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13-02-2015

El juego de la vida

Exposición de Pedro Reyes en el CAB de Burgos, con música de Joaquín Díaz


Enlace al CAB de Burgos >


Los juegos de casillas parecidos al de la Oca pertenecen a ese tipo de diversiones que son una metáfora de la vida en sociedad y de la comunicación a través de relatos: tienen un principio y un fin, están presentes los animales y la naturaleza, son frecuentes los obstáculos (peligro de no poder movernos, suerte o desgracia) y sobre todo representan el viaje laberíntico de la existencia con sus variantes imprevisibles.


La antigüedad de juegos similares está muy documentada y, hasta que aparecen algunos tableros en Italia en el siglo XVI que difunden el nombre actual de la Oca, muchos escritos parecen asimilar los juegos de este tipo al Camino de Santiago, a los Templarios y a otras fuentes esotéricas como el Tarot, pero también a divertimentos como la lotería (recordemos el auca del sol y de la luna) o los tableros franceses e italianos del mochuelo. “Auca” es palabra que designa en catalán a la oca y a la lechuza u “oliba” (así llamada porque decían que robaba el aceite de las lámparas de las iglesias), pero también a los pliegos de aleluyas, comienzo de las loterías y juegos de la oca en España y América.


Basado aparentemente en la suerte de dos dados, el juego pretendía ser un remedo del propio camino de la vida y sus obstáculos, representados por 63 casillas cuyo número no era arbitrario. Las teorías Hipocráticas, que tuvieron muchos seguidores, dividían la existencia del ser humano en el mundo en nueve períodos de siete años cada uno. En esos períodos se iban produciendo determinados hechos (dentición, pubertad, madurez, crisis) que en el juego quedaban representados por diversas figuras (generalmente las mismas en todos los países donde el juego se difundió) que retrasaban, entorpecían o favorecían el recorrido. La llegada al número final suponía un éxito y una combinación de habilidad y suerte.


Hasta llegar al modelo actual, sin embargo, el juego tomó elementos de diferentes fórmulas que le aportaron caracteres diversos.


Basado en la idea de la vida como juego y como recorrido, el artista mexicano Pedro Reyes (http://www.pedroreyes.net) ha preparado una exposición en el Centro de Arte de Burgos CAB. Reyes ha convertido la sala del museo en un espacio de juego. Una estructura en espiral a manera de un gran tablero recuerda al Juego de la Oca, con 63 casillas o viñetas para las que Joaquín Díaz ha grabado 63 canciones que se pueden escuchar en un doble vinilo editado por el CAB que se puede adquirir en el Museo al precio de 15 euros.