derivar la confusión de moro con mor, ya que moro, en las lenguas romances, se aplicaba a la persona de tez oscura y, por extensión, al hombre primitivo que venía de lugares no cultivados. Esa asimilación de mor a lo sombrío o a lo inculto (y por tanto a lo peligroso), hizo que muchos de sus derivados –incluyendo los términos amauros y maurus del griego y del latín- designasen conceptos que fluctuaban entre la oscuridad y la confusión, terminando por mezclar a todo ello enfermedades del cuerpo y del alma, como las contraídas en los lugares pantanosos o las que provenían de alguna insania mental.