LA ERA DEL BIEN Y DEL MAL

Los sacramentos en general



Lámina dividida en tres franjas: superior, central e inferior; ésta última subdividida en seis cuadros de diverso tamaño.

Comienza en la colección de láminas la parte quinta: sacramentos (10 láminas).

1. La franja superior representa el cielo. Con ello se ha querido conectar a los sacramentos con la gracia de Dios. Y aunque el intento sea válido, cosa distinta es que se haya acertado. Santos y ángeles, a un lado y a otro, enmarcan una especie de cerco o mandorla en cuyo interior está situada la Trinidad, acompañada de María. Iconográficamente, la mandorla separaba la divinidad —en su interior— de todo lo que no era divino. Aquí no se cumple esa regla. Hay que recordar la lámina 22, sobre la vida eterna, en que aparecía el equívoco de la Trinidad o de la cuaternidad. Y también la lámina 27, donde aparece María como comunicadora de la gracia salvadora, y donde no está representado Dios en modo alguno. Y, finalmente, la lámina anterior, 50, con la discutible figura de María como introductora en la gloria.

En la lámina actual, el equívoco subsiste, pese al nivel ligeramente inferior de María. Y lo refuerza aún más el deseo de exaltación católica, que acusa la frase al pie: “El cielo de donde procede por Cristo y por María, el río de las gracias”.

2. La escena segunda (¿unida o separada por unas nubes?) presenta un torrente que simboliza la gracia divina, que fluye abundantemente a los hombres, y se canaliza por medio de siete fuentes, alusivas a los siete sacramentos. Sobre cada una de esas fuentes —a modo de blasón— aparecen unos símbolos que tratan de evocar el sacramento respectivo. Por si esto no fuera suficiente, junto a cada chorro de agua hay una escena que podría ser una representación de cada uno, en parte simbólica, y en parte realista:

— Una madre acerca a un niño pequeño a la primera fuente: bautismo.

— Unos niños mayores beben y se fortalecen de la segunda fuente: confirmación.

— Una niña bebe de la fuente tercera: eucaristía.

— Un sacerdote perdona a un pecador humillado junto a la cuarta fuente: penitencia.

— Una matrona ayuda a un enfermo en la quinta fuente: unción de enfermos.

— Un sacerdote hace participar a otro, arrodillado, de la sexta fuente: orden.

— Dos personas, hombre y mujer, unidos al lado de la séptima fuente: matrimonio.

3. La franja última contiene seis escenas: una grande, a la izquierda, marcadamente espaciada de las otras cinco. La primera escena quiere presentar los sacramentos de “muertos”, que no presuponen el estado de gracia para recibirlos: de ahí las dos muestras del bautismo, a la izquierda, y de la penitencia, a la derecha; en medio, la imagen del diablo, que domina la escena, porque está presente el pecado.

Las otras cinco representaciones, pequeñas, recuerdan el momento central o más expresivo de la celebración de cada uno de los sacramentos llamados de “vivos”, que deben recibirse en estado de gracia y amistad con Dios, sin pecado; son los sacramentos de confirmación, eucaristía, unción de enfermos, orden y matrimonio.

Luis Resines













Exposición