Joaquín Díaz

Editorial


Editorial

Parpalacio

Excavaciones en Urueña (II)

30-12-2017



-.-

Portada: Libro de la Cofradía de Santiago de Burgos




Piedra de San Albino. Foto: Museo de Valladolid


De las excavaciones arqueológicas realizadas en diferentes campañas en Urueña puede deducirse, que en la zona denominada Los Pedregales existió una iglesia, mencionada en documentos antiguos como «ermita de Santiago», ya que estaba situada junto al camino que venía desde el monasterio de la Santa Espina a enlazar con la vía Zamorana o Zambrana hacia Santiago de Compostela. De esa iglesia, con planta de tipo visigótico, se extrajeron restos que se conservan en el Museo Provincial de Valladolid y en el Ayuntamiento de Urueña (pila bautismal).


A mediados del siglo X el mozárabe Ebrahem era el propietario de la «Villa de Albine» (territorio que después se conocería como Villalbín, en el término de Urueña) y estaba casado con la noble leonesa Egilo. Este matrimonio, probablemente entroncado con la familia de los Eriz mantuvo hasta su muerte Villa Albín en su patrimonio. Poco después, la familia trocó las propiedades a Fernando I por Almaraz y Villasabariego. El rey, finalmente, dividiría la propiedad en dos partes: Doña Elvira recibiría en herencia la mitad de Villa Albín, que dejaría al morir en su testamento a San Isidoro de León, mientras que Doña Urraca, hermana de Doña Elvira y señora de Zamora, donaría su mitad de Villa Albín a la diócesis de Santiago de Compostela a fin de que se construyera en ese terreno un monasterio dedicado a San Nicolás "para gloria de Dios y del santo apóstol Santiago". La zona de los Pedregales probablemente estuvo entre los terrenos incluidos en el importante legado que la infanta Doña Urraca cedió «para siempre» a la Iglesia de Santiago de Compostela.


Sabemos que a la infanta la veneración al Apóstol le venía de tradición familiar: Fernando I, continuando la labor de su padre, Sancho el Mayor, mandó edificar y restaurar puentes que facilitasen el acceso a Compostela de los peregrinos. A partir del siglo XI, por tanto, la relación de Urueña con Santiago de Compostela y su diócesis va a ser intensa ya que una sobrina de Urraca del mismo nombre, hija de Alfonso VI, fue reina de León, Castilla y Galicia con el nombre de Urraca I, y su propia hija Doña Sancha, hermana del emperador Alfonso VII y benefactora de los monasterios de la Santa Espina y de San Pedro y San Pablo de Cubillas (la actual iglesia de la Anunciada), fue sin duda impulsora de la devoción del primer Maestre de Santiago don Pedro Fernández. De hecho hay numerosos topónimos en Urueña que hacen referencia a Santiago y que se localizan en el camino que une el monasterio de la Santa Espina con el antiguo puente de la Zamorana que llevaba a Compostela por el camino zamorano: la ermita de Santiago, el pago de Santiago, el camino que va de Santiago a la pila de Carrevalderas, la calleja de Santiago, las eras de Santiago, la carretera de Santiago, etc. El Camino de Zambrana o de la Zamorana, era una antigua vía que, viniendo del cercano Monasterio de la Espina, formaba parte de la ruta que llevaba a Santiago de Compostela pasando por Bustillo y tomando después en Zamora el camino que venía del sur.


Sin embargo, la voluntad de Doña Urraca de que el monasterio de Villalbín sirviera de refugio espiritual y físico a los peregrinos, no fue del todo respetada. El citado monasterio de San Nicolás, tras haber pertenecido durante mucho tiempo a la Diócesis de Santiago de Compostela pasó a ser gobernado por Recoletos (eso sí, de la provincia franciscana de Santiago) en los primeros años del siglo XV, según se desprende de un documento en el que se fija la fecha para la construcción del edificio que luego vendrían a ocupar los Franciscanos:


Los franciscanos que van a ocupar el convento de Villalbín en el siglo XVI proceden, según se ha dicho, de la provincia franciscana de Santiago (que abarcaba León, Zamora, Pontevedra, La Coruña, Lugo, Orense, Palencia, Asturias y Salamanca). La vinculación de Urueña y Villalbín con Santiago de Compostela estaría avalada, por tanto, no sólo por ser un mero lugar de paso en dicho camino sino por ser un importante enclave de la diócesis gallega en Castilla y por haber seguido siéndolo gracias a la labor de los franciscanos procedentes de la provincia de Santiago.