Joaquín Díaz

Editorial tercer trimestre de 2019


Editorial tercer trimestre de 2019

Parpalacio

La enseñanza en Urueña

30-09-2019



-.-

En España, la enseñanza –o mejor dicho, los enseñantes, que eran quienes se encargaban de impartirla-, dependió hasta bien entrado el siglo XIX de los ayuntamientos, siendo los consistorios pequeños y de menos recursos los que principalmente adolecieron más de medios para atender a la instrucción de niños y jóvenes. La separación de sexos, la higiene, el comportamiento ético de los profesores, el local adecuado, y otros muchos requisitos hicieron de la escuela o el colegio un campo de batalla social y administrativa, unas veces desierto y otras demasiado concurrido para que de allí salieran ideas claras y resultados sólidos.

La obsesión de que la instrucción era cara para los municipios, derivó en la costumbre de encomendar la misma a muchas órdenes religiosas, con una tradición secular en el arte de enseñar pero con sus propias normas y reglamentos que trasladaron a la sociedad civil sin ninguna condición o traba por parte del Estado. En Urueña, según desvela el Catastro de la Ensenada, había a mediados del siglo XVIII un maestro de niños que cobraba del municipio la mitad de lo que cobraba un escribano, lo que es un dato significativo del escaso interés que tenía esta profesión para el Concejo.

A lo largo de los útimos tres siglos ha habido muchos y muy esforzados enseñantes en la población y, un poco por justicia y otro poco por admiración, la Fundación publica ahora en edición digital una historia de Urueña redactada en los años 20 del siglo pasado por el entonces maestro de niños Juan Sánchez López.



Puede descargarse gratuitamente
en formato PDF - 9,8MB

En uno de los primeros Parpalacios publicamos hace años un Extracto de las anotaciones del maestro de niños de urueña (1965) en las que podíamos leer algunas líneas que podrían servir de complemento al texto que ahora publicamos:

...Urueña no tiene más que un arroyo o regato que discurre por todo el valle en dirección E.S.O. para desembocar en el río Sequillo. En este valle, al sur del pueblo y a medio kilómetro del mismo, existe una fuente muy abundante que es la que surte de aguas a la población. Hace algunos años se acometió la subida de aguas por el Instituto Nacional de Colonización, construyéndose un gran depósito y dos fuentes en el pueblo y evitando así el penoso trabajo que suponía para las mujeres tenerla que subir por una cuesta aguda pendiente, en cántaros y otros recipientes.

GANADERIA. Posee una abundante ganadería lanar, ya que cuenta con unas 3.500 cabezas, unas 100 cabras y ganado mular suficiente para las labores agrícolas.

INDUSTRIA. La industria se reduce a la elaboración de vinos en pequeñas cantidades, pues solamente hay unas cien hectáreas de viñedo; un rudimentario alambique para la elaboración de aguardiente; elaboración de pan; queso y un taller de carpintería y herrería.

COMERCIO. Lo constituye la venta de los productos de la agricultura, ganadería y de los montes (de éstos corteza para el curtido de pieles, leña, carbón y cisco). También existe un regular comercio de manzanilla aunque esta planta no se da en el término.

MINERIA. Existen en el páramo restos de canteras abandonadas de las que sacarían las piedras para las murallas y otros edificios del pueblo. El terreno es en parte calizo y otra silíceo, pero no posee riqueza para su explotación.

VIAS DE COMUNICACION. Son escasas, deficientes y difíciles por la situación del pueblo... Hay un servicio de automóviles a Valladolid y Medina de Rioseco que partiendo de San Pedro de Latarce pasa por el pueblo. El servicio de correos se hace por peatón a la inmediata estafeta de Villardefrades. El teléfono funciona desde hace pocos años, lo que ha venido a poner un gran remedio al aislamiento de esta Villa.

...AFUERAS DEL PUEBLO. Pocos pueblos gozan de la perspectiva de éste, abarcando la vista desde su altura muchos pueblos que le rodean. Desde sus murallas y hacia el S.O. y N. se ven grandes extensiones de terreno llano, como un verdadero mar contemplado desde la cubierta de un gran barco. El panorama es impresionante y bellísimo, haciendo de Urueña un verdadero balcón o atalaya abierta hasta las tierras zamoranas y leonesas. Como nota curiosa, desde la llamada Puerta de la Villa se divisa a lo lejos, en días despejados, la torre del pueblo zamorano de Fuentesecas y desde esta puerta se puede ver, el día de san Ildefonso (23 de enero), ocultarse el sol exactamente detrás de dicha torre, quedando ésta por unos momentos en medio del disco solar. Este mismo espectáculo se observa hacia el 16 de noviembre.

...Macías Picavea hace transcurrir en Urueña la acción de su novela «La Tierra de Campos». Recientemente, y después del año a que se refieren estas notas, otro distinguido hijo de Urueña, Angel Lera de Isla, maestro Nacional, escritor y periodista, ha tenido también un pequeño recuerdo para su pueblo en la novela «La tierra pegada a los zapatos»...

El término municipal es de sus modestos y laboriosos vecinos pues hace algún tiempo se ha vendido el gran patrimonio del Conde de Isla, deudo del Conde de Campomanes e individuo del Consejo de Castilla. En la actualidad, como toda la Región, va perdiendo importancia. Los habitantes de Urueña emigran, desaparecen. Ante esa realidad su aire dramático sobrecoge y ofusca. ¿Cuál será su porvenir? Se habla por doquier de repoblación, de riegos, de concentración parcelaria y una nueva luz hace renacer la perdida esperanza... Hoy Urueña no conserva nada de su antigua fama a excepción de las ruinas de su fortaleza y muralla que están llamadas a desaparecer en tiempo no lejano. Merece este pueblo la cuidadosa atención de los estudiosos y del Estado, para protegerlo debidamente reconociéndole su rango y sus extraordinarios relieve e interés histórico-artístico.

...Después de escritas las notas anteriores se está procediendo por Bellas Artes a la reparación y reconstrucción de gran parte de las murallas y torreones de la fortaleza. ¿Espera a Urueña un gran porvenir turístico?


Como se podrá comprobar, el interés y la preocupación de los maestros por la población en la que vivieron ayuda a comprender mejor sus desvelos y nos obliga a un reconocimiento necesario de su trabajo y sus inquietudes.